trabajo sucio

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Capítulo 27

— Esto es un desastre — se quejó mientras conducía hacia el lago en el cuál habíamos nadado por primera vez —, es muy tarde para manejar y... ash, más por esta niña y sus lloriqueos.

Volqué mis ojos y reposé mi cabeza sobre la ventanilla del auto. Mi vista estaba puesta en lo poco que se podía alcanzar a admirar gracias a la luz de la luna y, la luz del auto, por supuesto.

— Tenía que callarla, y lo hice — traté de ocultar una pequeña sonrisa, supe que él observó mi expresión luego de oírme. El silencio entre nosotros no era incómodo, es más, decía más que mil palabras —. Almenos no todo se arruinó.

— Supongo que no, aún no sabemos si hizo alguna llamada.

Lo observé y presté atención a sus manos; estas temblaban y jugueteaban con el cuero del volante, parecía nervioso y desesperado. Fruncí el ceño y dirigí mi mirada a su rostro, él seguía con la vista en el camino.

— No es posible, la hemos visto cuando a penas reconoció el cuerpo de su hermano.

Bufó y me miró — ¿y? Una chica encerrada en un sótano por tres días, ¿qué crees que hará? ¿Nada?

Volqué mis ojos y resongué — No tenía celulares a mano.

Oh, no...

Comencé a morder mis uñas, la ansiedad se presentó y mis preocupaciones aumentaron. Tenía miedo, miedo por Melania y mi padre. ¿Acaso también escaparon? No sabía si Dalter los dañaría por desobedecer, él era capáz de hacerlo.

La verdadera pregunta era, ¿cómo logró escapar de la habitación, fué mi culpa? Pensé en las miles y millones de posibles faltas o errores que pude haber cometido para que esa parte del plan fallara, para que ella lograra escapar del encierro.

El auto se estacionó y me quité el cinturón de seguridad.

— Toma la linterna que está en el asiento trasero — señaló Dalter mientras quitaba el cuerpo en bolsa del maletero —, no alumbres hacia arriba, ¿Oíste?

Asentí y fruncí los labios.

Era más que obvia la razón por la cuál no debía alumbrar hacia arriba: en la ciudad verían las luces, o cualquiee persona que estuviera cerca de nosotros.

Abrí la puerta trasera y comencé a buscar con mi mano la linterna, mi vista no era demasiado buena en la oscuridad. De repente, sentí algo tivio y oí un lloriqueo molesto de parte de la odiosa criatura con quien acababa de tener contacto. Levanté mi vista y podía distinguir su rostro gracias a los faros del coche, pero no a la perfección.

Oía sus lloriqueos y veía el reflejo de sus lágrimas, al parecer se encontraba llorando a cántaros pero no podía escucharse bien por la cinta que tenía en la boca. La miré de arriba a abajo con mucho asco y un toque de desepción — Creí que eras más... inteligente — escupí y acaricié con mis uñas su mejilla de una manera un poco brusca —. Creo que de verdad me equivoqué, bueno, si lo hice y de eso estoy segura.

Holly comenzó a jadear e intentar safarse de las cintas que sostenían sus muñecas y piernas, su cabello rojizo estaba alborotado y su rostro me mostraba la desesperación en ella.

Aceŕcate.

Una sonrisa se formó en mis labios pero la oculté rápidamente, estaba segura de que no me sentiría culpable por lo que estaba a punto de hacer y me divertiría mucho.

— ¡Eider, has tu trabajo y déjate de idioteces! — exclamó impaciente el rubio mientras arrastraba el cuerpo al borde del acantilado.

Reí con fuerzas — ¡Ya voy!

Fuera de mi habitación ©️ | (+18) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora