Verdad o drama

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Capítulo 31

Sus quejidos hacían que en verdad se me pusieran los pelos de punta, juraba que mis ganas de golpearla otra vez crecían a cada segundo.

Dalter se encontraba sentado a mi lado, sus piernas cruzadas y un vaso de refresco con hielo en sus manos; se veía como el buen espectador que era. Su rostro estaba inexpresivo, espectante a todo lo que sucedía entre Holly y yo, o mejor dicho, esperando a que algo sucediera.

Habían pasado cinco minutos desde que Holly se había desmayado por el golpe que le dí.

Gruñí al oírla quejarse otra vez y dí una pequeña patada a su silla frente a mí — ¿Acaso no puede callarse?

Dalter soltó una risita ronca — Ten paciencia, Pacalí.

— Oh, claro, miremos de quien viene lo dicho.

Colocó su mano en el pecho en señal de indignación — ¿Acaso acabas de decirme inpaciente?

Levanté las cejas y sonreí.

— No es muy amable de tu parte, Pacalí.

— Tú no eres muy amable, Dalty.

Lo observé, sintiendo mil mariposas en el estómago, jamás me había sentido de esa forma. Una sonrisa se formó en su rostro y pude ver sus mejillas ruborizarse de inmediato.

Mis mejillas no quedaron atrás y también ardieron.

Era un momento tan lindo que había olvidado por completo en dónde me encontraba y que estaba haciendo.

— Hay una chica atada frente a ti, Julieta — carcajeó Dalter y yo fruncí el ceño en confusión. Volcó sus ojos —. Julieta, de Romeo y Julieta.

— Oh — reí —, para lo romantico no importa el momento.

— Tienes razón.

— ¿Lo ves? — asentí con orgullo.

Bufó — Claro, nada más romantico que decirse cosas bellas frente a una víctima — sonrió con ironía.

— Ja ja, muy chistoso.

— Tonta — arrugó su naríz y luego le dió un sorbo a su bebida.

— Tú eres un tonto — reí y arrugué la naríz de la misma forma.

Toda la ternura desapareció del rostro al sentir el movimiento de la silla en donde se encontraba Holly. Mi expresión se puso fría y de inmediato me puse firme en todos los sentidos. Me moví rápidamente hasta ella y coloqué mis manos a cada lado de su cabeza.

Ella abrió completamente sus ojos, haciendo que estos se encontraran con los míos, la tensión era obvia en el aire.

Evitaba reír, aunque fuera un momento de suma seriedad, me sentía felíz y sabía que Dalter se encontraba mirándome, eso me alegraba.  No sabía completamente nuestra historia en aquel hospital psiquiátrico, no recordaba todo como en verdad quería hacerlo pero me era muy cómodo recordar lo que sentía en esos momentos.

Esos nervios, esas risas, las mariposas en el estómago, todas esas emociones que creí jamás sentir, todo aquello se lo llevaba Dalter otra vez. Él se llevaba mis primeras experiencias y de las más locas.

Los jadeos y ruídos molestos de la pelirroja hicieron que volviera a la tierra, me sentí algo avergonzada por ser tan distraída en esos momentos, no estábamos en el mejor de los casos como para ponerme romántica y ver lo bueno de todo.

La miré y fruncí las cejas mostrándome confundida y espectante a lo que estaba a punto de accionar. Ella estaba observándome mientras las lágrimas caían sobre sus mejillas, la sangre estaba ya algo seca pero seguía cayendo por su frente. Estiró su torso intentándo acercarse más a mi.

Fuera de mi habitación ©️ | (+18) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora