Día 23

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Goth se sentía culpable.

Había herido con su silencio a Palette el día anterior, pero no es como si lo hubiera hecho a propósito, simplemente tuvo miedo de decir algo ese instante.

Ahora se encontraban comprando junto al menor para la cena de Navidad, la festividad se acercaba a pasos agigantados, espera que ya para ese día haya arreglado las cosas, porque sino sería muy incómodo. 

—Creo que nos falta la fruta, vamos.

Sentía un poco distante al más alto y era obvio que era por lo de ayer, no valió la pena haber salido más temprano del trabajo, pues este ni le dirigía la mirada.

—Las bolsas están un poco pesadas ¿Te parece si voy llevándolas a casa? Así compras el resto con más calma.

—Bueno...

No podía escapar por siempre, lo sabía perfectamente, pero necesitaba tiempo para pensar cómo actuar.


¿Estaría exagerando?

Desde que se despertó ha estado evitando a Goth, quizás por lo de ayer, sin embargo, no entendía qué es le pasaba, se desconocía, nunca había sido alguien rencoroso.

¿Tanto le molestaba que el mayor no parezca estar interesado en que sean pareja?

—Quizás solo está jugando conmigo... —Murmuró mientras caminaba de vuelta a casa.

Un sabor amargo se presentó en su boca, recordó como hace años una vez vio a Goth con quien al parecer era su pareja tomados de la mano, por lo que sabía, el mencionado era reservado en el tema del amor, siempre que juntaban nunca mencionó a nadie especial, aunque si lo pensaba bien, por qué tendría que hablarle de eso a un niño.

Algunas veces odiaba la diferencia de edades entre ellos dos, su madre tenía razón, están en mundos completamente distintos.

Completamente decaído siguió andando, aunque al alzar su mirada, se encontró con una escena que lo desconcertó.

¿Quién era el esqueleto que caminaba junto a Goth? Incluso lo ayudaba con las bolsas y conversaban de forma muy amigable.

No pudo evitar que los celos se apoderaran de su mente y empezó a imaginar lo peor, se apresuró en alcanzarlos para interrumpir su amigable charla.

—Ah, Palette —El de capucha blanca notó la presencia del mencionado por el sonido de sus pasos, por lo que detuvo su caminar igual que su acompañante— Me encontré con el hijo de uno de mis amigos mientras volvía, te lo presentó, se llama Cray.

—Uh, hola... —Saludó sin muchos ánimos, además estaba más concentrado inspeccionado al dichoso Cray, quien sonreía sin motivo aparente, cosa que aumentó más molestia.

—Se ofreció ayudarme a cargar las compras —Mencionó viendo a quien estaba a su lado— Muchas gracias, no tenías que hacerlo, seguro tu mamá te está buscando.

—No hay problema —Respondió alzándose de hombros— Tengo tiempo de sobra hasta que mi mamá se dé cuenta de mi ausencia ¿Por qué no seguimos?

Los tres pusieron en marcha y aprovechó para saber más de Cray, debía ver si considerarlo un peligro para su dudosa relación con Goth.

—¿Y cuánto años tienes? 

Cray era casi de su misma altura, solo era unos centímetros más alto, por lo que podría deducir que era mayor, pero era mejor no fiarse por esas cosas, un claro ejemplo era el de bufanda roja.

—Uhmm, bueno...

—Tiene doce, no parece de esa edad ¿Verdad?

—La verdad es que tengo catorce —Se apresuró en corregir el más joven.

—¿Catorce? —Cuestionó sorprendido— ¿En qué momento creciste tan rápido? Recuerdo que te conocí cuando tenías solo diez años.

Perfecto, ahora se sentía excluido, pero es que no tenía lógica...

¿Cómo podía estar todavía celoso?

Ese malestar no desapareció incluso cuando llegaron al departamento.

Estaba realmente molesto y solo necesitaba sacar el enojo que llevaba acumulando desde ayer, así que una vez estuvieron por fin solos, no tardó en reprocharle su amabilidad, en cuestionar esas sonrisas que le daba a Cray.

Por un momento dejó que la inseguridad hablará por él y se arrepintió al instante, pues Goth se defendió y le devolvió todas palabras hirientes que le dijo aun con más fuerza.

—Sigues siendo igual de infantil que un niño, yo en serio... no sé qué hago aquí contigo.

Tuvo que aguantar sus ganas de llorar antes que el mayor decidiera retirarse, una vez solo dejó escapar esas lágrimas que tenía acumuladas en sus cuencas.

No se suponía que las cosas terminarán así.

Convivencia en pareja ‹‹Poth - Reto 30 días››Donde viven las historias. Descúbrelo ahora