maestro de cocina. →ls.

16.

lame sus labios mientras observa la paleta en donde descansaban siete colores distintos, levanta la vista viendo el lienzo en blanco y suspira. no estaba seguro de que era lo que quería pintar, su imaginación había estado fallando desde hace unos días atrás.

quizá lo que necesitaba era una inspiración, una musa.

muerde su labio mirando un punto fijo en la habitación y vuelve su vista al lienzo luego de haberse perdido unos momentos.

echa sus hombros para atrás oyéndolos crujir y se endereza para comenzar a pintar lo que sea que en su mente estuviera. empieza con algunas líneas curveadas en negro para darle paso a círculos verdes con blanco.

frunce el ceño cuando observa con detalle lo antes pintado. unos ojos verdes estaban plasmados a mitad del papel y ni siquiera sabe de donde sacó esa idea pues no conoce a nadie con ese color de ojos.

antes de poder hacer algunas otras modificaciones escucha el timbre del departamento, rueda los ojos levantándose, no ha progresado en sus pinturas por falta de inspiración e imaginación y el que alguien estuviera del otro lado de la puerta no le ayudaba mucho a concentrarse.

abre la puerta y ni siquiera se había dado cuenta que su tiempo se fue volando pues había olvidado que a la 1 vendría su maestro de cocina. — "pasa"— susurra haciéndose a un lado.

el rizado asiente mientras deja su saco en el perchero y camina hasta la cocina. (algo ya habitual en él cada que llegaba a la casa del castaño.)

su maestro se veía serio, como si estuviera de mal humor y si eso ocurría louis estaría más que encantado de molestarlo.

— "¿quién te golpeó?"— pregunta burlón caminando hacia la cocina. suelta una risita cuando escucha un gruñido proveniente de la garganta del contrario.

— "nadie." — susurra, ese enano le sacaría canas verdes si seguía así.

— "pues tu cara de perro enfadado me dice otra cosa." — ríe alejándose para buscar su cuaderno en un cajón.

ignora aquel estúpido ejemplo y saca algunos papeles de su maleta. — "¿estamos solos?"— pregunta de pronto.

louis no puede evitar fruncir el ceño al oír aquello. gira su cabeza encarándolo. — "¿vas a matarme y por eso quieres saber si estamos solos?"

— "¿qué? ¡no!"

— "¿me dirás tus secretos más profundos los cuales no quieres que nadie más se entere?"

— "nada que ver." — rueda los ojos.

— "¡oh ya sé! ¿vas a acostarte conmigo y no quieres que nadie escuche mis gritos de excitación?"

— "¿estas loco? ¡claro que no!"— niega rápidamente al mismo tiempo que se queda mirando un punto fijo.

— "¿entonces?" — pregunta curioso.

en la retorcida mente de harry la última opción no le había parecido tan mala idea. pero estaría loco si decía u hablaba sobre ello.

— "sólo no quiero toparme con tu estúpido amigo, el morocho del otro día zayan." — rueda los ojos. hasta ese punto louis sabía perfectamente lo mal que le caía uno de sus mejores amigos.

— "es zayn, no zayan." — suelta una larga carcajada mientras vuelve del cajón con su cuaderno y una bonita pluma de color naranja.

— "como sea." — gruñe sentándose.

— "¿que tiene de malo mi amigo?" — pregunta poniendo sus brazos en jarra.

— "¿bromeas, cierto?" — levanta la vista. y quizá fue la cara de seriedad del contrario que le dijo que hablaba enserio. — "bueno ¿por dónde empezar?"