04.

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Karlee

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Karlee

MI ALARMA SUENA POR TERCERA VEZ haciéndome soltar un fuerte quejido y apagar la alarma de un golpe. Estaba acostada sobre mi estómago con una almohada contra mi cabeza y un quejido escapó de mis labios mientras me sentaba y miraba el reloj. Eran las 6:18 de la mañana y me froté las sienes. Puse la alarma temprano para poder bañarme y por lo menos tratar de verme decente hoy, ya que la última semana en la escuela, mi ropa consistía en sudaderas y sudaderas con gorro— bueno. Subo los ojos y me froto las costras matutinas de la comisura de los ojos y sacudo la cabeza.

Me pongo de pie, escuchando como mis rodillas dejan escapar un pequeño crujido y mi mano se mueve hacia la parte baja de mi espalda, presionándola y sintiendo como mi espalda cruje con un suspiro de satisfacción. Me levanto y empiezo a dirigirme al baño. Cerrando la puerta, me miro al espejo y mi pelo estaba recogido en un gran nido ya que anoche no me até el cabello lo que lo dejó todo enredado. Sacudo la cabeza y no me molestó en pasar una mano por mi pelo, sabiendo que me encontraría con un nudo. Me quito el pantalón, la camisa y la ropa interior y no me molesto en echar otro vistazo al espejo porque no estoy preparada para el juicio de mi mente.

Es demasiado temprano para eso en la mañana.

Justo en ese momento, me duele el estómago y me lo agarro, sintiendo que algo en mí sube haciendo que me apresure a la tapa del inodoro y comience a vomitar todo, oh, eso no se siente bien, para nada. Un golpe se forma en la puerta y se abre para mostrar a mi madre.

—¿Estás embarazada?—Mi mamá se desdice pero antes de que pudiera responder, más restos comienzan a escapar de mi boca.—¿Estabas borracha?—

Dejo de vomitar y me limpio los labios, mirándola.—Soy virgen—.Me explico, poniéndome de pie y tirando de la cadena.—Y no estoy borracha, tengo dieciséis años, casi diecisiete—.

—Vamos, ¿realmente importa ahora?—Pregunta, saliendo de la habitación.

Touché.

La verdadera razón es que no he comido nada durante un tiempo porque estaban pasando muchas cosas y cuando eso ocurre, pierdo completamente el apetito. Supongo que mi cuerpo no reaccionó de buena manera a la repentina ola de comida.

Estoy matando a Scott y a Stiles alejándome de la comida -bueno, no alejándome sino más bien apartando mi mente de la comida-.

Una vez en la ducha, abro el agua caliente y tibia, como a mí me gusta y cae sobre mi cuerpo, un suspiro de alivio se escapa de mis labios y sonrío para mis adentros. Saco el champú y abro la tapa, vertiéndolo sobre la palma de mi mano y muestra un color blanco cremoso con destellos y lo colocó sobre mi cabeza; frotándolo y dejando escapar un zumbido.

¿Por qué no hacía esto todas las mañanas? Es realmente relajante y agradable pero no creo que tenga las condiciones para levantarme todas las mañanas y no es que a nadie le vaya a importar si me veo bien o no... nótese el sarcasmo, ser amiga de Lydia significa verse mal por más de una semana- horrible.

𝐄𝐍𝐎𝐔𝐆𝐇 𝐅𝐎𝐑 𝐘𝐎𝐔 | ⁱˢᵃᵃᶜ ˡᵃʰᵉʸ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora