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CINCO AÑOS DESPUÉS EN NEW YORK.

—¡Levana, mueve tu cabello!

Kim Jim hace maravillas con su cámara mientras hago lo que me pide, mis ojos se cierran por el flash y sonrió. Una de las personas con la luz me apunta y siento la luz en mis ojos.

He tenido la suerte de volver a trabajar con Kim después de cinco años, quizás un poco más, esta campaña es una de las más importantes antes de ir a Milán y París, en poco tiempo comenzará la semana de la moda donde podré modelar para varias marcas reconocidas a nivel mundial.

—Una más.—dice Kim.

Retocan mi maquillaje mientras él ve algo en las pantallas, agradezco a todos cuando terminan su trabajo y volvemos a empezar.

Una. Dos. Tres. Pierdo la cuenta de las veces que el flash ha estado pegando en mi rostro y más las luces por todo el set.

Media hora después estoy fuera, me he tomado el tiempo de quitarme todo el maquillaje y cambiado de ropa por la mía normal, salí del vestidor despidiéndome de todos los que trabajan a mi lado, una de las cosas que he aprendido estos años es a ser agradecida con las personas sobretodo porque la agencia es como mi segundo hogar, después de la escuela de modelaje y mi casa en el centro.

Conduje por las avenidas hasta el edifico donde vive Lucas, mi gran y único amigo en toda la gran manzana. Saludando al guardia y subí hasta su piso. Al ser médico, uno de los mejores en la ciudad, tiene un buen sueldo y no está tan lejos de mi edificio, ambos tenemos vista a central Park y es fantástico. Paso más tiempo aquí que en cualquier otro lugar incluida mi casa.

Toque la puerta un par de veces, se me han olvidado las llaves, segundos después él me abre sonriendo, lleva puesta su bata de doctor lo que me dice que recién llega del trabajo, eso y que se le nota la cara de cansancio.

—Hola, Doc.—dije dándole un beso en la mejilla—¿Cómo estás?—pregunté dejando mi bolsa en el sofá, él cierra la puerta y me sigue.

—Cansado, doble turno, aquello no me gusta.

—Tomate unas vacaciones.—le guiño un ojo, voy a la cocina por un vaso de agua cuando un par de pasitos me hacen sonreír.

—¡Mami!—grita mi pequeño abrazándome por la cintura.

Me pongo a su altura sujetándolo en mis brazos.

—Hola, mi amor.—beso su mejilla rosada—¿Cómo has estado? ¿Te portaste bien con papá Lucas?

Sujeto a mi hombre grande de cuatro años en mis piernas sentándome con él en el sofá, Lucas nos sonríe.

—Me llevo al hospital y me dio una paleta.—dice balbuceando.

Bese su cabeza cubierta por ese cabello negro como la noche, mi pequeño es un hombre precioso. Después de unos segundos se baja de mi regazo para ir hasta su habitación a jugar.

—¿Se portó bien?—le pregunto a Lucas.

—Más que bien, por eso iremos al parque en la tarde.

Asentí.

—¿Has notado algo raro en él?

Jack nació prematuro, he leído que los niños que vienen al mundo ante de tiempo vienen con complicaciones, por eso me preocupo mucho por él.