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Se quedó en la casa por unos días, dejado su corazón a cuidado de Lee. No habían hecho nada más que hablar y reír, evitando a toda costa aquél tema que lo ponía tan sensible, se lo agradecía enormemente. No pensó en decirle todo tan rápido, pero quizás la sinceridad que le otorgó le hizo ganar confianza.

Felix por su parte no quería suponer cosas, pues el tema se veía algo grave por su reacción. Esperaría el tiempo suficiente para que sane de ese dolor, curaría sus heridas cada día.

— Mañana es el desfile — Comentó el rubio con emoción — ¿Quieres quedarte para que vayamos juntos?

— Suena bien, pero hace rato no voy a casa — Respondió avergonzado, el lugar era un desastre para ser sinceros.

Desde la discusión no se había tomado el tiempo de limpiar su hogar, muy al contrario del menor que a pesar de todo se mantenía organizado. Sabía que era un loco del orden, que nada detendría su manía de mantener todo en su lugar.

— Entiendo...

— Mañana estaré lo más temprano posible, lo prometo.

El menor solo le sonrió como respuesta, sabía que no podría estar todo el tiempo pegado a él. Por mucho que haya extrañado sus caricias, tenía que volver a la realidad y seguir con su trabajo.

— Cambiando de tema, Minho últimamente está muy desconectado, me deja cancelar mis sesiones — Comentó extrañado.

— Quizás pasa mucho tiempo con Jisung, ahora que son muy buenos amigos.

Era la verdad, ellos solo mantenían una bonita amistad pues Han no estaba muy interesado en tener pareja. Últimamente no tuvo encuentros con otros hombres, solo se la pasaba en casa del manager viendo telenovelas de antaño.

— A él le sigue gustando, pero tiene claro que no quiere una relación — Dijo Bang con tranquilidad — Siento que se hace mucho daño, pero no soy quien para juzgar que cosas hace.

Pasaron toda la tarde entre charlas y risas, hasta que llegó el momento que el castaño debía volver a casa. Se despidieron con un dulce beso, él volviendo a repetir que se verían en el desfile.

Chan manejó hasta su hogar con una sonrisa, recordando las tiernas palabras que Lee soltaba entre sueños. Por fin estaban en algo, tenía ya por sabido que ambos sentían lo mismo.

Toda alegría se detuvo cuando divisó a una señora en la puerta de su casa, no lo podía creer. Quería llorar, gritarle que se vaya y lo deje en paz, no quería seguir con aquella tortura.

Bajó del automóvil furioso, con las manos hecha puños. Realmente no la quería ver, no estaba listo para perdonar a la mujer que tanto daño le había hecho.

— ¡Channie, hijo te busqué por cielo y tierra! — Saludó alegre, una total falsa.

— No soy tu hijo — Dijo con rabia, dispuesto abrir la puerta y dejarla afuera.

La mujer lo tomó por el brazo en un intento desesperado de mantenerlo allí, pero el chico se quitó rápido.

— ¿Cómo vas a decir eso, amor? — Preguntó con inocencia, pero no tenía en cuenta que él ya lo sabía todo.

El muchacho no respondió, intentó volver abrir la puerta. No estaba para lidiar con una molestia después de tantos hermosos días que había pasado.

— Hijo, no seas grosero— Demandó como una niña, se veía totalmente patética ante sus ojos.

— ¡Que no soy tu hijo! — Le gritó, estaba dejando salir su furia — ¿Qué no sea grosero? Tu fuiste una mierda conmigo.

Recibió una bofetada, realmente no se esperaba ello. Se suponía que iba arreglar las cosas pero al parecer venía a molestar y gastar su paciencia.

— ¡Te dí todo! Comida, un techo en donde vivir ¡Eres un malagradecido!

— No me diste nada, ni siquiera me buscaste cuando me fuí de casa. Cuando te diste cuenta de todo lo que había logrado me seguiste por mi dinero — Continúo con un tono duro.

Eran obvias sus intenciones, no pensaba darle nada ya que no se lo merecía. Jamás lo trató como un hijo, era su sirviente personal, pero las cosas cambiaron. No volvería con ella, no aguantaría nuevamente sus maltratos.

— Hablemos adentro— Comentó la mujer en un suspiro.

— No entraras a mi casa — Respondió en un gruñido.

Se quedó esperando a que ella se vaya, pero solo seguía allí. Ya no soportaba su presencia, le recordaba a su pasado.

— Vete, por favor — Le pidió tratando de tranquilizarse.

— No me voy a ir — Dijo caprichosa.

— Llamaré a la policía si no te vas — Advirtió, cosa que dió resultados.

La señora bufó, acomodó su bolso en su hombro y se fué a pasos duros. Recién ahí Chan pudo relajarse e ingresar a su hogar. No podía creer lo inmadura que podría llegar a ser, al parecer no había cambiado nada manteniendo su postura.

Hace tiempo dejó de darle importancia, pero cada vez que la veía miles de alarmas se encendían. Estar cerca de esa mujer era todo un martirio, un dolor de cabeza y una punzada a su corazón.

Desde niño pensó que no pertenecía allí, tenía tantas preguntas sin respuesta alguna. Cuando aún vivía con ella, preguntaba, pero solo recibía insultos y golpes, todo parecía enojarle.

Tiempo después, ya siendo un adulto con una vida llena de lujos, decidió investigar a fondo aquellas personas a las que denominó familia. Día y noche encontrando respuestas, no se arrepentía de nada.

Esa mujer no era más que una secuestradora, tenía antecedentes penales graves respecto a la trata. Al parecer iba a terminar en las mismas condiciones que los demás niños si no se decidía a escapar.

— Ella no es mi madre— Repitió en voz alta.

Ni siquiera tenía un apellido acorde, solo se había limitado a dejarlo como estaba, creando una historia totalmente fantasiosa.

Quería saber quien era su verdadera progenitora, necesitaba verla y sentir la calidez que jamás se le fué otorgada. Quería tener una familia de verdad. No le importaba cruzar tierras y mares, solo necesitaba conocerlos, sentir la calidez de una familia.

Esa noche solo lloró recordando todo lo que tuvo que pasar. Esa mujer no se merecía nada de él, le deseaba todas las desgracias posibles en silencio.

Al caer dormido, escuchó el dulce canto de una desconocida muchacha. Sabía que era un sueño, pero por un momento deseó que sea realidad.







Cyber Lover 〃ChanLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora