Dulce Y Amargo

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Una semana antes de la lucha contra la Titán Hembra...

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Suspiró, rendida. Los ojos estaban casi cerrándosele, muy a pesar de su propia voluntad. Se sentía exhausta, incapaz de concentrarse.


Llevaba ya varias horas llenando los reportes que debía llevarle a Erwin en los próximos días, anotando renglón tras renglón de resultados inconclusos e hipótesis poco probables. Estaba frustrada, molesta. Los experimentos no mostraban nuevos avances. Desde que había perdido a Sawney y a Bean que todo había caído en completo declive y no había podido hacer nada para remediarlo.


Maldijo entre dientes, ofuscada, y frenó a limpiarse los cristales de las gafas con el dorso de la manga. La pluma con la que había estado escribiendo resbaló de entre sus dedos temblorosos por el sueño y Moblit, que estaba justo a su lado, se agachó apresurado a recogerla.


-Líder de escuadrón. - la llamó. Su voz era suave, gentil. - ¿Qué sucede?


Ella inspiró hondo y forzó una media sonrisa.


-Nada, todo está bien. - mintió, haciendo un gesto de desdén. Él, sin embargo, la conocía lo suficiente como para saber que aquello no era cierto.


- ¿Segura? - insistió, cauteloso. No quería parecer pesado o presionarla a hablar de algo que la incomodara.


Hanji asintió apenas con la cabeza y se dejó caer sobre el sillón de junto al escritorio, cansada. Moblit tomó asiento a su lado, a una distancia prudente de ella.


-A veces no puedo evitar pensar en que los titanes son justo como nosotros...- exhaló, exteriorizando el embrollo de sentimientos que se estrujaban amontonados en su pecho. Moblit la observaba callado, instándola a seguir. - No puedo evitar pensar que nos escuchan, que nos entienden. Tengo tantas preguntas que hacerles...


El laboratorio se sumió en un silencio cómodo durante la brevedad de un instante. La luz amarillenta del candil encendido dibujaba sombras oscuras sobre el suelo de madera añejo y malgastado, contorneando duramente los rasgos amables de Moblit.


-Ha estado haciendo un gran trabajo, capitana. - admitió entre suspiros. Sus mejillas de pronto se habían puesto rojas. - No me caben dudas de que pronto encontrará las respuestas que busca.


Ella lo miró de reojo durante una fracción de segundo, un tanto asombrada.


-Quisiera saber por qué nos comen, qué los lleva a destruir nuestro mundo. - continuó. - Quizás, así, si pudiéramos averiguarlo, no tendríamos que matarlos, ¿no crees?


Moblit tragó saliva, palmeándola en el hombro, nervioso. El tacto era tímido, casi imperceptible.


-Por eso Sawney y Bean eran tan importantes, ¿verdad? - adivinó. Ella asintió de nuevo. La sola mención de sus nombres le anudaba la garganta, le ardía en el pecho.

Segunda Oportunidad [Levihan Oneshots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora