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Pensaba correr a contarle a mi hermana sobre aquella cita pendiente con Kim Haesoul, realmente estaba emocionada por saber que de verdad alguien veía algo bueno en mi persona a parte de aquellas risas que era capaz de provocar por accidente. Siendo sinceros había veces que las risas me incomodaban, que se rieran siempre por tu torpeza era humillante ; me dejaba en ridículo yo sola. Sabía que no lo hacían a propósito, pero a veces me gustaría que me ayudaran en vez de reírse en mi cara.

—¡April!

Me di la vuelta confusa, de nuevo una voz llamando mi nombre. Me giré sorprendiéndome al ver a Jungkook tras de mí andando a paso rápido. Sus manos estaban metidas en aquellos vaqueros rotos negros, su camiseta negra tenía unas palabras en japonés que por obvias razones no sabía leer, llevaba unas botas negras altas con varios toques metálicos...las quería también.

—¿Vas a la cafetería?

Qué casual, hablaba como si fuéramos amigos íntimos y no le hubiera provocado una gran perdida de neuronas por la caída libre de mi libro.

—La verdad, no...

—Ven conmigo, debes agradecerme un par de cosas—dijo agarrando mi muñeca y tirando de mí hacia la cafetería.

Miré su mano agarrando con fuerza mi pequeña muñeca, tenía marcadas las venas y se me hacía atractivo ese hecho tan simple.

—¿Me comprarías unas galletas y un café?—preguntó abriendo la puerta—Por compensación del libro y agradecimiento del tabaco.

Asentí lentamente embobada con aquella sonrisa amplia. Aceleró el paso a la fila para pedir.

—¿Te llevas bien con tu hermana?

Asentí lentamente, era algo incómoda su presencia, aunque parecía que era solo para mí.

—Yo tengo un hermano pequeño, vive con mis abuelos en Busan—dijo sonriendo nostálgico a algún lugar de las losas del suelo.

—¿Menor? ¿Cuánto?—pregunté curiosa.

—Tiene quince—dijo avanzando en la cola.

Un año menor que yo, y él era dos años mayor que yo...¿Estaba mal pensar en la posibilidad de salir con su hermano pequeño?

—Mi hermana me lleva nueve años—dije buscando la cartera, sabía que la tenía en algún lugar.

—Me he fijado en lo despistada que eres—dijo riendo al verme besar la cartera que acababa de sacar del bolsillo derecho.

—Lo soy, es cosa de familia. Mi padre también era así...espero que no sea un invento de la abuela para hacerme sentir mejor.

Jungkook rió más fuerte llamando la atención de los que estaban a menos de cinco metros de nosotros. Avergonzada me acerqué a pedir ya que era nuestro turno.

—La pequeña April, ¿qué necesitas?

—Galletas, esas—señalé las kookies de un lateral—y dos cafés—miré a Jungkook, este estaba despistado mandando un mensaje—Un americano y un capuchino frío.

—Marchando.

Agarré la bandeja y anduve tras Jungkook hasta una mesa libre apartada de todos los demás, en una esquina cerca de un gran ventanal.

—Americano—miré nerviosa al chico frente a mí—¿Cómo supiste que me gustaba?

—A los coreanos os suele gustar.

—Es obvio que no eres coreana, ¿puedo preguntar de dónde eres?

Sonreí dejando la taza de café en la mesa.

The Mess - Jungkook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora