Cortos

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(1)

Papyrus, el hermano de Reaper, había llegado de visita para ver cómo se encontraba el mayor y su sobrino.

Hace unos años planeaba que una vez cumpliera los 18 años se independizaría, pero pospuso todo ello cuando se enteró de la existencia de Goth. Como sus padres mostraron una total indiferencia ante la noticia y simplemente le dejaron más dinero a Reaper para encargarse del problema, decidió ser el soporte de su hermano mayor y ayudarlo a criar al bebé que venía en camino.

Sin embargo, sabía que debía tomar su propio camino algún día, así que cuando vio a su hermano capaz de arreglárselas por sí mismo, se mudó a otro lugar, aunque obviamente prometió siempre visitarlos de vez cuando. No quería admitirlo, pero había una razón escondida, temía que Reaper malcriará a Goth.

—Voy a la cocina ¿Quieres que te traiga algo? 

Habían terminado de cenar, por lo que fueron a la sala para ver la televisión, pero en algún punto, el de capucha negra terminó echándose en el sofá y Goth aprovechó la posición de su papá para acurrucarse sobre su pecho.

—No, estoy bien.

—De acuerdo.

—Espera, espera ¿Qué haces?

—Pues ir a la cocina.

—¿Te vas a llevar a Goth contigo?

Reaper miró al menor que seguía durmiendo plácidamente y reafirmó su agarre para que no se le cayera.

—Sí, le gusta estar a mi lado todo el tiempo ¿Qué hay de malo en eso?

—Supongo que nada, bueno, tú sabes lo que haces.

Su hermano tendría que aprender por las malas.

(2)

Era fin de mes y Reaper lo sabía.

Ayer había recibido el pago de su trabajo de medio tiempo, así que pensó que estaría bien comprar algunas cosas en el centro comercial, sin embargo Goth se ponía muy inquieto cuando salían juntos.

—Ven aquí, te puedes perder —Cargó al menor y siguió empujando el carrito, aunque luego de unos minutos sus brazos se cansaron, por lo que dejó a su hijo en el suelo, pero pronto se arrepintió de eso— Mejor te dejó aquí.

Al final puso a Goth en esa parte del carrito que se asemejaba a un asiento para niños pequeños, fue una buena idea, mas pronto desechó aquel pensamiento al ver como el menor aprovechaba la altura para tirarle su juguete de dinosaurio a las personas con las que se cruzaban.

Quería comprender a Goth, hace un año Geno se había ido y seguro aquello afectó de cierta manera a su hijo, a pesar de que nunca tuvo realmente una estrecha relación con su madre, pero ya estaba llegando a su límite.

—Ya basta, lo digo en serio —Se cansó de la situación después de pedir por enésima vez disculpas.

—Se me cayó —Respondió cabizbajo el menor.

—Ajá, claro, procura agarrarlo bien, que para la próxima lo dejó ahí en el piso.

Su hijo pareció entender el mensaje, pues abrazó con fuerza su juguete, no pudo evitar sonreír triunfante por ello, ahora podría comprar tranquilo.

Llegó a la sección de lácteos y solo por un segundo dejó de sostener el carrito de compras para fijarse en cierto producto, pero pronto se arrepintió.

—¡Perdón, es que mi hijo...! —Cuando vio de quién era el carrito con el que había chocado se tranquilizó— Oh, Dream, hola... Te ves horrible ¿Estás bien?

Convivencia en pareja ‹‹Poth - Reto 30 días››Donde viven las historias. Descúbrelo ahora