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Las semanas han pasado rápido, el show en Milán fue un éxito y también todo había salido como se esperaba en París. Cuando menos lo pensé ya estaba haciendo maletas y rentando mi departamento para irme de la gran manzana, había dicho que sí y dijeron que después de las semanas de trabajo más importantes en mi vida me querían en Los Ángeles para comenzar con mi trabajo. Mamá y Sam habían venido unos días antes para llevarse a Jack, así yo estaría más tranquila organizando todo y menos ocupada ya que estando mi hijo aquí solo tengo ojos para él. Lucas también ha comenzado a arreglar todos su asuntos para poder irnos juntos.

Terminé de hacer mis cinco maletas, mire por última vez mi hogar y cerré la puerta, abajo esta un auto esperando por mí para llevarme al aeropuerto, Lucas esta dentro del auto viajando ligero como siempre.

Cuando llegamos al aeropuerto me quedo anonadada, pensé que iríamos en un vuelo comercial pero apenas di mi nombre nos dirigieron a una sala especial y posteriormente nos indicaron que ya todo estaba listo para despegar, hay un jet esperando por nosotros.

—¿Un jet?—me susurra Lucas—¿Quienes somos? ¿Los secretarios del presidente?

Me encogo de hombros subiendo las escaleras, dentro es aún más lujoso que el exterior, tomo asiento a un lado en la ventana y Lucas al frente de mí, nos abrochamos el cinturón mientras nos ofrecen bocadillos y una copa de champán.

—Jamás había viajado en uno de estos.—le dije a Lucas—Es un sentimiento extraño.

—Sí, es demasiado lujoso, ¿qué tipo de empresa es?

No respondo, sabía que la empresa mandaría por mí pero jamás pensé que sería en un jet tan hermoso como este.

—Hablando de sensaciones, ¿recuerdas tu parto?

Sonrío mordiendo mi labio inferior, fue un día muy emotivo, también un día horrible, no era el momento para que mi hijo naciera pero también estaba feliz por tenerlo en mis brazos.

—Cállate.—dije riendo.

Lucas comenzó a ojear unas revistas de moda mientras reviso algunos dibujos que llevo siempre conmigo en un portafolios.

—Que buenas fotos, Lev.—dice mostrando una mía en Versace.

Mis mejillas se tornan rosadas, aún me da pena cuando me muestran una foto mía, al ser modelo también me llegan muchas cosas lindas, algunas no tanto pero lo sabemos manejar, por eso llevo cinco maletas conmigo.

Horas más tarde estábamos aterrizando en Los Ángeles, y todos mis miedos e inseguridades volvieron al poner un pie en el suelo, me digo mentalmente que la ciudad es gigante y nada puede ocurrir, tampoco dejaré que me golpeé como en el pasado lo hicieron conmigo.

Mamá y Sam están en el aeropuerto esperando por nosotros, los visualice a ellos y dos personas de espaldas que cuando se dieron la vuelta mi corazón latió con fuerza, son mis mejores amigos, Ed y Marina están aquí sonriéndome y abriendo sus brazos para darme un abrazo.

—¡Estás hermosa!—dice Marina dándome un beso en la mejilla.

—Mírate tú.—digo sonriendo—Me encanta como te ves de rubia. Y tú mi rubio favorito, que hermoso te ves.—le digo a Ed quien me abraza fuerte.

HER ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora