El Último Aliento capítulo 26

1K 104 52
                                    


"El largo viaje de regreso"

Capítulo final



Estación de La Porte 5:00 p.m.


Las personas iban y venían por los andenes, Candy las miraba sin realmente verlas desde la ventanilla de su lugar. Al sonar el silbato del tren, comenzó a agitar la mano diciendo adiós, con los ojos llenos de tristeza.


Las cuatro personas ahí presentes, una de ellas ligeramente atrás, respondieron de igual manera. 


— No se ve nada bien — Afirmó la señorita Pony al darse la vuelta para retirarse una vez la máquina se alejó.


— Me parece que no — La hermana Lane suspiró triste — ¿Que cree que hayan hablado en la tarde señor Andley?


— No lo sé hermana. Al menos ya hablaron.

.

.

.

Hogar de Pony, 2:37 p.m.


Era ridículo esconderse el uno del otro. El orfanato, aunque ya más grande, no lo era lo suficiente como para andar jugando a las escondidas.


Así que, pasado el barullo de niños comiendo, Terry salió de la habitación, encaminó sus pasos hacia el pasillo, pasando por la salita, dónde se topó con su madre y la hermana Lane, quienes estaban abriendo paquetes con ropa de bebé y niño, que la ex actriz acababa de traer para sus nietos, y los niños del hogar. 


— ¡Terry! 


— ¿Dónde está Candy? — preguntó él, haciendo una ligera mueca al tiempo que se agarraba la costilla dolorida.


— Está en la cocina — Indicó la hermana con voz muy seria.


Caminando despacio, el joven actor la encontró escondida en la cocina, al menos así le pareció, pues estaba sentada en un rincón, con un trapo en la mano, sin hacer nada más que mirar por la ventana.


— Candice — La llamó, con su voz profunda y cansada, ella pegó un pequeño brinco al verlo.


— ¡Terry! — Exclamó poniéndose en pie de un salto, tirando la silla en su exabrupto.


— Perdón, no quise asustarte.


— ¡No... no! ¡Es que yo...! — Comenzó a limpiar la impoluta encimera — ¿Ya... ya comiste? ¿Te sirvo algo?


— No hace falta; ya comí, gracias, Eleonor me dio algo. Yo... necesito que hablemos antes de partir.


Ella se giró, dándole la espalda, parando de mover las manos, cerrando los ojos dejando salir un corto suspiro al tiempo que asentía.

El Último AlientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora