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El último diseño ya estaba terminado, era sumamente extravagante, le encantaba. Sin dudas el negro con plateado combinaban a la perfección, dándole un toque no tan tosco como lo haría el dorado. Su compañera aplaudió asombrada por el resultado, siempre lo hacía cuando él terminaba las prendas.

— De verdad eres asombroso. — Comentó con emoción la muchacha. — Deberías volverte diseñador por tu cuenta, siento que la empresa te quita mucho mérito.

— No digas esas cosas, estoy felíz de trabajar aquí, siempre fue mi sueño.— Contrarrestó Lee.

Ese día vendrían los modelos que participarían en el desfile, así que tuvo que terminar su trabajo lo antes posible. Fue algo extraño el proceso, pues las medidas las tomó alguien ajeno a los diseñadores. Era algo que ninguno estaba acostumbrado a ver, pero les habían comentado que era por la falta de horarios de los modelos.

El estudio estaba muy alterado, todos estaban con el corazón en la garganta por la falta de tiempo. Habían retazos de tela y alfileres por todo el suelo, se escuchaban suspiros agotados y de frustración, muy típico del ambiente. Parecía una jungla a los ojos de Felix, quien estaba acostumbrado a trabajar en soledad por las noches cuando todo estaba en silencio.

Al no tener algo más para hacer, el australiano se dispuso ayudar a sus compañeros. Ya había terminado todo, así que por aburrimiento hacía de ayudante. Corría de acá para allá, llevando pequeñas gemas y mostacillas de todos los colores posibles.

Amaba su trabajo aunque a veces fuera agotador. Era lo que siempre quiso, y que en su momento no se podía dar el gusto.

— Lix ¿Me podrías alcanzar la tijera?— Preguntó Seungmin a su lado.

El pecoso fue a buscar el objeto con rapidez y se lo entregó a tiempo. Kim tenía que cortar algunos hilos sueltos, cosa que hizo a tiempo, pues el director ya estaba abriendo la puerta del estudio.

— Buenos días.— Habló alto el señor. — Veo que algunos les falta un poco, por suerte sus modelos tardarán un poco.

Los que faltaban suspiraron algo aliviados y siguieron con su trabajo. Mientras tanto, los que terminaron se quedaron escuchando las palabras del director de la empresa.

Muy pocos modelos se acercaron al espacio, saludando con profesionalidad y grandes sonrisas. De a poco fueron guiados a cada uno de los modistas, quienes les dieron una breve bienvenida antes de pedirles que se probaran las prendas.

Al parecer, Felix no corrió mucha suerte, su modelo había faltado. Suspiró algo desalentado y se sentó en una de las bancas a revisar su celular. No había nada interesante en sus redes, cosa lo hizo abrir la tan aclamada aplicación que descargó su amigo.

El chat de Chris seguía igual, quizás estaba trabajando y por eso no pudo enviarle los buenos días. De igual manera no importaba, según Lee solo era una distracción y pérdida de tiempo. A pesar de que le cayó muy bien éstos últimos días, no se sentía muy confiado en seguirle los juegos.

— Lix.— Llamó una pelirroja. — Llegó tu modelo.

— Bueno. — Dijo sin importancia, dejando su celular en el bolsillo de su pantalón.

Dos horas tarde había llegado el sujeto, y recién ahora estaba dirigiéndose al estudio. Sentía que ya lo odiaba, pues le estaba haciendo perder el tiempo, y Felix no era muy paciente.

Se quedó mirando las prendas, sintiéndose orgulloso de su gran y hermoso trabajo. Tenía mucha autoestima cuando se trataba de sus elaborados diseños.

Por otro lado, Christopher corría por los pasillos de aquél lugar, se había quedado tiempo extra terminando su sesión de fotos que había olvidado completamente que tenía que hacer otras cosas.

Saludó a las apuradas a los encargados y les pidió que avisaran que ya se encontraba allí. Seguro lo matarían por llegar tan tarde, pero mínimo había llegado. Tenía todo su maquillaje corrido, dejándole una apariencia irreconocible.

— Oh, aquí estás.— Habló el señor tranquilo. — El rubio de allí te está esperando hace rato, vé rápido que no tiene mucha paciencia. — Su tono era algo divertido, pues había visto al mencionado soltar pequeños insultos en voz baja.

— Muchas gracias por esta oportunidad.— Dijo emocionado Bang.— Hace rato estuve viendo los diseños de sus modistas, de verdad se nota que les apasionan lo que hacen.

Luego de ello, se dispuso a buscar la cabellera rubia de quien le habían hablado, pero el problema es que habían vários muchachos con el cabello de ese tono. Chris suspiró algo irritado, debería encontrar al modista rápido antes de que lo mande a la mierda.

Miró a cada uno de ellos, pero el pequeño que estaba de espaldas llamó mucho su atención. Le recordaba a Felix, el chico que le gustaba cuando era adolescente, su contextura delicada y movimientos suaves. Sin pensarlo mucho decidió acercarse, sintiendo las miradas curiosas por su peculiar maquillaje.

— Disculpa ¿Tu eres el modista Lee? — Preguntó con algo de vergüenza, no había tenido mucho tiempo para averiguar quien era.

El pecoso se dió media vuelta, soltando una pequeña risa al ver su aspecto. El delineado se encontraba corrido, y lo que se supone que eran tatuajes falsos parecían manchas sin sentido.

— No lo sé ¿Acaso no te dijieron quien era?

El alto quedó sorprendido al saber que tendría que trabajar con él. Su corazón palpitaba descontrolado, poniendo sus pelos de punta cono un gato asustado.

Felix solo lo miró incrédulo ya sin una pisca de paciencia. Estuvo todo el día esperando por el modelo, y ahora no siquiera se movía ni preguntaba lo de debía hacer. Se suponía que era un profesional, no un loco asustadizo.

— Ponte el que tiene el saco rojo primero, dime si te queda o tengo que agrandarlo. — Ordenó con desinterés. — ¿Me escuchas? Ese, el del saco rojo.— Repitió molesto señalando el conjunto. — Rápido.

— Uh, lo siento.— Logró decir con una sonrisa.

Había cambiado mucho su personalidad, ya ni lo reconocía. De ser un niño cariñoso y paciente, pasó a ser un adulto amargado y gruñón. No le molestaba en absoluto, sabiendo que se trataba del pequeño no le importaba, siempre sentiría lo mismo.

Se dirigió a los vestidores con el conjunto, muy bonito a ojos de cualquiera, aún más para el mayor. Había un problema, más que nada en el saco, pues sus anchos hombros no cabían allí.

— Uhm, Felix.— Llamó con vergüenza, siempre odió esa parte de su cuerpo.

Escuchó los pasos fuertes del rubio, que en menos de un segundo se encontraba asomando su cabeza por las telas que cubrían el vestidor.

— ¿Qué? — Se quedó pensando un poco, Lee no recordaba haberse presentado. — ¿Cómo sabes mi nombre?

— Solo lo supuse.— Respondió nervioso.

— No me importa, ahora ¿Dime que sucede?

— El saco me queda algo pequeño de los hombros. — Comentó.

El pecoso desapareció de escena, dejándolo algo confundido, pero luego volvió aparecer con una cinta métrica. Con apuro tomó medida de su torso, cosa que dejó sin respiración a Bang.

Lo tenía tan cerca que sentía que iba a fallecer. Se veía muy bonito concentrado en su trabajo, frunciendo su ceño con atención. Su piel ardía al tacto que inconscientemente daba Felix con su mano, pero debía mantenerse como un profesional, no debía ceder ante tal tentación.

— Cinco centímetros más.— Susurró para luego irse.

Por fin el modelo pudo suspirar, dejando de lado su imaginación tan fuera de lugar. Siempre había fantaseado con tener algo con el muchacho, de poder besarlo y sentirlo al menos una vez, pero solo eran cosas que sucedían en sus retorcidos sueños, no en la realidad.

Tenía una oportunidad, lo sabía. El hecho de trabajar con él y hablar desde la aplicación, le daba una ventaja a poder intentar enamorarlo, pero tenía que tener algo bien planeado, y esas cosas no iban con Chris.

"Que suceda lo que el destino me tenga preparado" Pensó algo triste, sin saber que quizás el destino jugaría a su favor.

Cyber Lover 〃ChanLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora