Vino

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De las veces que en la Legión se pasaban de copas...

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El aire apestaba a alcohol y Levi tuvo que reprimir las inminentes ganas de vomitar. De seguro todo era culpa de Moblit y, si bien tener que lidiar con Hanji a diario era razón suficiente como para querer emborracharse hasta perder la consciencia, tampoco era justificativo para causar semejante alboroto. ¿Cómo rayos había permitido Erwin que todo se saliera de control tan pronto?


Hizo la escoba a un lado y salió a buscarlo echando humo, molesto. Para su fortuna, no tuvo que recorrer el cuartel entero ni durante demasiado rato; el comandante acababa de doblar por el pasillo y estaba ingresando al comedor.


-¿Te parece divertido que tus soldados beban como descerebrados estando a semanas de una expedición importante?- lo interceptó. Erwin, que llevaba una botella de vino bajo el brazo, lo miró sonriente y apoyó una mano en su hombro.


-Creo que han estado entrenando muy duro y que se merecen un descanso.- lo palmeó.- Tú también puedes unírtenos. Una tarde libre no te va a matar, Levi.


Él lo sopesó durante algunos minutos y observó la escena que dejaba entrever la puerta abierta de par en par. Afuera, sentados sobre las ruinas del castillo, algunos veteranos se reunían en ronda junto con los mocosos novatos. Todos, o al menos la mayoría, reían y conversaban animadamente con vasos llenos a rebosar en sus manos. Incluso notó que Mike tocaba una suave melodía de fondo con la guitarra. Las grandes reuniones sociales nunca habían sido lo suyo.


-Mejor paso, gracias.- se negó, dándose media vuelta para comenzar a caminar en dirección a su cuarto. Si las tropas de exploración en su totalidad habían decidido perder la cabeza por una noche, él no iba a formar parte ni hacerse cargo. Tampoco quería escucharlos cantar a los gritos cuando ya estuvieran demasiado ebrios como para reparar en ello.


-¿Pasar de qué?- habló a sus espaldas una voz que él muy bien conocía. ¿Hacía cuánto tiempo que estaba allí? Ni siquiera la había oído llegar.


-He autorizado a Moblit a que compre algo de vino para la Legión.- se metió Erwin.- Parece ser que todos están pasándosela de maravillas allí en el patio, ¿no vienes, Hanji?


Sus ojos castaños se iluminaron con alegría. Había estado trabajando durante horas encerrada en su laboratorio sin llegar a ningún resultado concreto, y la verdad era que no le desagradaba la idea de tomarse un pequeño recreo junto a sus compañeros.


-¡Sí!- exclamó, entusiasmada. Luego, se dirigió hacia Levi.- ¿Qué hay de ti? ¿No te sumas a la diversión, capitán?


Él la fulminó con la mirada.


-Limpiar es mi tipo de diversión.- se jactó, extendiendo una mano para recoger nuevamente la escoba y llevársela de allí. Sin embargo, Hanji se le adelantó y logró arrebatársela antes de que él pudiera reaccionar.


-Nada de eso. Ahora es mi rehén.- le sacó la lengua, colocándosela bajo el brazo.


Segunda Oportunidad [Levihan Oneshots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora