𝙲𝟷𝟿 𝙽𝚘 𝙼𝚎 𝙱𝚞𝚜𝚚𝚞𝚎𝚜

314 43 31
                                    

No podía contener las lágrimas, sentada en el piso de mi baño lloraba desconsolada abrazándome a mi misma.  Tiradas enfrente de mi esas cuatro pruebas que no dejaban duda alguna, todas con dos fuertes líneas rosas.   Estaba embarazada.

"No así.. no así.." sollocé.

¡Estúpida! ¡Tonta! Yo siempre me he cuidado.. pero pensando atrás.. si hubo una ocasión que olvidé tomar mi pastilla, esa noche de la fiesta del pueblo.

Nuestro amor había rendido frutos.. pero Armando no quería ser padre. Un gran error.. esas fueron sus palabras cuando mencioné tener un bebé.

¿Pero como podía ser un error este pedacito suyo que crecía dentro de mi? Tan solo tenía minutos de saber de su existencia y ya mi corazón explotaba de amor por este pequeño ser que venía en camino.

Respiré profundo para calmarme y después de lavarme la cara regresé a la cama. Agradecí que esta noche no se quedó él conmigo.. necesitaba pensar cómo proceder después de comprobar mis sospechas.

"Dulces sueños, niña mía.  Te amo." Me llegó su mensaje al celular.

"Y yo a ti.. te amaré siempre mi gruñón." Contesté, derramando lágrimas de nuevo, simplemente me rebasaba.

Un gran error.. sus palabras no paraban de resonar en mi mente. Armando no quería bebés y yo no lo iba a atar a mi lado con un hijo que él no deseaba. Sabía que él se haría responsable si se entera de mi estado.. pero a fuerzas no..

Nuestro amor había sido un lindo sueño.. pero ya era hora de despertar y enfrentar la realidad.  Necesitaba pensar en mi futuro y el de este bebé.. un futuro probablemente sin Armando.

Mi primer instinto fue huir, como lo hice hace tantos años.. cosa que no podía hacer, ahora tenía la responsabilidad de la clínica y no podía abandonarla.  Pero si necesitaba alejarme unos días para aclarar mi mente. 

Temprano llegué la siguiente mañana, organizando todo en mi oficina y cuando llegaron Juan y Lolita los hice pasar. Les informé que estaría ausente un par de semanas y Juan, mi enfermero, se quedaba a cargo de la clínica.. y que los casos más graves los trasladarán al hospital de la ciudad.

"¿Y esas maletas? Sam.. ¿qué pasa?" La voz de Armando me sorprendió al salir de mi casa topándome con él en la entrada.

"Pasa que.. necesito un tiempo. Me voy Armando.."

"¿Pensabas irte sin decirme nada?"

"¿Y desde cuando te tengo que rendir cuentas de lo que haga o deje de hacer?" Contesté algo brusca.. no pude evitarlo, era tanta mi frustración hacia él.

"Samanta.. no es así.. somos una pareja, ¿o no? Hablemos las cosas, si he hecho algo.."

"No hay nada de que hablar Armando.." esquivé mi mirada.  "Y no sé... la verdad ya no estoy segura de que sigamos siendo pareja."

"¿Qué?... Sam.. después de todo por lo que hemos pasado.. ¿estás dudando de que estemos juntos? ¿Acaso no me amas? No juegues por favor.."

"No es un juego..Armando, yo te amo, te amo como no tienes idea.. y siempre te amaré.  Pero necesito un tiempo para pensar, hay cosas que necesito aclarar...  Es mejor que dejemos nuestra relación aquí.  No me busques por favor, adiós."

Antes de que pudiera reaccionar subí rápido a mi camioneta y me arranqué dejándolo con la boca abierta.  Mi celular no tardó en sonar, y era él, lo lancé a un lado ignorando su llamada y comencé a llorar golpeando el volante.

Mi corazón estaba echo pedazos, no concebía un futuro sin mi hombre perfecto.. pero ahora no podía pensar solo en mi.

Manejé en automático, sin rumbo fijo, inconscientemente llegando a la Hacienda Arango.. pensé seguir el camino.. pero necesitaba alguien con quien hablar, alguien que me comprendiera, y con Abigail no me atrevía hacerlo.

Bajé de la camioneta caminando hacia la entrada de la casa grande, y en el jardín de enfrente se encontraban los hijos de Octavio jugando pelota con la nana.

"¡Hola Sammy!" Los dos pequeños gritaron de emoción al verme, y corrieron a abrazarme.

"¡Hola mis niños!" Suspiré cerrando mis ojos.  Eran unos hermosos..

"Hola Samanta.." Susana se acercó tomando mi mano. "El Señor Arango no se encuentra.. pero no tarda en regresar, si quieres pasar a esperarlo."

"No quisiera incomodar.. creo que vengo luego."

"No incomodas.. ven, tomate un cafecito conmigo, y así platicamos."

Susana me tomó del brazo, sonriéndome tan linda que no me pude negar.  Dejó a los niños a cargo de una de las muchachas, y me llevó hacia la cocina donde ella misma preparó el café, y nos sentamos en la mesa..

"Se que apenas nos conocemos.. pero puedes confiar en mi Sam.. tienes tus ojitos inchados y rojos de llorar, se que algo pasa, ¿por eso buscabas a Octavio?"

Asentí bajando la mirada, y el llanto me invadió.  Susana me envolvió en un abrazo tan cálido que me recordó a mi mamá.. ¡como la necesitaba en este momento!

"Calma mi niña.. todo va a estar bien.." susurró acariciando mi espalda.

"Así me decía él.. ¡ash, mendigo gruñón!" Limpié mis lágrimas respirando profundo.

"Cuéntame, ¿qué pasa?"

"Pasa que.." agrandé mis ojos al sentir unas náuseas inmensas repentinamente.

Corrí hacia el baño más cercano, Susana detrás de mi, y sostuvo mi pelo mientras vomitaba.  Después de enjuagarme la boca nuestras miradas se conectaron.. y me entendió sin palabras.

"Estás embarazada."

"¡Estoy embarazada!" Esas palabras escaparon de mi boca por primera vez, haciendo la noticia más real. 

El futuro estaba incierto, pero pasara lo que pasara, de una cosa estaba segura, que este bebé crecería rodeado de amor.

𝓓𝓲𝓯𝓮𝓻𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora