El último aliento capítulo17

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El culpable soy yo

Capítulo 17

Primeros días de Agosto, Nueva York.

Candice Grandchester observaba las fotografías bellamente enmarcadas en un portaretratos -regalo de su esposo el pasado mayo, por su cumpleaños- su mirada era triste, estar separada de Terry era terriblemente duro, y los meses sin verlo le parecían años.

La rubia no sabía qué más hacer, de nuevo cometió el error de hacer antes de pensar, estaba tan herida que no pensó en su marido, en el sufrimiento que él también padecía y llevaba a cuestas una vez más.

— Señora Candy — Llamó Prudence, sacando a la rubia de sus pensamientos — El doctor ya llegó y el niño Evan está listo, Amy bajó con él y la esperan en el recibidor, le diré a Alan que suba por sus maletas.

— Gracias — Respondió Candy sin ánimos al tiempo que se ponía de pie.

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Cuando la dueña de la casa bajó, un hombre alto y de ojos verdes esperaba en la estancia, junto a él una mochila de viaje.

Luca Martinelli hacía gestos que hacían reír al pequeño Evan Andrew, había llegado unos minutos antes, todavía dudoso de estar haciendo lo que hacía.

— ¿Todos listos? — Preguntó Candice una vez estar junto a ellos y tomar a su hijo entre sus brazos.

— No sé si...

— Por favor doctor Martinelli, le hizo una promesa a mi primo Stear, debe cumplirla, ya se ha demorado demasiado ¿No cree? — Declaró la rubia — Le encargo mucho la casa Prudence, Vámonos.

Después de la encomienda a su ama de llaves, Candy, junto con su bebé de ocho meses y medio, Amy su mucama y el doctor Martinelli subieron al auto para ser llevados a la estación de trenes de Nueva York, su destino, la ciudad de Chicago, específicamente la mansión de los Andley en Lakewood.

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Chicago.

Annie se paseaba de un lado a otro, nerviosa, ansiosa, frotándose las manos, quedaban escasos dos días para la fiesta que preparó la señora Elroy, todo estaba listo, ella solo debía llegar junto con su esposo, pararse en la entrada y recibir a los invitados pero...

— Mi señora — Habló Margareth tratando sin mucho éxito de ayudar a su patrona — Debe estar tranquila, si su familia la ve así...

— ¡¿Cómo puedo estar tranquila?! Ella va a venir ¡Va a venir!

— Pero usted ya lo sabía señora — Le recordó la joven mucama a una muy exaltada Annie Cornwell.

— Creí que en el último momento no lo haría — Dijo la ojiazul — Pero llega por la tarde y no sé si él... si Terry...

— ¿El señor Archie le dijo si vendrían ambos? — Inquirió a muchacha al tiempo que le daba a su ama un té para calmar los nervios.

— ¡No! ¡El señor no me dice nada! Desde que llegó de aquel viaje está taciturno, sigue durmiendo conmigo pero no parece estar ahí, se encierra en el despacho por horas y yo... la verdad tampoco tengo mucho ánimo de andar tras él sacando las palabras a cucharadas, al menos así no tengo que dar explicaciones, mi madre me ha estado preguntando cosas, dice que pareciera que voy a parir en cualquier momento y... no está tan equivocada...

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