Fuera de mi habitación ©️ | (+18) #1

La luz se apaga

Capítulo 32

¿Era débil? ¿Porqué no logré enfrentar a mi madre tal y como quería hacerlo? Permití que ella lograra intimidarme exactamente como lo había hecho durante toda mi infancia, esa infancia que ella me robó.

Ahora me encontraba sentada sobre el bar de mi cocina, bebiendo un café mientras que una manta calentaba mi cuerpo y ayudaba a que mis temblores disminuyeran. Mis ojos ardían y estaban hinchados, algo bastante molesto después de llorar. Frente a mi había un pequeño espejo y mi reflejo era desepcionante.

Mira como te ves, me desepciona que te hayas vuelto tan débil a comparación de antes.

— Ya no aguanto — susurré y cerré mis ojos mientras llevaba una píldora a mi boca.

Me sentía cansada, muy cansada y en todos los sentidos; como si la carga de todos los años hubiera tomado el peso que tenía que tomar y ahora ya no fuera fácil de cargar.

Respiré profundo, dejé que el aire nadara por mis pulmones relajando cada parte de mi cuerpo y un poco de mi mente para luego soltarlo lentamente, era terapéutico.  No quería pensar en Dalter, ni en mi madre y mucho menos en papá y Melania, eran más que problemas en mi cabeza.

Incluso lo que me hacía felíz era una carga.

Llevaba años con cansancio físico, teniendo pocas fuerzas para realizar lo que tenía que hacer; insomnio; siempre estando irritada y con falta de autocontrol, lo que había llevado a tratar mal a mis familiares e incluso a autolesionarme; mi falta de motivación me llevaba a sentir que todo era obligado, como si todo fuera mecánico y no tuviera el cien por cien de deber para hacerlo.

Estaba destruída emocionalmente, cansada.

Dalter se encontraba sentado frente a Holly, jugando con un encededor entre sus dedos, de alguna forma sentía su mirada clavada en mi espalda tratando de estudiar que es lo que hacía y que me estaba pasando en esos momentos. Seguramente lo adivinaría sin problema o estaría muy cerca de hacerlo.

Apoyé mi cabeza entre mis manos y descansé los ojos por unos minutos, terminando así dormida. Unos pequeños toques sobre el hombro hicieron que despertara y fregara mis ojos sin ganas de hacerlo, porque sinceramente, ya no tenía ganas de despertar.

— Eider — susurró Dalter, tenía su rostro inexpresivo pero podía sentir su toque de preocupación mínima —, ¿quieres ir arriba?

Negué con la cabeza y dí un bostezo — No, gracias, mis ganas de caminar no existen.

— ¿Qué es esto? — preguntó mientras leía el frasco de mis píldoras, frunció el ceño y me miró —. Eider, ¿qué es esto?

— No lo sé, Dalter, no me interesa tampoco.

— ¿No sabes siquiera lo que tomaste y piensas que voy a dejarte aquí abajo sola?

Me volteé lentamente a observar la sala completa, estaba vacía y me pregunté de inmedianto en donde se encontraba mi madre o Holly. Volví mi vista a Dalter con el ceño semi fruncido, estaba muy cansada hasta para hacer gestos.

Mis ojeras caían por los suelos y mis ojos estaban apagados, al igual que todo en mi, era como si mis sentimientos recién me jugaran una mala pasada. Él pareció notar mi confusión.

— Están en la misma habitación, las llevé hace dos horas.

— ¿Dos horas? Ash, dime que no dormí tanto.

— Dormiste dos horas y media, me quedé a mirar por tí pero no puedo soportar el sueño demasiado tiempo.

Reí débil y apoyé mi frente sobre la mesa — Si si, se supone que no hay que bajar la guardia.