Cyber Lover 〃ChanLix

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Pasaron varios días del desfile, Felix estaba alegre de tener tiempo libre junto a Chan. A veces lo acompañaba a sus sesiones fotográficas, muchas otras salían a cenar en algún restaurante.

Todo estaba yendo bien, pero Lee notó algo extraño. Últimamente se lo veía algo triste a Bang, como si quisiera sacarse algo de la cabeza. Quería saber lo que le sucedía, necesitaba dejarle en claro que podía contar con él para cualquier cosa aunque todavía no fueran una pareja oficial.

Ese día se encontraba en su casa, por suerte había decidido quedarse por algunas semanas. Christopher preparaba el almuerzo a la vez que tarareaba alguna canción que el menor no reconocía, pero era lo de menos.

— Channie — Llamó el rubio dándole un tierno abrazo por la espalda — Necesitamos hablar.

— Espera que termino de preparar los fideos y voy — Respondió cariñoso como ya era costumbre.

El menor le hizo caso, así que para matar el tiempo comenzó a preparar la mesa. Se notaba que la casa era de un soltero pues solo tenía tres vasos, unos pocos platos y un pequeño set de cubiertos. La mesa era pequeña, como para dos personas.

Lee por mucho tiempo se preguntó por la familia de Chan, nunca le había comentado sobre ella al contrario de él. Tenía por entendido que no la había pasado muy bien, pensaba que se trataba de mudanzas o algo por el estilo, muy distinto a la cruel realidad.

Al cabo de un rato, el castaño tenía la comida hecha. La verdad es que estaba deliciosa, tenía un aspecto de comercial, muy perfecto.

— ¿Dónde aprendiste a cocinar? — Preguntó con emoción al terminar todo el contenido.

— Videos de YouTube y algunos consejos de Minho — Rio con nostalgia.

Su manager era el único que sabía todo lo que le había sucedido, fue el que le tuvo mucha paciencia y le enseñó miles de cosas. Lo que se sentía tener un gran amigo y compañero que te esperase después de un largo día.

— Channie, últimamente te veo algo triste ¿Hay algo qué te preocupa? Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea.

— Hay muchas cosas que no te conté — Comenzó en un tono que se fue apagando poco a poco — Yo me escapé de casa cuando estaba en secundaria, mis supuestos padres me trataban muy feo.

— ¿Supuestos?

— Ellos no son los verdaderos, hace relativamente poco me enteré de eso — Respondió triste.

El rubio no quiso poner leña al tema, se notaba que era algo que le dolía de tan solo mencionarlo. Una parte de sí quería ayudarlo, pero otra tenía en cuenta de que quizás no lo dejaría.

— ¿Qué dices de buscar a tu familia? — Preguntó con algo de esperanza.

— No se nada de ellos, solo que son Bang.

— Cuando vivía en Australia habían muchos carteles que buscaban a un bebé — Empezó a relatar, pues Chris puso una mirada atenta — La policía iba cambiando su rostro a medida que pasaba el tiempo, como se vería a tal edad y eso.

— ¿Te crees que podría ser yo? — Preguntó con esperanza.

— Hay una manera de averiguarlo. Mi madre se había interesado en el tema, así que guardó un par de carteles con un número telefónico ¿Quieres probar?

Bang lo pensó, temía de hacer el ridículo con aquella familia. De todas formas terminó aceptando de la emoción, tenía muchas ganas de por fin encontrarse con ellos.

— Oye ¿Cuándo conoceré a tu madre? — Cambió de tema el mayor.

— Si quieres vamos Australia — Bromeó, pero al parecer se lo había tomado a pecho.

— Sacaré los pasajes ahora — Comentó mientras se levantaba de la mesa.

Felix abrió los ojos con sorpresa, yendo detrás del alto con rapidez. Apenas estuvo lo suficientemente cerca, se tiró sobre él.

— Lo decía en broma, tienes muchas entrevistas esta semana.

— Las cancelaré, total no son importantes— Dijo entre risas — De verdad quiero conocer a tu mamá, decirle lo tanto que me encanta su hijo.

Las mejillas de Lee se pusieron color carmín ante la declaración, haciendo que el mayor suelte una pequeña risa.

— Te amo, Lix — Soltó con ternura, dejando un pequeño beso en su frente para luego irse.

Chan se sentó frente a la computadora, y rápidamente sacó los pasajes. No sin antes hablarle a Minho sobre su decisión, por suerte no fue tomada a mal, pues el manager tuvo en cuenta su arduo trabajo de la otra semana.

— Yo también te amo, Channie — Escuchó detrás de sí.

El mayor solo sonrió al sentir su corazón latir desenfrenado.