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30 FINAL

Siento un ligero roce en mi mejilla, abro los ojos encontrándome un par de pozos brillantes mirándome con puro y magnífico amor.

—Buenos días, mi hermosa.—dice mi hombre sonriente.

—Buenos días, amor.—respondo dándole un pequeño beso en la punta de su nariz.

—Mi amor, ¿sabes que días es hoy?

Digo que no con la cabeza, aunque sé que día es hoy quiero que él me lo diga porque quiero que lo recuerde para siempre, me da una mordida en la mejilla y después muy sonriente me da un beso.

—Vamos, amor, recuerda lo que hemos vivido estos últimos días.—dice él.

—Uhmm, recuerdo haber vuelto.—acaricio su mejilla.—Las veces que me has hecho tu mujer, las veces que me dices que me amas.—siento una de sus manos baja por mi abdomen.—También recuerdo tus labios besando mi boca...

Dejo escapar un gemido de mis labios, siento un calor entrando en mi sistema y él me sigue viendo con una sonrisa burlona en su cara.

—Continúa, amor, ¿qué más recuerdas?—insiste.

Muerdo mi labio inferior un poco fuerte.

—¿Sabes?—me mira atento sin dejar de acariciar mi abdomen bajando—Me encanta cuando te pones así.

—¿De verdad?—termina de bajar su mano hasta mi intimidad, comienza a brindarme caricias con sus dedos, inclinándose a besarme para callar mis gemidos.

Asiento incapaz de decir una palabra, siento sus dedos entrar en mi interior, me sigue besando, baja sus besos a mis pechos dejando una línea de ellos por toda la zona. Se pone encima de mí, sacándome sus dedos y me mira, ¿me va a dejar así? Lo voy a odiar por toda la...

—Oh—gimo involuntariamente cuando siento su miembro hundirse entre mis plieges.

Él sonríe al ver mi asombro, pone mis brazos por encima de mi cabeza para que no pueda tocarlo, trato de respirar pero me es imposible ahora, Lucas entra con fuerza y sale, hace eso unas cuantas veces haciendo que mi cuerpo se mueva de una manera brusca, me duele pero me encanta la sensación. Me besa, mete su lengua en mi garganta y vuelve a salir, me deja de besar y me vuelve a embestir.

<<Esta siendo salvaje, Dios.>>

Es tan primitivo, es tan fuerte, es tan candente y apasionado, estoy amando su manera de hacerme el ahora justamente ahora.

—Dime que más te dije, Lev.—dice torturandome, se queda dentro de mí, aprovecho para apretarlo fuerte y muerdo su labio inferior un poco fuerte.

—Me dijiste que me amabas.—jadeo—Y también me propusiste matrimonio.—él sale.

—¿Y qué día es hoy?—vuelve a entrar con fuerza haciendo que mis pechos reboten.

Vuelvo a jadear, enredando mis piernas en su cadera para que no vuelva a salir de mí, no podré soportarlo más.

—Hoy me convertiré en tu mujer.—digo con voz ahogada.

Mi hombre sonríe satisfecho, comienza a moverse rápido para darme mi ansiada liberación, para llegar a la de él también, el orgasmo nos llega más rápido de lo esperado, me da un beso aflojando mis muñecas y me atrae a su pecho, apenas me había fijado que está amaneciendo, acaricia mi cabello con sus dedos, mis ojos se estan cerrando del cansancio, una de sus manos va a mi espalda brindandome caricias.