Esa mañana, le habían mandado a los alumnos de primero investigar sobre las leyendas de sus lugares de origen. No era necesario que fuera cierta o no, el profesor Trein aclaró que las leyendas y mitos de un lugar reflejaban la cultura del pasado. El dúo neurona y Sakura quedaron por la tarde en la biblioteca, para poder hacer la tarea con calma.
Acompañados del silencio, el cuarteto escribía y leía algunos libros. Deuce estaba muy concentrando, subrayando nervioso con un rotulador amarillo todo lo que le parecía importante. Sakura escribía con calma en una libreta las leyendas de su mundo, ya que no había ningún libro sobre éste en la biblioteca, siendo observada por su compañero Grim, curioso por los nombres que ella apuntaba. Mientras que Ace solamente resoplaba aburrido con un lápiz posado en sus labios, algo mordido por el borde. Él último soltó un gran suspiro y miró a sus dos amigos.
—... Me aburro —dijo al final, posando sus pies en la mesa—. Creía que este trabajo iba a ser divertido, pero los dos estáis muy callados. ¿Cómo vamos a investigar sobre las leyendas de nuestros países si no nos las contamos?
—... Bueno, puedes contar la historia de las ostras y la morsa —respondió Deuce, quién recibió una mirada indiferente del pelirrojo—.
—Eso es un cuento infantil —suspiro para luego mirar a su compañera, quién era la única que no había desviado la atención de su libreta—. Hey Sakura —la llamó, haciendo que levantará su cabeza—. ¿Hay leyendas en tú lugar de origen?
—Oh sí, varias —asintió la chica con inocencia, llamando la atención de sus dos amigos—. Cómo los 13 Misterios de Villa Crepúsculo.
—¿Los 13 Misterios? —preguntó el trío neurona, recibiendo un movimiento de cabeza afirmativo de la castaña—.
—Son historias relacionadas a trenes que desaparecen en cierta hora o avistamientos de fantasmas. Son muy populares en mi zona, aunque cuando alguien en mi escuela hacía un trabajo sobre eso, era para desmentir esas historias. Aunque algunas se quedaban inconclusas o no investigaban a fondo —Ace parecía un poco decepcionado por eso último, pero Sakura no había terminado—. Hay otra, fue bastante popular cuando iba a la secundaria, la enfermedad de las flores —se ganó de nuevo la atención de sus amigos, así que prosiguió a contar la historia—. Las chicas decíamos que era la enfermedad del amor no correspondido, ya que salían ramas en tu corazón cuando estabas enamorado y si te guardabas ese amor, iba creciendo más y más, no sólo provocando qué salieran flores por tú boca, si no que el daño que te provocaban las ramas hacia sangrar tú corazón hasta tu muerte —dio una pausa para mirar a sus dos amigos, quienes estaban impactados—. Sólo había dos formas de curarse, la primera era confesandose a la persona que te gustaba y si está te aceptaba y te ama, poco a poco, de forma dolorosa, las ramas irán desapareciendo de tú corazón. Si no eres aceptado o tu amor no es correspondido, deberás someterte a una operación, con la consecuencia de que no volverás a tener sentimientos nunca más.
Tras terminar su anécdota, los dos chicos y el gato quedaron sorprendidos por la historia, tanto que Sakura podía ver sus rostros de horror, preguntándose quién había inventado esa leyenda tan cruel. Aún así, con la calma que podía tener ese momento, continuó hablando.
—Muchas chicas confesaron sus sentimientos al escuchar esa leyenda y otras fueron al Hospital apenas sentían un dolor en el pecho para que las diagnósticaran. La leyenda causó tanto revuelo que durante un año estaba prohibido contarla. No sirvió de mucho ya que esa historia se seguía contando en fiestas de pijamas... Creo que aún sigue vigente. Lo qué pasa es que tras escucharla ya tantas veces ya no da tanto miedo.
—Wow —dijo Ace al fin, después de dirigir todo aquello—. No esperaba que tu mundo tuviera ese tipo de historias.
—Bueno, en parte es porque también es una historia atrapante. Un par de amigas mías y sus compañeras hicieron una historia con esa temática, cuya protagonista tenía esa misma enfermedad. También les gusta las historias de amor prohibido, así que en esa historia añadieron más cosas... Aunque nunca la leí, sólo escuchaba sus ideas.
—A todo ésto —está vez hablo Deuce, llamando la atención de la chica—. ¿Tú crees en esa historia?
—... —Sakura pensó un momento su respuesta, pues no sabía cómo explicar aún sus sueños—... Sí y no. No creo que la enfermedad en si exista, pero si creo que hay algo más allá de esa leyenda —respondió, pues, ¿cómo podía explicar que había visto gente morir tras clavarle en el pecho una llave o seres oscuros de ojos amarillos?—... Bueno, deberíamos seguir con el trabajo y al menos Ace, deberías empezar.
—... Pero si Grim no ha escrito nada.
—Grim no tiene recuerdos de su pasado o de donde procede, así que no cuenta —respondió tajante a su amigo perezoso—. Con que lea o haya escuchado la leyenda está bien, al menos sabrá de que hablamos en nuestro trabajo.
Tras esa respuesta de Sakura, Ace miró a Deuce y este negó al instante. No iban a compartir trabajo. Al final Sakura fue la única que terminó su tarea, aunque, ahora tenía una duda. Si una enfermedad del corazón podía quitar los sentimientos, ¿habría otra que quitaría los recuerdos?