Epílogo

3.3K 218 58
                                    

—¿Nombre?

El señor esperaba a que respondiera para apuntar el nombre en el vaso.

—Jeon Eva—dije buscando en el bolso la cartera sacando por accidente una caja de tabaco.

El idiota de Jungkook me lo había metido antes de salir de casa. Bufé buscando la cartera ya desesperada.

—Buh, ¿Buscabas esto?

Sentí unos brazos rodear mi cintura y una cabeza caer en mi hombro. Frente a mí mi morada y preciosa cartera de movía. Agarré esta bufando al escuchar su pequeña risa.

—Eva y Nora te están esperando—dijo canturreando.

—Ya voy—dije agarrando el batido de chocolate.

—Que lo disfruten.

—Dámelo a mí, es el tercero que pedimos porque tiraste los otros—dijo agarrando sonriente el batido.

Hice un puchero y le seguí hasta la mesa donde las niñas nos esperaban. Me senté junto a la pequeña Eva y miré de forma cuestionablemente diabólica a Jungkook. Él estaba dando un sorbo de su batido en el cual "JK" estaba escrito. Estiré el brazo y apreté la parte de abajo salpicando su cara por completo.

—¡Mamá!—gritó Nora con la mano en su boca.

Sonreí con la taza de mi café en mis labios. Bebí un sorbo y le ofrecí una servilleta.

—En qué momento me casé contigo—dijo quitándose el batido de la cara.

—Dieciocho de Junio, en Incheon con ventitrés años tú y yo veintiuno. Te tiré un libro a la cabeza y salí corriendo de la iglesia. También me levantaste del suelo y como princesa me llevaste al aeropuerto y acabamos en Londres, en la casa que mi padre nos dejó.

—Mamá, ¡me prometiste contarme lo que hicisteis en la luna de miel!

Eva tiró de mi camisa negra haciendo un pequeño puchero. Ambas tenían seis años, eran pelirrojas con ojos ligeramente rasgados y finos labios exactamente iguales a los de Jungkook.

—Adáptala para menores—dijo Jungkook sonriendo ladino.

Rodé los ojos viendo como las pequeñas bebían felices.

—Haly me llamó antes—dije mirando la hora—Yeonjun tiene libre el viernes para vuestra reunión del instituto esa—dije indiferente aunque en verdad quería ir.

—Puedes venir, sé que quieres llegar y reconocer a la gente que se reía de tu torpeza.

—Ja-ja, qué gracioso.

—¿La torpeza es genético?—preguntó Nora preocupada.

—Tú tuviste suerte, solo la tiene Eva—dije señalando a la chica que se le acababa de caer la cuchara.

Agarré el batido justo antes de que golpeara la mesa con su cabeza y apoyara la mano justo donde el batido antes se encontraba. Lo único bueno de también ser un peligro para la humanidad era que también sabía cuando alguien iba a recrear un mítico accidente mío.

—Papi—Jungkook miró a Nora sin soltar su pajita—¿En la tarde os vais?

—Solo será un día, pequeña.

Besó su frente y observó con dulzura como ella asentía lentamente.

—Haseul me regaló una chocolatina en el recreo.

—Yo compartí mis galletas con Minho, le tiraron su bocadillo.

—Parece ser que es el día de ser amable—dijo Jungkook asesinándome con la mirada—creo que vuestra madre no lo sabía...

Ambas pequeñas eran algo traviesas e inquietas, la mayor era Nora, minutos después tuve a Eva. Los nombres se los puso mi padre ya que a ambos nos resultaba irrelevante puesto que las queríamos igual, igualmente tuvimos que rechazar el nombre de Rigoberta...por el bien de nuestra hija en el colegio.

Al principio nos apañábamos sorprendentemente bien. Habíamos comprado una casa en Incheon, una preciosa casa a las afueras con jardín y dos pisos. No muy lejos vivían Haly y Yeonjun con su pequeño hijo Dan, un chico tranquilo pero hablador. Con frecuencia Yaeyoon se quedaba a cuidar a las gemelas para que nosotros pudiéramos dormir un par de horitas, ella estaba en una relación con un chico de su empresa bastante agradable para mi gusto, alto y de sonrisa encantadora.

—Vamos a casa, la tía Yaeyoon vendrá a pasar el día con vosotras—dije levantándome tras acabarme el café.

Las dos chicas saltaron de alegría y salieron cadi corriendo del Starbucks. Jungkook en cambio andaba lento y sonriente.

—No puedo esperar a esta noche—susurró besando por detrás mi cuello.

Negué rodando los ojos, algunas cosas nunca cambiaban. Nada más salir tuve un percance, por suerte Jungkook me agarró cual princesa justo antes de caer al pisar mal el escalón.

—Eres de lo que no hay preciosa—dijo riendo y bajándome de nuevo.

—Mamá, Eva se ha caído con el suelo y se hizo daño.

Corrimos donde nuestra hija señalaba. Con un pequeño saliente nuestra hija se había tropezado y caído sobre la acera. Jungkook la subió a sus brazos mientras ella lloraba.

—Vamos a casa...

Era un martirio, cada hora un nuevo golpe o herida o cosa rota...¿Tan complicada era yo de pequeña?

—Ya entiendo por qué tu padre no paraba de preguntar si estaba seguro de casarme contigo—dijo sacándome la lengua.

—Habértelo planteado en su momento, ahora te toca sufrir las consecuencias—dije levantando a Nora ya que se quejaba de que Eva fuera la única que llevaran.

—¿Has pensado dónde quieres ir en Seoul?

—Podemos visitar a Yoongi, hace mucho que no lo veo.

—Mucho Yoongi y poco Jungkook Junior.

—¡Jungkook no digas eso!

—¿Quién es Jungkook junior?

Mis hijas tan inocentes...¿Qué haré cuando me traigan a su primer novio?

—¿Tenemos un hermanito? Yo quiero uno—dijo Eva haciendo puchero.

—Ya verás que para unos meses tienes uno—dijo Jungkook sonriendo maliciosamente hacia mi dirección.

No me estaba haciendo mucha gracia ese comentario de su parte. Lo que me faltaba era un tercero igual de patoso que yo. Genéticamente el primero nunca salía con el gen característico de mi familia, los restantes iban de mal en peor.

—¿Nos lo prometes?

Asesiné con la mirada a Jungkook, me negaba rotundamente a tener un tercero por el que velar día y noche.

—Claro que sí, bonita. Ya verás como mamá tendrá a vuestro hermanito en unas semanas en su tripita.

—¿Unas semanas? ¿No puede tenerlo ya?

—Ya veremos—dijo Jungkook sonriente.

Sin duda buscaba bronca de mi parte. Esas cosas se hablaban, ninguno ganaba millones para sostentar a tres niños, me daba la impresión de que alguien iba a tener que hacer horas extras y ese iba a ser él.

—Mira mamá una hoja roja...

Miré a Eva en la espalda de Jungkook y ahí supe que todo iría mal.

Eva tiró de la hoja tras estirar su brazo y alcanzar el árbol. Todo ocurrió extremadamente rápido. La rama se partió cuando mi niña consiguió su hoja, no creáis que sólo cayó al suelo, no, eso no sería típico de mi familia, cayó sobre un coche activando la alarma. Un gato salió corriendo al asustarse hacia la carretera y un coche trató de esquivar al gato casi chocando con una farola. El resultado fue un gran atasco. En el momento que escuché la voz de un hombre llamando la atención al escuchar el pitido de su coche comencé a acelerar el paso.

—¡April a dónde vas?

—¡Ya me encargué de cuando rompió la puerta del instituto cayendo sobre el portátil de su profesora! Te toca—grité escuchando la risa de Nora.

—¡Mañana no vas a caminar!

The Mess - Jungkook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora