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Miraba el pecho desnudo de Jungkook. Sus brazos me rodeaban en el sofá.

-¿Comemos?

Miré hacia arriba encontrándome con su mirada clavada en la mía. Asentí despacio perdida en sus grandes y oscuros ojos. Justo en el momento que apartó sus brazos rodé y caí al suelo de boca.

-¿Estás bien?-preguntó riendo.

-Lo torpe se quita, o eso espero-dije levantándome bufando.

Me tiró una camiseta negra suya que sacó de su habitación y me ofreció unos de sus calzones negros. Me metí en la ducha y salí en minutos.

-¡Linda! ¿Te queda mucho?

-¡No!-grité poniéndome la camiseta de gran tamaño.

Me llevé la toalla de un tono rojizo para así poder secarme el pelo. Al salir del baño me quedé paralizada. La gran espalda de Jungkook desnuda, su voz mientras cantaba Love Yourself y el simple hecho de que solo estuviera en boxers merecía quedarse mirando un rato. Me acerqué por detrás y besé su espalda.

-¿Terminas aquí? También debo ducharme-besó mi frente y se dirigió al baño dejándome allí con las verduras y unos filetes de lomo.

Mi pelo seguía empapado, no me había dado tiempo a terminar de secármelo con la toalla bien.

Emplaté la comida y comencé a secarme con rapidez el pelo, al menos hasta que unas manos me frenaron.

-Dame mi toalla-dijo con una pequeña sonrisa.

Se la di sin dudarlo, sonreí nerviosa pensando que él necesitaba la toalla que yo me había llevado. Al parecer no era eso, él me puso sobre la cabeza la toalla y se puso a secarme el pelo. Mi mirada iba al frente, a su pecho descubierto por el cual unas gotas se escurrían.

-Ya estás-besó mis labios castamente y se fue a dejar la toalla al baño.

Yo en cambio puse los platos en la mesa y abrí la nevera a por el agua.

Comimos entre risas hablando de anécdotas, era obvio que las mías eran más entretenidas, no había suelo que no había tocado mi culo o cara ni farola con la que no me había estampado.

-¿Quieres ir a dar una vuelta?-preguntó dejando los platos en la pila.

-¿Una vuelta?

-Una cita para ser exactos-comenzó a fregar sin dirigirme la mirada.

Abracé su cintura y me apoyé en su espalda.

-Me encantaría-dije como una niña pequeña a la que le acababan de invitar a por un helado.

-Eres adorable.

Jungkook se volteó y rodeó mi cintura. Me subió a la mesa y estampó sus labios sobre los míos. Mis brazos inconscientemente fueron a parar en su cuello.

—¿Alguna sugerencia?—pregunté.

...

—¡Jungkook mira!

Un pequeño pez se quedó mirando en mi dirección. Era de un tono morado claro, casi lila.

—Uy, creo que se enamoró tanto como yo—dijo apoyando su cabeza sobre la mía.

—No seas tan cursi, ¡Mira ese!

Un acuario, le comenté casualmente que nunca había ido a uno y allí me encontraba paseando con él rodeada de todo tipo de peces.

—Perdone, ¿nos puede hacer una foto?

El señor se dio la vuelta ante la pregunta de Jungkook y abrió los ojos como platos. Nos miró un par de veces y luego nos pidió un minuto. Jungkook y yo nos miramos algo confusos.

—Extraño—dijo observando junto a mí como el señor corría hacia una chica que aparentaba ser de nuestra edad.

La chica se dio la vuelta y corrió hacia nosotros, dio una vuelta a nuestro alrededor.

—Sí, es mi tipo ideal. Muy bien papá, ya me conoces un poco más.

—¿Podría hacernos una foto?—preguntó mi novio perdiendo su paciencia.

La foto carecía de sentido, yo me encontraba imitando al pez de detrás tanto con la boca como con las manos mientras Jungkook sonreía mirándome aguantando la risa. Luego accedimos a hacer una foto a aquella chica junto a Jungkook, aunque me costó convencerlo; eso fue realmente extraño.

—¿Ahora a dónde?—pregunté al salir del acuario.

Jungkook entrelazó nuestras manos y tiró de mí hacia su preciosa moto de la cual nunca me cansaría.

—¿Quieres cenar fuera?

—Mi tío quiere tener unas palabritas contigo—dije recordando la sonrisilla traviesa que puso cuando me lo dijo.

—¿Hablar de qué?

—Soy como su hija, le entró el complejo de padre.

Jungkook rió y arrancó la moto.

Incómodo, esa era la palabra que describía la situación en la que nos encontrábamos. Como bien me dijo mi tío, traje a Jungkook a cenar para que pudieran charlar. Lo primero que hizo Jungkook cuando mi tío abrió la puerta fue una reverencia y una sonrisa enorme en su rostros, parecida a la situación de cuando vino cuando estuvo lesionado . Mi tío miró de arriba abajo a mi pareja y asintió dejándonos pasar. Hablamos sobre la pequeña cita que tuvimos mientras yo ordenaba lo principal que había por mi habitación. La incomodidad vino cuando nos sentamos a cenar, comencemos con que la comida la hizo Jungkook con mucha ilusión, después comentemos todas las correcciones que decía mi tío sobre como mi novio hacía las cosas y por último su silencio al ver frente a él el plato.

—Jungkook, ¿verdad?

—Sí, señor.

—Yo conocía a tu padre, era un hombre generoso. Éramos de la misma empresa hacía unos años, antes de que él dimitiera.

Silencio absoluto, mi tío siguió masticando la cena como si no hubiera dicho nada en absoluto.

—Eres el mayor, ¿Me equivoco?

—Oh, sí lo soy...

Parecía desanimado y algo tenso, no debió mencionar a sus padres. Acaricié su mano bajo la mesa. Jungkook bajó la mirada.

—Siempre hablaba de lo orgulloso que estaba de ti, que eras una joya honrada que estaba dispuesto a dar todo de él. No creo que estuviera mintiendo—la mirada de Jungkook se alzó al instante igual que la mía—Estuviste al pendiente de mi sobrina, te dedicaste a proteger a mi querida despistada e ingenua familiar hasta el punto de estar literalmente frente a mí como su novio. Tu padre sí que estará hablando de lo bien que creces allá arriba.

Jungkook comenzó a llorar con el tenedor aún pinchado en la cena. Me levanté de la silla, tropezando con una pata, por suerte no caí al suelo. Proseguí a abrazar a Jungkook, este no paraba de agradecer a mi tío por sus palabras.

—Eres un gran chico, no hagas daño a mi sobrina.

The Mess - Jungkook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora