El Último Aliento capítulo 13

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El culpable soy yo

La situación en el matrimonio Grandchester era difícil, vivían en la misma casa, pero a la vez estaban separados.

Para Terry era un martirio vivir así, con Candy trabajando y su hijo fuera de casa sin poder verlos como antes, teniéndolos tan cerca y tan lejos al mismo tiempo.

Para la rubia era igual, noches en vela pensando, no había noche en que no soñara con su esposo y " esa mujer". Despertaba llorando, con ganas de vomitar y romper cosas.

Así las cosas, mientras el tiempo avanza imparable y dos semanas pasaron sin darse cuenta.

Candy caminaba por la acera, con las manos metidas dentro de los bolsillos de su abrigo rojo, la mañana en el hospital fue demasiado tranquila, tan solo dos operaciones y una que otra emergencia sin gravedad, sintió una opresión en el pecho desde la mañana, ese día en particular no quería pensar en su triste situación.

En lugar de tomar un taxi o que Alan, su chófer, fuera por ella quiso caminar un poco, tal vez el ajetreo de las calles y el bullicio de la gente lograran hacerla olvidar por unos momentos que día era.

Ese día se levantó más temprano, preparó al niño y salió de su casa antes de que el sol saliera por completo, llegando a casa de Eleonor tomó una taza de café y por más que su suegra le pidió no quiso desayunar, se sentó en la sala con Evan entre sus brazos hasta que llegó la hora de salir hacia su trabajo, como todos los días se lo recomendó mucho a Eleonor y partió. Llegó al hospital un poco más serena, pero se encontró con decorados en rojo en la central de enfermería, corazones de papel pegados en los lápices y chocolates envueltos en brillante papel dentro de una canasta.

- ¡Toma uno Candy! - Ofreció emocionada una de sus compañeras - El doctor Luca lo trajo para nosotras ¿No es un encanto? - Dijo con los ojos brillantes al tiempo que acomodaba el mostrador de la central.

Si, era San Valentín y también su primer aniversario de bodas.

Sin decir nada dio la media vuelta para ir al vestidor, se puso el uniforme poniendo su mejor cara, le tocaba ronda de post operatorio y rogaba " aunque estaba mal" hacerlo que una catástrofe que la mantuviera muy ocupada hasta la hora de la salida , pero, no fue así.

La caminata no duró mucho, los aparadores estaban atiborrados con la decoración, algunos vendedores de flores seguían ofreciendo su mercancía y sin poder aguantar más detuvo un auto de alquiler, necesitaba abrazar a su hijo.

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- Creo que por hoy ha sido todo, vayan a casa y aprovechen el día que yo también lo haré - Dijo Robert Hathaway a los miembros de su compañía de teatro dando por terminado el ensayo del día.

- ¿Es tu aniversario no? ¿Graham? - Susurró Karen Klaise cerca del oído de Terry.

Este tan solo gruñó algo ininteligible y apresuró el paso para llegar a su camerino azotando la puerta después de entrar en él.

- ¡Qué prisa! Le esperará una buena velada - Rio Karen con picardía al pasar junto a la puerta de su compañero de tablas.

Adentro, Terry se dejó caer sobre el diván de terciopelo marrón, desparramado, con los pies colgando y el resto de su cuerpo sobre el mueble, con el antebrazo cubriendo sus ojos, se sintió miserable.

El año anterior a esas horas estaba departiendo alegremente con los niños del hogar de Pony, bailó con las madres de su recién adquirida esposa, caminó junto con ella a la colina, a la verdadera colina había dicho Candy, desde ahí vieron la puesta de sol , se besaron intensamente y sin prisas, " estaban Juntos ahora y era para siempre" al menos eso es lo que ambos pensaban.

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