louis no era muy devoto a seguir sus propios consejos, ni siquiera aquellos que le hacían bien. supo ese lunes, cuando tomaba una ducha, que debió haber repetido en voz alta "estudiar para el examen" más veces.
¿y ahora que estaba haciendo? estudiando, naturalmente.
¿cuánto faltaba para que su profesor llegara? una hora.
¿podría memorizar aquellas 27 hojas en sólo una hora y tres minutos? no.
— ¡estúpido louis!— se auto regaña dando vuelta a las hojas de su cuaderno.— debiste de haber escrito más notitas.
porque claro, había escrito en un post-it una pequeña frase que decía:
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pero como todos los post-it que escribía, terminaban perdiéndose o incluso olvidando donde los había pegado, ¡que dilema!
— quizás no me ponga examen.— habla consigo mismo.— ¡quizás lo seduzca y...!
por la mente de louis el plan perfecto había surgido, sonríe. y lo mejor es que todos salían ganadores.
niega un par de veces después de pensarlo, harry no era estúpido y seguro que no se dejaba convencer por unos cuantos besos y unos movimientos de cadera.... ¿o si?
— maldición louis, déjate de juegos y ponte a estudiar.
porque así era william, fácil de distraer. aún no está seguro de como pasaba los exámenes de la universidad.
— ¿vendrá todo esto?— frunce su ceño mirando las hojas escritas y lloriquea un poco.- ¡es demasiado!
sigue dando vuelta a las hojas leyendo por encima y vuelve a lloriquear. si le hubieran dicho que tendría un examen no habría pagado por las clases. aunque si no hubiera visto ese cartel no habría conocido a harry.
— tienes un punto, estúpidas clases.— se recuesta en el sofá con el cuaderno abierto y en alto.— ¿aún tendré el don de copiar en un examen?
¡oh! ahora recuerda como pasó la mayoría de las pruebas en la universidad.
niega porque no habría tiempo de copiar debido a que sólo era él y los ojos del más alto no se alejarían de sus manos, bufa volviendo a prestar atención al cuaderno.
y así pasaron los minutos hasta que la hora acordada llegó. ni siquiera había estudiado lo suficiente.
el timbre suena interrumpiendo sus pensamientos.
— ¿y si finjo que estoy enfermo?— susurra dudando entre abrir la puerta o no.— ¿y si miento y digo que mi mamá se cayó de su cama y se torció el tobillo y tengo que cuidarla?— y el timbre suena una vez más, el tiempo se acaba bob esponja.— ¡¿y si finjo demencia?!
