El último aliento capítulo 7

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El culpable soy yo

El gruñido salvaje de liberación salió de la garganta de Terry Grandchester, a pesar del frío viento colándose por la ventana él tenía el cuerpo bañado en sudor por el esfuerzo, sentía el corazón en la garganta, retumbando, a punto de salirse de su pecho, con cuidado liberó a su amante de su peso, se acomodó lo mejor que pudo en el sofá llevando el antebrazo a su rostro, tapándose los ojos, su respiración era agitada debido al pasional encuentro, la mujer a su lado se movió tratando de incorporarse.

– ¿Estás bien pecas? – inquirió el hombre todavía con los sentidos embotados hablando con voz pastosa como si estuviera ebrio.

La mujer no contestó, tan solo se levantó de su lado, se puso de pie y sin que él se diera cuenta se quedó junto a las gruesas cortinas.

– ¡Terry! ¿Dónde estás cielo? – cuestionó la voz tenue de Candy proveniente de un lugar lejano.

El hombre abrió los ojos con sorpresa, aún mareado se sentó paseando su mirada azul, acostumbro sus ojos a la oscuridad y entonces la vio, la mujer parada cerca de la ventana, desnuda, al igual que él.

– ¡Annie!

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Las fiestas decembrinas se fueron en un abrir y cerrar de ojos, Candy completamente recuperada tomó su rol de señora de la casa para organizar la cena y los regalos para todos, incluso, aunque se supone no debía fue con Terry y Evan al hogar de Pony para llevar regalos, cena y ropa para todos los niños y las buenas mujeres del lugar quienes a pesar de regañarla por la osadía de salir y sacar al niño en medio de la nieve estaban más que felices de compartir con ella y su pequeña familia.

Terry por su parte se había volcado todavía más en cuidar y complacer a su esposa, habían sido días difíciles, todo el tiempo andaba meditabundo, el insomnio regresó después de mucho tiempo, se quedaba sentado en su cama observando dormir a su hijo y a Candy, a veces lloraba imaginando que los perdía, Candy se dio cuenta de su cambio pero lo justificaba, ellos pasaron por mucho antes de estar juntos y ahora con Evan era lógico para ella que él se viera afectado pues era muy aprensivo, pero Terry sabía bien el porqué de su miedo, ahora, días después su mente se iba aclarando, durante dos días estuvo tratando de dilucidar lo que pasó con él pensando que fue un sueño, que fue cosa de su imaginación, pero la actitud de Annie le mostró la verdad, ¡Se había acostado con la amiga de Candy! No tenía idea de cómo pasó, solo recordaba ese calor que lo invadió, la ansiedad, el deseo exacerbando, el dolor en su entrepierna, luego el alivio y la voz de Candy buscándolo, ahora sólo quería compensar su falta consintiendo más todavía a su mujer y pasando casi todo el día junto a su hijo porque el terror de perderlos se instaló en su estómago y no lo dejaba estar en paz.

Annie por su parte apenas despertar al día siguiente de los hechos con Terry se fue a su casa, aprovechó que Candy despertó temprano y que el hombre ese día en particular durmió hasta medio día debido a los efectos de lo que había ingerido, después de eso buscaba cualquier pretexto para no ir a casa de Candy la cual ya estaba al cien por cien de salud, aun así, le trajo más problemas con Archie. Este a su vez, no había vuelto a hablar ni a quedarse solo con Patty, temía por su cordura al tenerla cerca.

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La cena de año nuevo en casa de los Andley en Chicago se engalanó con personas de muy alto prestigio para la tía abuela Elroy, la gran mansión de la que una vez Candice fue echada a pesar de estar muy enferma ese día la recibía con beneplácito, hoy, muchos años después la rubia era recibida cual hija pródiga, del brazo de su esposo, detrás de ellos los padres de Terry el duque Richard Grandchester y la actriz Eleonor Baker, Elroy casi se va de espaldas cuando supo quiénes eran los suegros de Candy, aunque escandalizada por el hecho de que no estaban casados y solo estaban ahí por el nieto, los recibió en su casa solo por ser quienes eran.

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