El montaraz regresa

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Traído de entre los muertos, resurgiendo de las sombras, el tenaz montaraz ingreso a la fortaleza montando el meara, el caballo de reyes. Legolas yo lo interceptamos en las puertas de la sala del trono. No me importo la etiqueta ni las apariencias, al ver a mi amigo al cual creí haber perdido no lo dude y saltes sobre el apretándolo en un fuerte abrazo asfixiante. Un quejido de su parte fue mi respuesta. Lo solté de inmediato preocupada por haber agravado sus heridas.

—¿Estas herido?¿Te hice daño?¿Donde?—lo observe de pie a cabeza, pero entre toda la ropa y suciedad me es difícil encontrar las heridas.

—Estoy bien, amiga mía. Me alegro de verte—Aragorn apoyo su mano en mi hombro dando un suave apretón fraternal con una sonrisa cálida pero casando en su rostro. 

—No vuelvas a asustarnos así, el shàn yè de tu cuerpo no durara para siempre—suspire. (buen karma)

—¿Qué significa eso?—pregunto el montaraz confundió. 

Sin embargo no supe como explicarlo en pocas palabras. Asi que negué con la cabeza y me hice a un lado para que pudiera recibir la bienvenida del elfo. 

 Le ab-dollen(llegas tarde)—dijo Legolas con su rostro de piedra. Sin embargo, prestándole suma atención podías notar la leve curvatura de sus labios en una sonrisa aliviada y en sus ojos el brillo de la alegría—te ves terrible.

Aragorn sonrió. De mas esta decir que la amistad entre el elfo y el hombre es la mas profunda entre los cuatro presentes. Quizás porque ellos se conocen desde antes del concilio, como mi amistad con Gimli. Me aparte unos pasos para darles privacidad encontrando a la princesa de Rohan mirando en nuestra dirección con una sonrisa. Decidí acercarme a ella.

—Princesa—la salude con una leve reverencia al estilo élfico. Eowyn me recibió de la misma manera.

—¿Cómo esta?—pregunto. Creo que no hay necesidad de especificar el sujeto señalado en su pregunta.

—Esta bien—sonreí—es muy resistente...y afortunado.

—Es un alivio.

—Si, lo es.

Eowyn me miro con ojos dudosos. Al final encontró valor y me hablo.

—¿Usted y el caballero Aragorn...?—no necesito terminar la pregunta para saber a que se refería. 

—¡No!—negué rápidamente columpiándome entre la diversión y la aflicción—Aragorn es un buen amigo y compañero.

—Oh—Eowyn asintió con una pequeña sonrisa—lo lamento, fue una pregunta tonta, usted prefiere mas a los de cabellera rubia como hilos de oro, elegancia sin igual y silenciosas palabras.

Enrojecí como un tomate ante sus palabras. 

—¿Es tan obvio?—murmure con voz tan bajita que dude que me haya escuchado. Pero su risa me respondió que si me oyó.

—No se preocupe, dudo que alguien mas se haya percatado. ¿Ustedes están en una relación?

—¿Cómo podríamos?—suspire con una sonrisa amarga— Aun si él respondiera a mis sentimientos, nos conocimos en tiempos de guerra y el futuro es tan incierto que no vale la pena soñar con el. 

La princesa acaricio con las puntas de sus dedos unos mechones de mi cabello y me sonrió con ternura, por un momento vi en ella el rostro de mi madre al consolarme cuando mis hermanos me molestaban.

—Nunca es mal momento para el amor. Si hoy fuera su ultimo día ¿no se arrepentiría al final de no haberlo intentado al menos?

No supe contestar. Curioso son los humanos, una niña que aun no a cumplido dos décadas pisando esta tierra dándole consejos y dejando sin palabras a alguien que a vivido mas de un siglo.

La Dama de ForodwaithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora