14. Celos de Patillas

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La actitud de Iker respecto a los niños invitados no cambio a lo largo de la tarde. Se negaba a compartir cualquier cosa.

—¡No, no! Los dulces son para el cumpleañero —exclamó Iker, cuando Corina quiso empezar a repartirles las bolsas con dulces a los niños.

—Como diga el cumpleañero —asintió Corina. Al final les dió a los invitados los dulces que quedaban en el Candy bar.

—¡No, no! La piñata es para el cumpleañero —gritó Iker, está vez cuando se llegó la hora de romper la piñata. No quería compartir nada.

—Usted manda, cumpleañero —dijo Corina. Tuvo que repartirles a los invitados un pequeño pastel que había guardado en su nevera y originalmente era para que Iker se lo comiera solo.

Y cuando la fiesta pareció volver a la normalidad, llegó Patillas con una caja llena de fruta. Cuando los niños en la fiesta se emocionaron y gritaron «¡Sí, fruta!», Iker volvió a las andadas.

—¡No, no! La fruta es para el cumpleañero —exclamó el pequeño, mirando con mala cara a todos los niños presentes.

—¿Y que les podemos dar a los invitados? —le preguntó Corina a Iker.

—Un pedo.

—Iker, le paras pero ya —lo regañó Yasuri—. No te vas a quedar con todo.

—Pero soy el cumpleañero —le recordó Iker, cruzándose de brazos.

Yasuri quiso hacer entrar en razón a Iker, pero como el niño no la consideraba su madre, no pudo importarle menos cualquier cosa que ella le dijera.

Por su parte, Patillas se dirigió al interior de la casa de los Hollinderbäumer para lavar y picar toda la fruta.

En la cocina, todavía se encontraban Saúl y Mark, quienes no habían salido de ahí para no tener que hacer nada más en la fiesta.

—Mark, ayuda a Epifanio con las fruta —le pidió Corina, quién iba caminando tras Pastillas—, que no te he visto hacer nada en todo el día.

Mark soltó un quejido, mientras se remangaba las mangas de su sudadera para ponerse a lavar las frutas. Y por más que Patillas dijo que no ocupaba ayuda, Corina de todas formas hizo que Mark lo ayudara.

—La fruta se trata con cariño,así que nada de cortarla de forma chueca —dijo Patillas, tomando el primer cuchillo que entró en su campo de visión.

—Haré lo que pueda —prometió Mark.

—¿Y yo que hago? —le preguntó Saúl a Patillas. No pensaba salir de ahí.

—Creo que eres el que tiene mejor ojo de los tres, así que te encargarás de meter la fruta a los vasos para que se vea bonita —le indicó Patillas, listo para empezar a cortar las frutas que Mark estaba lavando.

Saúl no tenía planes de abandonar la cocina, menos cuando su posible rival en el amor estaba ahí, pero Corina tenía otros planes para él.

—Saúl, ¿podrías ir a hablar con Iker? —le pidió la mayor— Creo que se siente un poco intimidado por los niños de la fiesta y por eso no quiere compartir con ellos. Yasuri está hablando con él, pero si te soy honesta, no creo que le haga tanto caso como a ti.

—¿Intimidado? —preguntó incrédulo. Iker podría ser muchas cosas, pero nunca alguien fácil de intimidar por niños de su edad.

—Sí —asintió Corina—, creo que pudieron haberle dicho algo feo o le intentaron hacer pelea, quizá por eso apagó el inflable justo cuando todos los niños estaban dentro.

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