El culpable soy yo
Un dolor agudo despertó a Annie Cornwell. La cabeza le palpitaba, sentía el vientre caliente, con una sensación de vacío. Sumamente débil, intentó abrir los ojos. No pudo, los párpados le pesaban. Lo intentó de nuevo, pero era como si un yunque los aprisionara.
— ¿Señora Cornwell? — Inquirió una mujer, y Annie trató de moverse, aunque sin éxito. Otro dolor, ahora en la espalda, le atajó — Tranquila, iré a buscar a su médico, no se mueva por favor — Le indicó la voz en tono tranquilizador.
Un quejido lastimero fue lo único que salió de la boca de la mujer de ojos azules.
Annie no entendía bien qué estaba pasando. Solo tenía dolor, mucho dolor y sed.
Después de un tiempo que pareció una eternidad, una voz conocida, aunque algo lejana, se dejó escuchar.
— ¿Annie? ¿Puede escucharme? Soy el doctor Leonard.
— A... agu... agua...
La eficiente enfermera, se apresuró a brindar el vital líquido a la paciente.
— Annie... Annie... — Insistía en llamarla el médico — Está en el hospital Annie, ha tenido una niña preciosa.
— Mi... Mi bebé...
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— Creo... creo que... todos los recién nacidos son iguales señor Albert — Habló Patricia tartamudeando un poco, nerviosa.
— Tienes razón Patty, ya no sé ni lo que digo, pero ven, Archie, acércate, mira que niña tan hermosa.
El joven Cornwell, quien solo permanecía observando, dio un paso hacia atrás.
— ¿Archie? — Inquirió Albert al ver su reacción.
— Esa cosa no es mía — Dijo al fin, en su rostro una mueca de desprecio.
— ¡Archie! — Exclamó el patriarca, yendo tras él al ver que salía de la habitación sin más.
En la sala de espera, Eleonor se encontraba sentada junto a Candy, abrazándola por los hombros después de haber regresado, pues la rubia tuvo que salir corriendo a vaciar el contenido estomacal.
El silencio estruendoso imperaba entre los conocidos de Annie Cornwell, todos sumergidos en sus pensamientos y sentimientos que fueron interrumpidos ante la presencia de Luca Martinelli.
— ¿Qué pasó? — Pregunta George acercándose al médico de ojos verdes.
El hombre, que venía solo, miró a cada uno, hasta que, fijando la mirada en Terry, habló.
— La señora Cornwell está despierta, y ha pedido hablar con él — Dijo señalando al castaño.
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Al salir Martinelli de la habitación de Annie, se miró por un instante con su colega, aún confundidos por la petición de la paciente, pero a sabiendas que no le quedaba mucho tiempo, él se ofreció a comunicar la condición de la chica, así como su deseo de hablar con cierta persona.
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Archie venía tras él médico. Al escuchar el pedido, se detuvo de manera abrupta.
Candy y Eleonor se pusieron de pie. Asustadas, voltearon a ver a Archie, que estaba detrás del doctor, con los ojos encendidos y fijos en Terry.
— ¡Pero qué demonios! ¡¿Por qué Annie quiere hablar con este cretino?! — Gritó el joven de ojos claros, pasando junto a Luca, golpeando su hombro con el propio mientras señalaba al castaño con el índice aproximándose a él.
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El Último Aliento
FanfictionLa vida nos lleva a veces por caminos no esperados, cometemos errores que lastiman a quienes más amamos y las consecuencias fatídicas nos llevan a pagar un precio muy alto, los errores cometidos se pagan incluso con la muerte, dejando a aquellos a...