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Tras la cena mi tío ofreció a quedarse a Jungkook. Este aceptó algo avergonzado por haberse echado a llorar en plena cena.

—Pon el lavavajillas, hay ropa que tender y no olvides recoger mañana mi traje de la tintorería—dijo alejándose por el pasillo mi tío.

—No me termina de agradar, te menosprecia.

Empujé a Jungkook por lo que acababa de decir. Mi hermana también decía lo mismo, y me había costado años en darme cuenta de ello pero, vivo allí por lo que tampoco tenía derecho a quejarme. Me acerqué a la pila y comencé a meter los platos en el lavavajillas.

—Iré a llamar a Jaehyung un momento—dijo dirigiéndose a mi habitación.

Terminé de meter todo en su sitio y entré a mi habitación suspirando por el cansancio. Estaba todo oscuro, lo que me pareció raro. Lo siguiente que ocurrió es que tropecé y rodé por el suelo causando la risa de una figura cerca de la ventana.

—Pensé que encenderías la luz antes de entrar, veo que no—dijo riendo tras iluminar la habitación.

—¡No hace gracia!

—¿Como que no?—se acercó y me abrazó en contra de mi voluntad—Eres adorable.

Besó mi frente antes de sugerir ir a dormir ya que estaba realmente exhausto.

Estaba en clase, Haly hablaba sin parar de una serie a Yaeyoon. Seguía pidiéndome personas cada dos frases que me decía y desgraciadamente yo también me disculpa cada vez que lo veía oportuno.

—¿Cómo vas con Jungkook?—preguntó Haly cuando sonó el timbre.

—Muy bien, es lindo—dije algo incómoda por la pregunta.

—¡April!

Dirigí mi mirada a la puerta encontrando a Jungkook completamente distinto. Su cabello estaba despeinado y algo mojado, tenía la ropa de educación física por lo que iba con una camiseta blanca semitransparente que en este caso se adhería al estar algo sudado. Parecía haber corrido por au respiración agitada.

—Dios santo, te debe de estar provocando—dijo Yaeyoon

Si ese era su propósito, lo había conseguido por completo. Él sonrió tiernamente en mi dirección esperando a que fuera con él. Terminé de recoger mis cosas y fui con él dejando la mochila en la mesa.

—¿Tuviste educación física?—pregunté mirando descaradamente los abdominales ligeramente transparentados.

—Sí, corrí como un degenerado—comenzó a andar en dirección a la cafetería— Estaba haciendo una carrera con Yeonjun, gané por poco; él tiene las piernas demasiado largas.

—No vuelvas a venir así—dije parando en seco en el vacío pasillo.

Jungkook se dio la vuelta confuso. En general era una persona inocente, torpe e ilusa, pero mis hormonas seguían teniendo su huequito en mi mente lo suficientemente grande como para cegarme en situaciones como esa.

No dudé en abrir la puerta de nuestra derecha, parecía ser una de las aulas que usaba con mi hermana para conversar de vez en cuando, por ello estaría vacía en la hora del recreo. Jungkook me siguió interrogante por mi dramática actitud.

En cuento entró me di la vuelta y de un salto me subí sobre él. Sus manos me sujetaban con fuerza, podía sentir sus dedos hundirse prácticamente en mi trasero.

—¿Por qué me miras así?

Lujuria se queda corto. Estampé mis labios contra los suyos en un excitante beso que provocó algún gruñido y gemido de ambas partes. Me llevó a la mesa del profesor sin romper el beso que ahora era con lengua. Me sentó sobre esta dejando sus manos a ambos lados de mis piernas.

The Mess - Jungkook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora