Castigo propio

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Capítulo 19

Llegó la noche, mi madre continúaba encerrada en la misma habitación que mi padre el cuál se ha mantenido en silencio durante todo el día, lo comprendía. Leí libros junto a Melania en mi habitación, dibujamos y bailamos; no fué de lo mejor para mi pero mientras una sonrisa se formaba en su rostro mejor era para mí.

Me sentía extraña, más apagada pero de cierta forma aliviada, como si algo muy pesado se hubiera quitado de mi vida. No ví a Dalter desde que entré a mi habitación, ni siquiera lo escuché y no me dió órdenes de nada. Mi cabeza estaba repleta de diferentes pensamientos, me encontraba más grave que nunca en cuanto a mis condiciones psiquiátricas.

Melania cayó en sueño. Caminé hasta la esquina de mi habitación y me senté allí, en el suelo y me mantuve mirando hacia la ventana, aquella que me llenó de curiosidad por tantos años y me llevó a toda esta locura, me arrepentía de todo pero también agradecía que me hubiera encontrado con alguien como Dalter.

Recosté mi barbilla sobre mis rodillas y no quité mi vista de allí, mi cabeza continúaba activa; quería castigarme, las ganas de rasguñar mi piel y hacerme olvidar el sentimiento ahogante que me causaba todo lo que estaba sucediendo eran más grandes que nunca, mi pecho se sentía pesado y jamás habría deseado más paz que en ese momento.

Me sentía sola.

Aquél momento me hacía recordar al tiempo que estuve en el psiquiátrico, había sido tan horrible pero relajante en algunos momentos, en esos que me dejaban conmigo misma para interactuar con ella. Siempre solía sentarme en una esquina tal y como lo estaba haciendo en ese momento, trataba de recordar todo lo malo que me había sucedido y buscarle el lado positivo a ello; a veces pasaba días pensando en el mismo suceso.

Aprendí muchas cosas en aquél lugar. Los psquiátras crearon a alguien aún peor, podría decir que entré mejor de lo que salí. Varios de ellos solían pincharme con agujas muy grandes cuando estaba inquieta o seguía las órdenes de mi cabeza, eso me hizo anhelar, sentir necesidad al daño físico cada que me encontraba en un desajuste emocional o mis pensamientos estaban desordenados.

Una lágrima gruesa rodó por mi mejilla; era una llena de cansancio, melancolía y dolor, Sofía me hacía falta en todo este camino oscuro llamado "Vida". Cerré mis ojos y respiré profundo, la páz no llegaba a mi pecho y eso hacía que mis manos tiemblen.

La ansiedad te está carcomiendo, Eider.

ya lo sé — me quejé y me acurruqué entre mis rodillas queriendo llorar —, no me lo repitas.

Debes de herirte, debes de castigarte por todo lo que has hecho hoy.

— No quiero hacerlo.

Lágrimas seguían cayendo sobre mi rostro, mis manos temblaban y mis dientes perforaban la parte interior de mis labios.

Tienes que hacerlo, es para tu bien estar. Sabes que cada que tomas esta decisión luego te sientes mejor.

Vamos, princesa, olvida todo este sentimiento que te hiere, tienes que ser fuerte.

Hazlo por sofía.

Coloqué mis manos sobre mi cabeza y arañé mi cabello, estaba pensándolo demasiado, tenía que herirme como siempre lo hacía; sin embargo, toda la situación con Melania me hacia dudar sobre mis decisiones, no quería dejarla sola o que ella pensara siquiera que lo haría.

Tenía que cuidar de ella tal y como lo había prometido.

Suspiré y, dudando, me puse de pié para comenzar a caminar hasta el baño, tenía que hacerlo en un lugar donde Melania no me viera cuando a penas abriera sus ojos. Me adentré allí y cerré la puerta detrás de mi, podía oír los latidos de mi corazón en cada oído, el temblequeo de mi cuerpo era señal del miedo que tenía en ese momento.

Fuera de mi habitación ©️ | (+18) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora