Cambio de Planes

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Partimos de Rivendel, y Gandalf tomo el puesto de guía. Recorrimos el mismo camino por el que vine. Los caminos escogidos por el mago son seguros, por lo que no tuvimos ningún percance. A medida que avanzábamos los Hobbits me contaros su historia, como Frodo heredo el anillo de su tío Bilbo y que poco después tubo que huir de su hogar, La Comarca, para llevar el anillo a un lugar donde los espectros de Sauron no lo tomaran. Al viaje se les unió su fiel amigo Sam y poco después se cruzaron con los otros dos Hobbits, la alegría de la compañía, Merry y Pippin. Aragorn, también conocido como Trancos, los ayudo a llegar a Rivendel.

-Me alegra que Lord Elrond te haya salvado, Frodo-dije cuando me narraron la parte de la historia en que una espada maldita de los espectros lo apuñalo-Tienes mucho aun por vivir.

No me refiero solamente a llevar el anillo a Mordor. El pequeño hobbit aun es joven, debe regresar a su hogar, enamorarse y formar una familia. Ser feliz, en su humildad y sencillez tan típica de los Hobbits. Gandalf también me narro historias del tío de Frodo, Bilbo, y la compañía de Torin. Gimli acotaba en varias partes haciendo parecer a los enanos grandes guerreros invencibles y terribles asesinos de orcos. Además, no perdía oportunidad para decir comentarios desagradables sobre los elfos, y mirar al elfo que nos acompaña cada vez que los decía.

Una noche que decidimos acampar para descasar del arduo día de caminata, me quede a admirar las estrellas mientras Gimli vigilaba. Me acerque a el, sentándome a su lado frente a la pequeña fogata cuyo fuego se iba extinguiendo poco a poco.

-Eres muy cruel con el elfo-le dije apenas estuvimos juntos.

-Pff... ¿Cruel yo?¿Acaso has visto las miraditas que me hecha? A ese le gusta tanto mi compañía como a mi la suya.

-Elfos y enanos se han aliado antes para vencer el mal, tu mismo me lo has contado. Ahora somos compañeros. ¿Por que no aceptan una alianza y lucháis juntos sin sacarle el cuero en cada oportunidad?

-¡Eso sucederá cuando me convierta en burro!-Exclama el enano con un sonoro bufido.

-No falta mucho, entonces-espeta una voz melodiosa desde las sombras. Vislumbro la silueta del elfo, y una sonrisa de superioridad digna de un elfo del bosque oscuro.

-Ja!-suelta Gimli, mas parecido a un gruñido que a una risa sarcástica.

-Lo siento mi señora, de veraz admiro vuestras intenciones. Pero los elfos y los enanos no han sido creados para ser amigos-dice Legolas, llevando el puño a su corazón e inclinadose ligeramente, en señal de disculpa.

Resoplo, disgustada. ¿Tan difícil es intentar llevarse bien? Su rivalidad podría ocasionar terribles aconteciesen a la compañía. No es solo sus vidas las que están en juego. Espero que sean los suficientemente maduros para que sus continuas riñas no nos afecten a todos.

-¡Me rindo! Seguid discutiendo, par de cabezas duras.-Espete levantándome del lado del enano y sacudiendo mis ropas-Iré a buscar agua-digo después cogiendo mi cantimplora y la de los hobbits, que están vacías.

Ha una corta distancia hay un pequeño arroyo. Debemos aprovechar que aun estamos en el bosque y en estos abundan los arroyos, pues cuando lleguemos al desierto no tendremos tiempo para cavar pozos en busca de agua.

A medida que me alejo, doy fuertes pisoteadas en la tierra para que mis huellas queden marcadas. Si algo llegara a sucederme, al menos Aragorn o Legolas podrán rastrear mis últimos movimientos. Llego al arroyo poco después, sus frescas aguas corren causando un sonido que relaja mis sentidos. Lleno las cantimploras una por una tomándome mi tiempo, no escucho a enemigos cerca, solo siento la presencia del elfo a unos metros a mi espalda. Es el turno de abastecer mi propia cantimplora.

La Dama de ForodwaithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora