𝙲𝟹𝟶 𝙽𝚞𝚎𝚜𝚝𝚛𝚊 𝙻𝚕𝚞𝚟𝚒𝚊

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"Pido la paz para esta guerra
Amor, perdóname"

Llena de nervios... así me encontraba en esa cabaña esperando an Armando. Deseando con toda mi alma que ese loco plan para hacerlo reaccionar funcionara.

El resultado sería uno de dos.. o Armando se dejaba consumir por la amargura nuevamente y nuestra relación terminaba, cosa que me partía el corazón en mil pedazos al solo imaginarlo... o mi señor lindo por fin se daba cuenta que ya había sido demasiado, que era hora de perdonar, no solo por nosotros pero por el hermoso futuro que nos esperaba, y esos pequeños que pronto nos llegarían a endulzar la vida.

Un suspiro escapó mis labios y me asomé por la ventana. El sol empezaba a bajar, señalando la llegada de la noche.. y mi ansiedad crecía en mi. Aún no vencía mi miedo a la obscuridad en medio de la nada, y Armando ya se había tardado.

Desde la mañana que esas locas y yo habíamos puesto este plan en marcha y ya casi obscurecía.

"¿Será que Armando decidió no luchar por lo nuestro?" Murmuré a mi misma, mi corazoncito apachurrándose.. pero a lo lejos noté las luces de una troca acercándose por el angosto camino hacia la cabaña.. era él.

Rápido corrí a la mesa encendiendo las velas sobre ella, sirviéndole a él la copa de su whiskey favorito y poniendo esa canción especial..

"¡Samanta!" Exclamó Armando al entrar por la puerta y fijar esa mirada furiosa suya sobre mi.  No pude evitar soltar una carcajada, una que era de nervios más que nada, y Armando se puso más colorado. "¿Y te ríes también condenada? ¿Después que me traes como loco buscándote por todos lados? ¿Te parece gracioso? Fui con Octavio, con tus papas, te busqué en tu consultorio, te busque en—"

"Shh" logré controlar mi risa, y me acerqué a él silenciándolo con un pequeño beso sobre sus labios, "pero al fin me encontraste. Calma mi señor lindo, no digas nada y baila conmigo, ¿sí?"

Armando suspiró abrazándome fuerte y yo me aferré a él. Cuanto lo había extrañado, su cariño, su aroma, sus brazos fuertes alrededor mío.

"No me vuelvas a asustar así Sam, me muero si tú te vas de mi vida." Susurró tomándome suave del mentón y mirándome a los ojos.

Asentí silenciosamente y bailamos, mi rostro recargado en su pecho, sus brazos envolviéndome, y me empecé a sentir segura nuevamente, el mundo volviendo a su lugar correcto.

Hago un llamado a tu conciencia
La mía ya me está matando
Quien te está hablando se rindió
Perdió todas sus fuerzas
Y hoy viene a suplicarte
Y a pedir perdón

Ay, perdóname, perdóname
No me hagas llorar
No sé cómo hablar
Ay, perdóname, perdóname
¿Qué tengo que hacer?
Si quieres me rindo a tus pies

Besos siguieron ese baile de reconciliación. Besos que me encendían la piel, besos que pedían más, más cercanía, más pasión, más amor..

Terminamos en la cama donde Armando me hizo el amor tan tiernamente, con devoción, dejándome saber en cada caricia cuanto me amaba, y yo simplemente me derretía entre sus brazos.

"Amor.. te quiero pedir dis—" comencé pero ahora el me callaba con un tierno beso.

"Dejemos eso atrás. Solo prométeme que no habrá más secretos entre nosotros. Que no te irás de mi lado, ni siquiera de broma, por que una más de estas y si que quedo loco."

Solté una risa acurrucándome más a su lado, buscando su calor.

"Lo prometo mi vida."

Las velas se apagaron, y la única luz filtrándose por la ventana provenía de una luna llena hermosa. Armando me observaba con una pequeña sonrisa en su rostro y se levantó comenzando a vestirse.

"¿Qué haces?" Pregunté curiosa sentándome y cubriendo mi pecho con la sábana blanca.

"Vamos a ver la luna, tú y yo. A vencer ese miedo tuyo de la oscuridad, ¿hmm, te parece?" Se sentó a mi lado tomando mi mano en la suya y besándola.

Después de pensarlo varios segundos que parecían eternos, respiré profundamente y asentí, vistiéndome también. Sin soltarme la mano caminamos afuera de la cabaña, del refugio que me protegía de la obscuridad, de lo desconocido.. pero.. a su lado era distinto. Ese miedo que me plagaba por casi toda mi vida simplemente se desvaneció.

Armando nos dirigió a una banca de madera al lado de la cabaña donde nos sentamos, sus brazos protectores sobre mis hombros, mi cabeza recargada en él, y nuestras miradas en la luna, admirando su belleza. Era un momento mágico, definitivo.

"La noche en el campo... es bellísima.. y más teniéndote a mi lado.." susurré y sus manos apretaron mi hombro suavemente en respuesta.

Y la magia no paraba.. di un pequeño brinco alarmando a mi señor.

"¿Sam?"

"¡Mi amor!" Llevé su mano a mi vientre y bajo la luz de la luna vi su sonrisa llena de asombro. Sentimos juntos por primera vez a nuestro bebé moverse.

Un Año y Medio Después..

Justo como lo predijo Armando.. nuestro bebé fue un hermoso niño, la mezcla perfecta de nuestro amor.  Con su pelo obscuro rizado, con mis ojos verdes.. Luisito era nuestro orgullo y adoración.

Y hoy ¡su fiesta de cumpleaños!

Mi bebé hermoso cumplía un añito.  Toda la familia nos acompañaba en nuestro jardín en este día tan especial.  Katia y José con la pequeña Alina, quien era la viva imagen de Katia. Mi papá y mamá que regresaban de su último viaje. Octavio y Suzy con sus peques.. y Abigail con su pareja.. Lucía, que por cierto me había pedido un favor hace unos días, y por supuesto acepté.. no contaba eso como secreto, ¿o sí? Esa misma tarde Lucía le pediría matrimonio a mi querida Abi.

Si aquellos años atrás, cuando huí de este pueblo con el corazón en mil pedazos.. sí en ese entonces me hubieran dicho que mi familia crecería tanto, que el corazón de mi señor gruñon, de mi hombre perfecto, llegaría a ser mío, que tendríamos a un precioso hijo, hubiera dicho que estaban locos, que solo era un bonito sueño, uno imposible.  Pero mi sueño se volvió realidad.

Mis corazón estallaba de felicidad al mirar an Armando con nuestro hijo en sus brazos, y los abracé a los dos.

"Te amo, mi señor gruñon."

"Y yo a ti, niña loca.  Te amo Sam."

Me paré de puntitas, y sellé nuestro amor con un beso.  Nuestra lluvia pendiente al fin llegó.

FIN 💛

𝓓𝓲𝓯𝓮𝓻𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora