Día 4

294 49 19
                                    

Al abrir sus cuencas esperaba ver a Palette echado a su lado, mirándolo desde quién sabe cuánto tiempo y quizás picándole uno de sus pómulos para que despertará de una vez, pero no, no había nadie más que él mismo en su cama.

Estiró tanto sus brazos como sus piernas y soltó un gran bostezo, estaba algo somnoliento, pero todo eso terminó cuando la puerta de su habitación fue abierta abruptamente.

—¡Buenos días! —Exclamó sonriente el menor— ¿Dormiste bien?

—¿Y tú de dónde vienes?

En mal momento preguntó eso, Palette se echó en la cama y empezó a contar su travesía sobre cómo fue a comprar el pan y terminó explorando los alrededores para luego volver y conocer a los vecinos.

—...entonces la vecina estaba buscando a alguien para que pintará la habitación de su bebé y yo le dije que...

—De acuerdo, ya entendí —Si no interrumpía al más alto era seguro que este no se callaria hasta después de dos horas.

—¡Pero ya iba a llegar a la mejor parte!

—¿Y al final compraste el pan?

—Ah...

Esa pregunta bastó para que el más alto dejará de hablar.

—¿Por qué no comemos afuera? —Sugirió para que el contrario no se sintiera mal.

—¿Es una cita? —Murmuró llevándose las manos a la boca.

Goth rodó sus cuencas indiferente y actuó como si no hubiera escuchado nada.

—Sal de mi habitación, voy a cambiarme —Apartó las sábanas que estaban encima suyo y se puso sus pantuflas, su mirada se dirigió a su compañero de departamento, quien aún seguía ahí— ¿Por favor?

—Oh, claro... —No tardó en caminar hacia la puerta para salir— Ponte ropa bonita, te esperó...

La puerta lentamente fue cerrada y Goth se aproximó para ponerle seguro, era mejor prevenir y así evitar una situación vergonzosa.

Iban unos pocos días conviviendo juntos, pero ya sentía que su amigo invadía realmente su espacio personal y que la privacidad entre ellos poco a poco se desvanecía.

El de capucha no se consideraba un viejo, vamos, que tenía veintisiete, recién cumplidos por cierto, sin embargo, debía admitir que ya no tenía la misma energía que antes.

—¡Goth! ¡Goth! —Agitaba sus manos con el fin de que el mencionado caminará más rápido— ¡Apúrate, estamos cerca!

—Ya voy, ya voy...

De cierta manera envidiaba la vitalidad de Palette, siempre tan radiante y lleno de vida, igual que cuando era un niño.

—¿Helado? Se supone que salimos a comer —Reprochó cruzándose de brazos nada más llegar al lado del contrario.

—¿Por qué el postre tiene que ir al último? —Cuestionó mientras recibía dos helados de la que atendía el puesto— Toma, aquí está el tuyo, me tomé el atrevimiento de pedirlo sin haberte preguntado qué sabor querías —Acercó el cono al rostro molesto del mayor— ¿Te sigue gustando el chocolate, no?

—Para tu suerte, pues sí...

Maldita sea, odiaba no poder enojarse con Palette.

—¿Cómo lo hace? —Soltó esa interrogante al aire, teniendo la atención por casualidad del menor.

—¿Uhmm, que cómo lo hago dices?

—¿Uhg, quién habla contigo? —Se encogió de hombros y se concentró en comer su helado antes de que se derritiera— Tonto...

Palette empezó a reírse por lo tierno que se comportaba su acompañante.

—¿Bueno, qué vamos a comer hoy?

—Comida.

—No me refería a eso...

—Nada de pizza o hamburguesas, Palette, vamos a comer algo nutritivo.

—¡Aburrido!

Goth dejó su cara de amargado y por fin sonrió, quizás después de todo fue bueno salir a comer afuera.

—No me digas aburrido y yo que pensaba invitarte al cine luego de...

—¿Vamos a ir al cine? —Preguntó totalmente ilusionado.

—Solo si te retractas lo que dijiste.

—Bueno, no eres aburrido —Ladeó su cráneo y aprovechó la oportunidad de burlarse— Nada más era un viejo decrépito.

—Deberías tener más respeto con tus mayores, idiota —Exclamó y le sacó la lengua.

El resto de la tarde se la pasaron riendo y recordando viejos tiempos, caminando de aquí a allá, hablando de tonterías y deseando muy, pero muy en el fondo, que su "cita" nunca se acabará.

Convivencia en pareja ‹‹Poth - Reto 30 días››Donde viven las historias. Descúbrelo ahora