Groovy

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La lluvia dominaba el lugar, con un clima frío. Circe estaba fuera, dejando que las gotas mojaran su ropa mientras recordaba el pasado. Puede que no sintiera frío o le importará poco que su ropa se empapara, pues su mente estaba absorta en sus recuerdos. Hace un par de siglos visitó un lugar que estaba abandonado y contaminado por un virus que se había expandido gracias a la lluvia, por lo qué apenas había vida. Se preguntó si ese mundo ya murió. Entonces, vio a uno de sus alumnos caminar y estornudar al caminar por el jardín. Dio un suspiro, pues no recordaba la última vez que enfermo.

Unos días después, en su clase de segundo, mientras pasaba lista, se percató de que Riddle no estaba y con un leve tono de preocupación, hizo la siguiente pregunta:

—¿Dónde está el señor Rosehearts?

—Riddle está resfriado —respondió Jade Leech, quién solía estar al lado de Riddle durante clases—. Lo he tenido que llevar a Enfermería yo mismo profesora. Últimamente han bajado las temperaturas.

—... ¿Es eso así? —el cuerpo de la bruja, al ser inmortal, era incapaz de sentir dolor, ser herido, lo cuál venía bien para temperaturas difíciles—... Bien, continuemos con la clase entonces.

A pesar de sus palabras, algo estaba molestando su cabeza, como si fuera una espina. Es por ello que después de su clase, ella misma se dirigió a la enfermería, queriendo comprobar el estado de su alumno predilecto. Al llegar, mandó a Ulises vigilar la puerta y se acercó al pelirrojo, observando cómo dormía, dando una leve tos. Se sentó en una silla a la izquierda de la cáma.

—... ¿Que estoy haciendo? —susurro, manteniendo sus ojos marrones en la respiración del varón. Se quito los guantes y posó su mano en la frente de Riddle, imitando uno de sus vagos recuerdos de cuando su madre, aún viva, la cuidaba en ese mismo estado. Aunque no podía sentir el calor de la frente de su alumno, así que la apartó al instante—... —inspiró por la nariz, sintiéndose inútil por los actos que estaba haciendo, pues nunca tuvo la oportunidad de cuidar a otra persona enferma—.

Se preguntó si los padres del muchacho también eran cómo su madre en estas situaciones, por lo menos al ser médicos debían preocuparse por él en ese aspecto. A su vez, intentaba recordar que hacía más su madre, hasta que recordó su nana, aquella que cantaba para si misma en sus momentos más solitarios.

Era una canción simple y no tenía letra, era más un tarareo. Pero esa nana se la cantaba su madre y ella la mantenía en su corazón. Sin darse cuenta, la bruja empezó a cantarla, no sólo para acompañar a Riddle, si no también para calmar su corazón. La canto un par de veces, hasta que noto un leve movimiento de brazo. Más rápido que un rayo, salió de la enfermería, ni siquiera le dio tiempo de ver que Trey estaba en la puerta de la misma. El corazón de Circe palpito con mucha rapidez después de tantos años.

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