𝙲𝟷 𝚅𝚎𝚛𝚊𝚗𝚘

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"No saben que nuestro secreto
Es tu juventud y mi experiencia"

Bien dicen que si conoces a la persona correcta en el momento equivocado la vida vuelve a juntarlos de alguna manera.  Y así fue mi caso.  El hombre de mis sueños, el hombre perfecto, lo conocí cuando yo apenas tenía 17 años y él ya era un hombre maduro, con un matrimonio feliz, y para variar, era también el papá de mi mejor amiga.

10 Años Atrás...

"¿Me vas a decir por fin quien te trae así?" Preguntó de repente Abigail llamando mi atención.

Esa tarde nos encontrábamos en el jardín de su hacienda, terminando nuestra tarea acostadas en una manta bajo la sombra de un enorme árbol.  Pero al verlo a él, Don Armando, hablando con unos trabajadores afuera de la caballeriza mi mente voló.  Es tan guapo, tan varonil, tan caballeroso, simplemente perfecto, que mi corazón se aceleraba con solo su presencia.

"No se de que hablas" Contesté regresando mi mirada al cuaderno enfrente de mi, un suspiro escapándoseme sin poder evitarlo.

"No te hagas, últimamente andas muy distraída, con tu mente en las nubes, esos suspiros, esas canciones de amor, se que estás enamorada Sammy.  Cuéntame ya, ¿qué acaso no somos amigas?"

"Lo somos, las mejores amigas Abigail, pero ya no insistas por favor.  No estoy enamorada de nadie."

Pero si lo estaba. Estaba perdidamente enamorada de Don Armando, el papá de Abigail, y obviamente no le podía contar eso. No me lo perdonaría, y yo no soportaría si llegara a perder su amistad.

No supe cómo, ni en qué momento, pero ese señor se robó mi corazón, fue inevitable. Era un amor imposible, un sueño, un amor solo mío, mi primer amor. Don Armando era prohibido para mi. Además de la diferencia de edades, por dios yo solo tenía 17 años y él en sus cuarentas, también estaba felizmente casado, y yo no era nada más que la amiga de su hija. Don Armando muy apenas notaba mi existencia.

"Hola niñas, ya se está haciendo tarde, ¿por que no terminan la tarea adentro de la casa?"Alcé mi mirada y ahí estaba el, limpiándose el sudor de la frente con un pañuelo.

"Hola papi, sí, tienes razón, vamos al comedor Sammy."

"Don Armando.. ¿cómo está?" Pregunté, seguramente sonrojándome mientras levantábamos nuestras cosas, pero afortunadamente Abigail ocupada no lo notó.

"Muy bien hija, ¿y tu papá? Hace tiempo que no lo veo."

"Ocupado en el consultorio, ya sabe.."

"Bueno, mucha platica, pero Sammy hay que terminar esto, se entrega mañana, ¡vamos!"

Con una sonrisa me despedí de Don Armando, y él me sonrió también, sus ojitos risueños achicándose y ese hoyuelo que me derretía aprecio en su rostro.  Seguí a Abigail a su casa y Don Armando regresó a su trabajo con los caballos que entrenaba.

Lejos de él por fin me pude concentrar en ese reporte para nuestra clase de biología, y pronto lo terminamos.

"Listo, estoy segura que nos sacaremos una muy buena calificación" Dije, orgullosa de nuestro esfuerzo, pero la sonrisa desapareció de mi rostro al ver entrar al comedor a la mamá y a la hermana mayor de Abigail.

𝓓𝓲𝓯𝓮𝓻𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora