El mago blanco

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-Estás siguiendo el rastro de dos hobbits-de la luz salió una voz distorsionada, imponente. El poder que cargaba se sintio como una montaña de rocas sobre mi espalda. 

-¡¿Donde estan?!

-Se encontraron con alguien que no esperaban-Respondió con acertijos, definitivamente es un mago-¿Eso te reconforta?

-¿Quien eres?-la pregunta escapó de entre mis labios sin mi consentimiento. La luz me cegaba, así que con mi mano intentando hacer sombra sobre mi rostro, podía ver aún menos al mago. 

¿Es realmente Saruman?¿Por que seria amable y porque no nos está atacando en este instante?

La luz mitigó y un rostro conocido se mostró. Un rostro amable y arrugado por el paso del tiempo, unos ojos curvados y cejas gentiles; y una barba tan blanca como la luz.
Cubierto por una túnica blanca, portaba en su mano un báculo de madera blanca con en el extremo de forma triangular.

-Gandalf-susurre uno de sus nombres, temiendo que fuera una ilusión, un truco de Saruman. Un engaño para ablandar y torturar nuestras mentes y corazones.-Tú...¿Como?...

-Perdoname, te confundí con Saruman-se disculpó Legolas, arrodillándose en el suelo en una reverencia al istari.

-Soy Saruman-proclamó, su voz regresando a tener ese tono cálido que recuerdo-O como Saruman debía ser.

El mago relató su lucha contra el Balrog. Luchando, entre fuego y agua, en una caída infinita, desde la mazmorra hasta la cumbre más alta. Una batalla que ganó a costa de su vida. Sin embargo, la vida le fue devuelta por los Valar para terminar su misión en la tierra.

-Gandalf-llame otra vez, con una sonrisa, dándole la bienvenida de vuelta a la vida.

El mago levantó las cejas confundido.

-Si... Gandalf...solían llamarme así... Gandalf el gris...  Ahora soy Gandalf el blanco. Y en los albores de la tempestad vuelvo con ustedes. 

***

En el camino fuera del bosque de Fangorn un nuevo objetivo fue trazado. Nuestra nuevo destino es Rohan. Pues la guerra se cierne sobre el reino de los caballos y su rey padece una enfermedad difícil de curar, según las palabras del mago. 

La comunidad del anillo está separada, los hobbits se han ido por caminos diferentes y nosotros nos alejamos cada vez más de ellos. Sin embargo, mantengo la esperanza de que sigan con vida. Algo que no es seguro para mi. Ni Bormira... 

¿Esto es tristeza?¿Asi se siente el arrepentimiento la culpa? Es una presión que pesa sobre mi pecho. Es mis años de vida jamas me eh sentido de esta forma. La tristeza de dejar mi hogar no se compara con este sentimiento de perder a un amigo en los brazos de la muerte. 

Seguí la marcha con pasos desganados. Estoy al final de la fila, pero me esfuerzo por no quedarme atrás. 

¿Que debo hacer con estas emociones? Me pesa, mucho. Quiero que desaparezca.  Me envolví con más fuerza sobre mi capa, a pesar del calor, porque siento como me congelo. Como si regresara al bosque de hielo del norte.

-Piensas demasiado en cosas innecesarias-la voz del mago llego desde mi lado. Me volteé sorprendida hacia él ¿Cuando llegó Gandalf a mi lado? ¿Me he distraído tanto?-Concéntrate en tus pasos que te llevan hacia adelante. No te retrases.

Dicho eso, el mago avanzó hacia las afueras del bosque.

Suspire y mire de reojo a mis compañeros. Cada uno siguió al mago fuera del bosque. Legolas se paró a mi lado y sin mirarme se acoplo a mi andar. 

Comprendí el significado de las palabras de Gandalf. No debo olvidar el pasado, pero en estos momentos, debo concentrarme en el presente y futuro. Debo mantener mi mente clara para afrontar lo que se avecina. Y no ser una carga.



Llegamos a donde nos esperaban los caballos prestados por los jinetes de Rohan. Allí Gandalf silbó una melodía armoniosa y donde donde la tierra y el cielo se juntan una sombra gris apareció, veloz como el rayo se acercó a nosotros. 

En cuestión de instantes ante nosotros se presento un magnífico caballo de pelaje gris plateado y crines que se balanceaban con el viento como cientos de hilos de plata. Es mas grande que Arod y desprende una majestuosidad mas grande que ambos caballos juntos. Es...diferente.

-Es un meara-explicó Legolas a mi lado.

-¿Es una raza diferente de caballos?-pregunté, sin embargo la respuesta estaba en mi propia pregunta.

-Sombragris-nos presentó Gandalf- el señor de todos los caballos, que se a enfrentado junto a mi a múltiples peligros.

Gandalf monto al indomable meara y partimos a la capital de Rohan.

Edoras.

La Dama de ForodwaithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora