Capítulo 21

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Los nervios eran más grandes que todo en mí. Cruzaba mis dedos por detrás de mí para que nada saliera mal y que todo fuera de acuerdo a las espectativas que en mi cabeza se habían armado. Talvéz Dalter no era el tipo de chico que deseaba presentar a mi papá, tampoco uno que él quisiera conocer pero al fín y al cabo, la oportunidad y la situación ya estaban frente a nosotros.

Lo miré por última vez y no pude evitar reír al ver su cara de " ¿Es enserio? " por no permitirle abrir la puerta de la habitación a causa de mis nervios. Podía darme cuenta de que la paciencia no era algo que en Dalter habitaba. Suspiré profundo y asentí para que girara el pomo. Quedamos a la vista de mi padre, quien levantó su mirada de inmediato y se mantuvo espectante.

Extrañaste verlo, ¿verdad? Sé que no te haz aguantado tanto tiempo sin ver a la única persona que supo comprenderte.

No sientas pena por él, Eider, sabemos que es mejor que no supiera exactamente lo que sucedió.

Observé a Melania dormír sobre su cama, mi padre dejó de acariciar su hermoso cabello en cuanto divisó nuestros rostros. Sus ojos mostraban dolor y las quemaduras en ellos me mostraban cuanto había llorado. Me dolía de una forma indescriptible que él y Melania estuvieran en medio de todo aquello.

Hice una mueca y lo miré a los ojos con una sonrisa apenada. Él sonrió y, con mucho cuidado, se colocó de pié.

— Hija... — susurró con gran emoción. Dirigió su mirada a Dalter con algo de miedo — ¿puedo acercarme a mi hija?

Dalter, con su rostro frío y lleno de autoridad asintió — Claro, sin ningún problema.

Él corrió hacia mí y sus brazos me rodearon con mucha fuerza. Pude sentir sus temblores y sus lágrimas mojar mi hombro; él estaba felíz. No pude evitar que aquella lágrima escapara de mis ojos, realmente estaba muy aliviada de verlo y tenerlo en mis brazos. Él separó su rostro del mío y sonrió, me acunó entre sus manos y apoyó su frente contra la mía.

Sollozos escapaban de sus labios. Podía oír su corazón destrozado pero felíz en ellos.

— Melania está bien — susurró y sonrió —, ella está bien, cariño.

Reí — Lo sé, papá, él no va a lastimarlos.

— ¿Lo conoces? ¿Porqué quiere dañar a mamá? — frunció el ceño y las lágrimas no paraban de caer sobre sus mejillas.

— He venido a presentartelo — dije con firmeza aunque por dentro muriera de nervios —, lo conozco hace un tiempo.

Él se separó de mí y mantuvo fija la confusión en su rostro.

— Papá, él es Dalter — lo tomé de la mano y Dalter hizo una reverencia —. No es una mala persona como parece ser, él quiere salvarnos.

— Hija...

— Señor — Dalter levantó su mano y lo interrumpió con gentileza —, la historia es bastante larga y espero poder charlar con usted luego, pero en este momento necesito que se concentre en lo que su hija tenga para decir. Sé que usted no es un mal padre y jamás lo fué, no cometa el error ahora.

Vaya, Eider, creo que Dalter admira a tu padre.

Mis ojos estaban más que abiertos, estaba sorprendida por ciertas palabras que Dalter había dejado salir de su boca.

Mi padre pareció haberse relajado, sus hombros bajaron y él extendió su mano para estrecharla con Dalter. Fruncí el ceño al ver la pizca de confianza que se había generado en ese ambiente, no era para nada lo que esperaba pero era bastante aliviante para mí.

Fuera de mi habitación ©️ | (+18) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora