Gritar

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Dos semanas antes de la infiltración a Marley...

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Ingresó al cuarto sin siquiera golpear la puerta o pedir permiso. Levi levantó la mirada de la pila de papeles que estaba firmando y volvió a centrarla en su trabajo en cuanto se percató de quién había entrado.


-¿Qué quieres, cuatro ojos?- preguntó con desinterés, aún leyendo algo en una de las hojas.


Hanji se acomodó mejor las gafas, que comenzaban a resbalar por el puente de su nariz.


-Prepara tu caballo, hay un lugar especial al que quiero llevarte.- anunció, enérgica. Su tono de voz alegre y animado contrastaba notablemente con la expresión malhumorada de su compañero.


-No tenemos tiempo para eso.- se quejó él, sosteniendo firmemente la pluma entre los dedos.- Aún tenemos que terminar de planificar cómo demonios haremos para infiltrarnos en Marley, ¿o acaso te olvides que tenemos un maldito conflicto que resolver?


Hanji sonrió un poco. A fin de cuentas, quizás Levi tuviese algo de razón; se encontraban en medio de un momento crítico, decisivo para el destino entero de Paradis. Así y todo, todavía no estaba dispuesta a dar el brazo a torcer.


-¿Quién es el comandante aquí?- se burló.- ¿Tú o yo?


Levi suspiró cansado.


-Tú pero...


-Entonces es una orden. Alista tu caballo, partimos en diez minutos.


Levi meneó la cabeza, contrariado. Esta mujer realmente era un caso aparte. Pese a que muchas cosas habían cambiado en el último tiempo, ella siempre permanecía igual. Y, en el fondo, debía reconocer que eso estaba bien por él.

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El viento golpeaba contra sus rostros mientras galopaban, permitiendo que sus cabellos volaran rebeldes en cada vaivén. No había nada que Levi adorase más que salir de las murallas y empaparse de aire fresco o sentir la calidez del sol en su piel. Allí afuera, cuando sus pulmones podían llenarse de oxígeno puro de nuevo, tenía la impresión de acariciar la libertad con la punta de sus dedos. Allí afuera, pese al sinfín de dudas, la única certeza que prevalecía era que no podían rendirse ahora que estaban tan cerca de vencer. No después de todo lo que habían pasado. No después de que tanta gente entregara su corazón en el camino.


Hanji detuvo su caballo frente a un árbol alto y Levi hizo lo mismo. Un escalofrío subió por su espina dorsal en cuanto reconoció el terreno en el que se encontraban; el bosque en el que habían intentado capturar a Annie en su forma de titán.


-¿Por qué me has traído aquí, cuatro ojos?- preguntó. La imagen de su primer escuadrón aplastado y ensangrentado contra el césped todavía lo atormentaba.


Ella disparó los cables de su equipo de maniobras hasta engancharlos en el tronco más cercano.

Segunda Oportunidad [Levihan Oneshots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora