"Las princesas"

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Capítulo 8

Llegué al instituto y me pareció tan desagradable ver a tantas chicas sonríendo como en el primer día. Todo aquello me repugnaba.

Caminé por todo aquel patio para llegar hasta la entrada pero un chiflido me detuvo. Con el ceño fruncido y mis dientes casi perforando mis labios, me volteé. Claro que con el cartel de " Te odio, odio todo y voy a golpearte si dices una estupidéz" que siempre cargo encima.

Resongué al ver que se trataba de Holly y Jackson, mis dos únicos compañeros. Di una leve sonrisa de mala gana y dí unos pasos hasta unirme a ellos. Levanté una mano en señal de saludo y mantuve mi mirada fija en Holly.

- Hola, Eider - sonrió Holly. Carraspeó su garganta y dió un codazo a Jackson de una manera poco disimulada.

Era más que obvio que quería que él me saludara y no fuera "Descortés".

Jackson rodó sus ojos con indiferencia y movió su cabeza - Hey - seguido de ese saludo, levantó su mano e hizo una seña con sus dedos. Me llamó la atención ver que tenía las uñas pintadas de negro.

Me daba curiosidad el saber cual era su estilo sin el uniforme escolar.

- Hola - respondí simple - ¿Nos quedaremos aquí?.

Recorrí con mis ojos todo nuestro alrededor, para mi suerte, no se encontraba el tatuado con complejo de superioridad. Mi mirada volvió a Jackson y Holly, me encontraba más seria que en el primer día.

- Entraré, nos vemos luego - avisé y caminé hacia el salón. Ni siquiera les dí tiempo de responder algo, pero como era obvio, me siguieron.

- ¡Eider! - ni siquiera me volteé, pero Holly siguió - ¡Vamos, mírame!.

No me encontraba considerada en esos momentos. El primer día había tenido un poco de consideración y empatía hacia ellos ya que, bueno, era el primer día de ellos también. Tenía que aceptar que la empatía no era algo normal en mi, solo no quería más líos de lo normal.

Habían muchas cosas extrañas en mi, no tan extrañas pero lo suficientemente fuera de lo común como para generar sospechas hacia mi persona. Una de ellas, es la falta de empatía, culpa o arrepentimiento en muchas áreas; sobre todo luego de dañar emocionalmente a alguien.

Dañar, Eider...

Cada que mi mente repetía esa palabra, "Dañar"; no podía evitar cerrar los ojos y sentir un deseo por experimentar aquella adrenalina de herir a alguien, dañarlo. No era algo muy frecuente.

Me volteé hacia Holly y no pude evitar fulminarla con mi mirada, estaba estresada y algo nerviosa con tantos cuchicheos entre la multitud de aquel instituto.

- Ouh - susurró y levantó sus manos en señal de inocencia - tranquila.

Jackson seguía totalmente en su mundo, como siempre. Su rojo cabello apenas si se movía con aquella brisa, sus intensos y apagados ojos solo miraban a una dirección: la nada, sus manos escondidas en los bolsillos de su pantalón y su postura altiva. Para ser uno de esos chicos despreocupados de la vida era uno demasiado recto y limpio.

Su celular picaba cada cinco minutos pero él no le daba ni un cuarto de importancia, algo que me agradaba y a la vez me incómodaba un poco. La idea de que alguien deje algo a medio hacer, no lo haga o ni siquiera le dé importancia también me molestaba de cierta forma.

Mi rostro estaba neutro y mis ojos se perdían de una manera muy retorcida entre los rostros de los hermanos pelirrojos, los estaba estudiando y aprendiendo más sobre ellos.

Fuera de mi habitación ©️ | (+18) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora