La noche antes de que Levi se fuera con Zeke al bosque...
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Estaba decidido. Hanji había insistido bastante durante la reunión para dejar la operación en manos de otro soldado, pero había sido en vano. No iba a cambiar de opinión. Estaba convencido de que él era el único capaz de matar al Titán Bestia.
Suspiró, cansado. La noche iba a hacerse larga, jodidamente larga. En su cabeza no dejaba de reproducirse la última conversación que había tenido con Erwin. Tenía que hacer esto por él; se lo había prometido. Esa tarda en Shiganshina había perdido a su mejor amigo de la manera más brutal, y su ausencia aún pesaba sobre sus hombros, sobre su consciencia. Esa tarde, una de las personas más importantes para él había dado su vida para que pudiera degollar al bastardo de Zeke. Y había fallado. No podía fallar esta vez.
El té comenzaba a enfriarse en su escritorio. Sin embargo, no estaba de humor para beberlo. En su mente sólo había lugar para la incertidumbre y un sinfín de preguntas que lo atormentaban sin respuesta. ¿Qué pasaría con los mocosos cuando se fuera? ¿Y Hanji? ¿Si el plan fracasaba y no volvía a verla? No podía permitírselo. Ella era todo lo que le quedaba.
Encendió un candil y se dijo que lo mejor era acostarse un rato. Debía partir muy temprano al día siguiente y tenía que estar en condiciones para interceptar a Zeke de manera exitosa. Dar rienda suelta a sus peores pensamientos no estaba ayudándolo en lo más mínimo, aunque la verdad era que tampoco estaba seguro de atreverse a dormir. No cuando el rostro ensangrentado de Hanji se le aparecía al cerrar los ojos.
Resopló, molesto, y se sentó en su silla aterciopelada. A fin de cuentas, quizás podría descansar más tarde. En la mesa frente a él había unos cuantos papeles que redactaban la operación en detalle y los ojeó desganado. De pronto, era como si su memoria no pudiera retener siquiera una sola línea de todo lo que estaba allí escrito. ¿Por qué demonios era tan difícil?
"Concéntrate, maldita sea.", pensó, dispuesto a arrojar el montón de hojas por la ventana entreabierta. Sin embargo, tres golpes en la puerta lo detuvieron a mitad de camino. Ni siquiera había tenido que preguntar de quién se trataba; sabía que era ella. Lo había visitado demasiadas noches a lo largo de los años como para no haberse familiarizado con el suave sonido de sus nudillos contra la madera.
-Cuatro ojos.- la saludó en cuanto apareció al otro lado.
Ella no pronunció palabra, sólo se arrojó a sus brazos y se aferró a él con todas sus fuerzas, como si la vida entera se le fuera en ello.
Levi se sorprendió un poco al principio; el gesto lo había tomado totalmente desprevenido. No obstante, en lugar de apartarse, simplemente se limitó a devolverle el abrazo, dejando que Hanji escondiera el rostro en el hueco de su hombro y lo estrujara contra ella.
-Levi...- sollozó. Él acariciaba con cuidado su cabello castaño. ¿Cuántos días llevaría sin lavarlo?- No te vayas.
Oír eso se sentía como una puñalada en el pecho, o como recibir uno de esos puñetazos que te quitan el aire. ¿Acaso estaba siendo demasiado egoísta al dejar a Hanji atrás? Quería convencerse de que no, de que la única manera de honrar la muerte de sus compañeros y de su mejor amigo era descuartizando al barbudo imbécil. Que cuando Zeke ya no fuera un puto estorbo, Paradis estaría más cerca de finalmente encontrar la paz. Que si fuera por él y por lo que realmente quería, se quedaría acompañando y cuidando de Hanji. Pero no era el momento.
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Segunda Oportunidad [Levihan Oneshots]
Hayran Kurgu"...El mundo era tan cruel, pero tan dolorosamente hermoso. Y ellos aún tenían la suerte de estar vivos para presenciarlo, para darse una segunda oportunidad..." Pequeñas historias de Levi y Hanji situadas en el universo de Shingeki No Kyojin. Los p...