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Malefic

A la mañana siguiente, Tae Hyung y Ji Min despertaron gracias al sonido incesante de los cuervos afuera del ventanal que daba al cuarto del joven príncipe. Ji Min salió de debajo de sus cobijas y con un gruñido de molestia se levantó para ir hacia la ventana, abrirla y gritarle a los molestos pájaros.

— ¡Con un demonio! ¡Cállense malditos animales del infierno, trato de dormir! — sus pupilas se pusieron azules del enojo. Los cuervos no tuvieron más opción que irse por miedo al chico—. Asquerosos pajarracos, un día de estos voy a desplumarlos, cocinarlos y dárselos de comer al lagarto gigante de mamá (su dragón) — cerró muy molesto la ventana e intentó volver a la cama.

No había dormido nada por hacer hasta lo imposible por pasar la guardia del castillo y llegar a salvo a su habitación. Accidentalmente pisó a su amigo que por ese momento dormía en el suelo sin tener la intención de levantarse. Como sea, no tenía ganas de ir siquiera al desayuno.

Al poner su pierna en el borde de la cama, llegó una sirvienta abriendo estrepitosamente la puerta de su cuarto.

— ¡¿Ahora qué?! — le gritó a la joven mujer.

La pobre sirvienta venía hecha un manojo de nervios. — ¡El joven Malefic está aquí! — dijo sin más con su voz chillona del miedo.

Ji Min abrió sus ojos y tardó unos segundos en reaccionar. — ¡Ah! — gritó tan alto que la sirvienta salió disparada de la habitación y corriendo por todo el pasillo.

Tae Hyung se levantó muy alarmado por el escándalo y aun adormilado se colocó en pose de pelea. — ¡No se atreva a tocar al joven príncipe! — amenazó, a alguien inexistente. Cuando se dio cuenta de su tontería miró a Ji Min—. No nos atacan, ¿verdad?

Ji Min estaba debajo de sus colchas gritando aun. Salió de su escondite con su cabello despeinado y miró a su amigo. — Él. Está. Aquí— susurró con total miedo a que las paredes escucharan.

Entonces Tae Hyung comprendió la razón del alboroto. — ¡¿Malefic volvió?!

No pasaron ni diez minutos para que Ji Min y Tae Hyung bajaran corriendo las escaleras aun tratando de acomodar sus trajes. Al llegar a la sala del trono, Ji Min se detuvo abruptamente y Tae Hyung no pudo evitar chocar con él por la espalda. Un par de miradas se mantenían fijas en el recién llegado príncipe.

— Tarde— comentó Morgana levemente molesta desde su trono.

Ji Min tragó saliva y tembló en su lugar por la severa mirada de la reina. — Yo, discúlpame— atinó a responder.

Morgana hizo una excepción y prestó atención a su invitado. — Tu visita es inesperada después de años de no verte. ¿Cómo está tu padre, Malefic?

El joven frente a ella sonrió. — Ah, ya sabe. Él ama torturar a las criaturas en el inframundo.

Malefic era el hijo de Nereida y el señor de las tinieblas. Siempre portaba una sonrisa arrogante en su rostro y cuando se enojaba, sus ojos se ponían verdes como los de su madre. Era un joven muy apuesto de tez pálida, con sus facciones definidas sin llegar a ser gruesas, cabello verdoso en las puntas y raíces negras. Tenía un temperamento similar al de su padre y eso era algo de temer, era todo lo opuesto a Morgan. Malefic gustaba, mejor dicho, disfrutaba de molestar a su primo desde que eran pequeños. Al ser mayor creía que tenía derecho de hacerle la vida imposible a su pequeño primo.

Sus miradas se cruzaron, Morgan entendió que su primo no sólo venía a una visita casual.

— Puedo preguntar, ¿qué te trae aquí, sobrino? — preguntó Morgana, prestando un poco de atención a las miradas de ambos jóvenes brujos.

THE CURSED PRINCE, VOL. I (YoonMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora