𝙲𝟹 𝙴𝚕 𝙷𝚘𝚖𝚋𝚛𝚎 𝙿𝚎𝚛𝚏𝚎𝚌𝚝𝚘

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Eres casi el hombre perfecto
el que yo imaginé en mi sueños

Salí del despacho, y me acerqué a la ventana.  Desde aquí podía observar a Don Armando bromeando con las muchachas, Katia con una expresión de fastidio y Abigail envuelta en risas tratando de tirarle agua con las manos a su papá.  Saqué mi cámara con la intención de capturar ese momento tan bello cuando escuché una voz atrás de mi.

  Saqué mi cámara con la intención de capturar ese momento tan bello cuando escuché una voz atrás de mi

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"Sammy, hoy nos acompañas a comer, ¿cierto? Toca paella, y no te la puedes perder. Le sale exquisita a Mando." La voz de Doña Rosario atrás de mi casi me da un ataque y por poco se me cae mi preciada cámara.

"No se.. quizá ya deba irme.." Respondí nerviosa.

Traté de excusarme, como siempre lo hacía, pero esta vez no me pude escapar y me quedé a acompañarlos.  Fue una comida amena a pesar de lo incómoda que me sentía.  Don Armando luciendo siempre esa hermosa sonrisa y Doña Rosario mirándolo enamorada.

Al llegar la tarde los papás de Abigail salieron al pueblo, y nosotras nos fuimos a su recámara.  Tranquilas escuchábamos música, yo eligiendo entre sus discos, cuando Katia entró con una botella de ron en mano.  Nos miró triunfante desde la puerta y luego entró poniendo seguro atrás.

"Ahora si niñas.  Solas en la hacienda, y papá nunca notará que esto falta de su gabinete en el despacho ¡A relajarse, a ver si así se les quita lo aburridas que son!"

"Katia, no, estamos muy chicas para beber, incluyéndote a ti." Contestó Abigail alzando una ceja.

"No seas tan bruta Abi, ya casi cumplen 18, y yo tengo 19.  ¿Tú que dices Sammy? ¿También le tienes miedo a un traguito?"

Me mordí el labio pensando.  Y volteé a ver a Abigail.  La verdad si me entraba curiosidad, y había sido demasiado el estrés de los exámenes finales.

"¿Un poquito no haría mal, o sí?" Pregunté.

Abigail rodó sus ojos, pero al fin accedió, nos acomodamos las tres en la cama, bebiendo y escuchando música, Katia de vez en cuando bailando como loca.  Poco a poco se nos fueron subiendo los tragos, y cuando comenzó esa canción, mi canción, no pude evitarlo cuando me llené de sentimiento.

"Eres casi el hombre perfecto,
el que busqué por tanto tiempo,
el que me hace vibrar
la piel y el esqueleto.

Eres casi el hombre perfecto
el que yo imaginé en mi sueños
de los que rara vez se pueden ver
debiste nacer en año bisiesto.

Tu serías el hombre perfecto,
pero solo tienes un defecto....
que no eres soltero."

Canté, canté desde el fondo de mi corazón, y lagrimas rodaron por mis mejillas.  Las dos se me quedaban viendo sorprendidas.

"¡La santurrona está enamorada!"  Katia comenzó a reirse burlante

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La santurrona está enamorada!Katia comenzó a reirse burlante.

"¿Qué? Por supuesto que no." Dije, limpiándome las lagrimas, y tomé otro trago de golpe.

"Si lo estás amiga, no lo puedes ocultar. ¿Realmente es de un hombre casado?"

"¿Y mayor que tú? ¿Te gustan los mayores? Con razón, no le haces caso a ninguno de los chicos que andan detras de ti en la escuela."

"¡Ya, basta! Sí, sí estoy enamorada de alguien, ¿contentas?"

"Sammy, dinos quien es, andale.  Yo siempre te cuento todo."

"¿Quién es? De aquí no sales hasta que nos digas."

Las dos seguían insistiendo tanto, y me sentí tan abrumada, que lo solté, solté mi gran secreto sin pensar. ¿Culpa del alcohol? Quizá, pero no me conocía a mí misma, jamás había bebido tanto.

"Don Armando, ¿ok? Estoy enamorada de Don Armando." Tan pronto salió eso de mi boca la cubrí con mis manos asustada.  Las dos me miraron en shock, y Katia pronto achico sus ojos, mirándome con odio, Abigail me miraba con decepción, y eso sí que me mató.

"Tan mosquita muerta y anda detrás de nuestro papá, Abi.  Te dije que no confiaras en ella."

"¿Cómo pudiste Sammy? Eras como mi hermana.."

"Abi.. perdóname.." Sollocé,  tratando de tomar su mano, pero ella me rechazó. "Juro que jamás fue mi intención enamorarme.  Y no.. no estoy detrás de él, jamás intenté algo y no sería capaz de meterme entre tus papás.."

"No te creo." Dijo Katia levantandose de la cama y abrió la puerta de la recámara, señalando que me saliera. "Vete, y no vuelvas, y mas te vale que no busques a mi hermana.  No te quiero cercas de ella o de mi papá, ¡mosca muerta!"

Abigail bajó su cara, llorando también, pero no dijo nada y no me detuvo al salirme.  Sentí mi corazón partirse en mil pedazos y tomando mi mochila salí huyendo de esa hacienda.

Esas últimas semanas fueron un infierno.  Mi mejor amiga, mi única amiga, ya no me quería ni ver, y  Katia se encargo de difundir terribles chismes de mi en el colegio, todos me señalaban al pasar.  Tan solo terminamos los exámenes finales, le informé a mi padre que me marcharía del pueblo, que no acudiría a esa universidad cercana en la que habiamos planeado ir juntas Abigail y yo.

Sí, huí de mi pueblo, de mi mejor amiga, de mi amor imposible, pero no de mis sueños.  Empaqué mis maletas, y empecé una nueva vida en el extrangero. 

Pero a veces el universo se encarga de poner todo en su lugar, y lo que alguna vez pensamos imposible se vuelve una realidad.

Mi hombre casi perfecto, nos volveremos a ver.

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𝓓𝓲𝓯𝓮𝓻𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora