La caída del muro

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VOLVIIIIIII!!!!

Seis meses sin publicar...lo siento mucho. No tengo mas excusas que decir que tuve un horrible bloqueo. Pero regrese, gracias a todos los que no perdieron la esperanza. Ahora si, no los molestare mas. Lean, disfruten y... bueno, ya verán. 

Pd: No me odien :)





Hace frio. Hay dolor. El olor a muerte y sangre apesta mi nariz, tan poderoso que temo que jamás dejare de sentirlo.

Los orcos brotan de la oscuridad como hormigas. No hay fin, ellos son demasiados. No importa a cuantas cabezas se rebane o cuantas flechas lleguen a destino, hay mas y mas. Los primeros en caer fueron los de la primera fila gracias a los arqueros, pero siguieron avanzando sin importar y sus ballestas reclamaron las primeras vidas de nuestros aliados. Y cuando llegaron al muro los suficientemente tontos se empalaron así mismos con los picos de hielo, los mas inteligentes clavaron unas escaleras de hierro el la tierra húmeda y la lanzaron contra el muro. La batalla se volvió mas sangrienta entonces.

—¡Espadas!¡Espadas!—el grito de Aragorn corrió por todo el muro, los diferentes capitanes repitiendo la orden. Nadie perdió un segundo, todos desenvainaron sus espadas.

 Con ayuda de algunos soldados empujamos una de las escaleras que anclaron al muro, mientras mas elfos nos protegen a nuestras espaldas con sus flechas y Gimli con su hacha de los orcos que intentan detenernos. La escalera cayo, los orcos que trepan por ella chillaron cuando los picos de hielo los saludaron al final de su caída. Dos escaleras mas se anclaron al muro. Nos superaron en numero fácilmente aun con la fortaleza protegiéndonos. Dejamos de intentar derribar las escaleras, cada uno demasiado atosigado para poder siquiera intentarlo. 

Siento la adrenalina recorrer mi cuerpo, el frio brota de mis manos. La magia se siente bien, me hace sentir poderosa. Ni siquiera pienso en que debo sobrevivir, solo quiero matarlos a todos. Destruir todos esos monstruos que osan atacarnos. 

Un grito de furia sale de mi boca y apenas entiendo que es mío. La katana tiembla con anticipación cuando la tomo en mis manos y la desenvaino. En el mismo momento en que la hoja es libre, el invierno eterno de mis tierras me rodea. Respiro profundo, mi mente punza con recuerdos de mi entrenamiento. Las voces de mi padre y mis hermanos se mezclan en una cacofonía de sonidos incomprensibles, pero de alguna manera se lo que quieren decir.

En calma. Tranquila. Movimientos relajados y certeros. Mantén el equilibrio.

Mis brazos se mueven antes de que logre pensar, la espada fluye como agua sobre el aire y corta por la mitad a un orco que me ataco por la derecha. Sin detener el movimiento  giro la katana en mis manos y dibujo un arco sobre mi cabeza, hundiendo el filo en la cabeza de un orco que se lanzo por mi espalda. Me retuerzo en su dirección, dándole una patada a otro maloliente ser y me enfrento a la cabeza partida por la mitad del orco del doble del tamaño normal. El hacha en su brazo cae y la malvada criatura cae de rodillas. Mi sable corto justo en medio de su cabeza dividiendo la mano blanca en dos.

Piso al orco y arranco la katana atascada, sigo peleando sin mirar atrás mientras los cadáveres se congelan. A medida que avanzo, el frio se hace mas intenso. Antes de que mi katana llegue a su destino, los orcos ya son estatuas de hielo.  Y aun así, siguen llegando mas. No se detienen. No acaban.

La Dama de ForodwaithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora