Bien dicen que si conoces a la persona correcta en el momento equivocado la vida vuelve a juntarlos de alguna manera. Y así fue mi caso.
El hombre de mis sueños, el hombre perfecto, lo conocí cuando yo apenas tenía 17 años, y él ya era un hombre...
"¿Sorprendidos?" Preguntó alzando una ceja. "Podrían disimular por lo menos. La troca de papá está estacionada enfrente de tu casa desde anoche Samanta."
"Abi.." las palabras me fallaron y voltee a ver a Armando quien estaba atrás de mi, su expresión la misma que la mía. ¡Atrapados!
Era tanta mi dicha de por fin estar con Armando, de que al fin acepto sus sentimientos y que nos amábamos de tal manera que el tiempo había volado y olvidé por completo todo salvo nosotros.
Y al parecer lo mismo le sucedió a él. Ni siquiera tuvimos tiempo de discutir como daríamos la noticia a sus hijas, y ahora aquí estaba una de ellas.
"¡Digan algo! ¿Están o no juntos?" Preguntó Abi cruzando los brazos.
"Bueno, hablemos adentro, pasa." Me moví a un lado y Abigail fue directo a la sala, pero no se sentó, se nos quedaba viendo con una expresión que no podia descifrar, si era enojo, o sorpresa, o que, y eso me ponía mas nerviosa aún.
"Los escucho." Dijo, moviendo su pie impacientemente.
"Nosotros.." empecé, volteando a mirarlo, y sin despegar su mirada de su hija, Armando puso un brazo sobre mis hombros, pegándome a él.
"Si, Abigail. Samanta y yo estamos juntos.. se que será difícil de entender pero.."
"¿Difícil?" Soltó un suspiro Abigail y se dejó caer en el sofá. "Sí que lo es.. Sammy, eres como una hermana para mi, ¿ahora te tengo que decir mamá o qué? ¿Madrastra?" Preguntó alzando una ceja.
Solté una carcajada de los nervios, y Abigail sonrió levemente.
"Y como tu madrastra me respetas señorita."
"Las dos igual de locas." Negó Armando suspirando, pero aliviado cuando Abigail caminó hacia nosotros y nos abrazó.
"Es difícil de asimilar, pero no me opongo. Te amo papi, y te adoro Sam. Quiero la felicidad de los dos. Solo les advierto que con Katia no será tan fácil."
"Gracias hija. Tan linda y comprensiva como.." Me miró de reojo y sonreí.
"Como tu mamá." Terminé por él y me sonrió agradecido. "Eres una gran mujer Abi, gracias por apoyarnos.. tú sabes cuanto amo a tu papá, y solo deseo hacerlo feliz."
"Lo sé tontita."
La puerta sonó nuevamente y ahora si era la bendita pizza. Abigail se quedó a cenar con nosotros y ambas nos moríamos de la risa al ver a Armando hacer sus gestos de señor gruñón, pero finalmente probó la pizza y no le pareció tan mal.
Abi se retiró primero, y Armando se despedía de mi en la sala para hacer lo mismo. Lo abracé fuerte, inhalando su aroma tan adictivo para mi, y el me envolvía en sus fuertes brazos.
"No quiero que te vayas..." suspiré.
"Y yo no te quiero dejar sola, pero.."
"El deber llama. Lo sé." Sonreí alzando mi mirada.
Él tenía negocios por atender, y yo necesitaba descansar algo más para mañana temprano regresar a mi rutina. Me paré de puntitas buscando sus labios y el sonrió. En un rápido movimiento me tomó de los muslos subiéndome a su cintura y lo envolví con mis piernas.
Rodeé su cuello con mis brazos, besándolo a mi antojo al fin. Sus labios me volvían loca, nuestras lenguas rozaban sensualmente, jadeos escapando de mi.
"Eres un peligro Samanta.." susurró agitado al separarnos, juntando nuestras frentes.
"Eso no lo dudes." Sonreí picara mordiendo suave su labio.
Un pequeño gruñido escapó de él, pero respirando profundo me bajó con delicadeza, y dejándome otro pequeño beso se retiró.
Me sentía tan aliviada por la manera que Abigail recibió la noticia de mi relación con su papá, de tener su apoyo, por que si que lo íbamos a necesitar.. discutimos durante la cena como decirle a Katia, pero no llegamos a ninguna decisión.. supongo que sería de golpe cuando llegara el momento y que sea lo que dios quiera.
La siguiente mañana di mi paseo en la plaza con Abi como era costumbre, y me interrogó de cómo se dieron las cosas.
"Si que es un necio mi papi.. y no sabes cuanto me alegra el corazón verlo feliz de nuevo. A ver si se le quita un poco lo amargado."
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"Yo no lo puedo creer todavía.. pero debo admitir que su lado gruñón me fascina."
"¿Para cuando mis hermanitos? Siempre quise uno, y se que mi papá se moría por tener un varoncito." Me golpeó divertida el hombro.
"¡Oye! Más respeto a tu madrastra o te mando a un orfanato en suiza." Me reí, pero mi corazón se aceleró al pensar en bebés. "Yo no quiero hijos Abi.. no aún." Dije después de unos minutos. "Lo nuestro apenas empieza y no hemos discutido eso. Tengo tantos planes para mi futuro.."
"Pero ahora es distinto, ¿no? Tus planes pueden cambiar."
"Si que lo es. Solo el tiempo tiene la respuesta."
Abigail sonrió y después de un abrazo tomamos rumbos distintos. Ella a su clínica veterinaria y yo a mi consultorio.
El día progresó rápido, entre consultas, un par de llamadas de emergencia. Y al llegar la tarde recibí esa llamada que me aceleró el corazón.
"¿Qué tal tu día, niña mía?" Sonreí llena de ilusión al escuchar su voz, y de pronto no me molestaba más que me llamara niña.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"Lo usual, me estoy preparando para regresar a la casa."
"Ven a la hacienda.. te quiero mostrar algo."
"¿Cual es el plan?" Pregunté curiosa.
"Un paseo a caballo, ¿que dices?"
"Que me encanta. Me cambio de ropa y salgo para allá."
Sí, mi futuro era ese hombre, el que siempre soñé, mi hombre perfecto. Y unos cambios habría que hacer, pero por nuestro amor, por mi señor amargura, estaba dispuesta a todo.