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Escape


Morgana miraba desde su balcón la gran vista que la luna le ofrecía esa noche. Era enorme, brillante y parecía estar más cerca que nunca antes. Con su mano acarició el collar que portaba siempre consigo, era una media luna de plata con sus iniciales grabadas en ella.

— Puedo sentir que esta noche estás más cerca de nosotros— continuó apreciando la imagen con devoción. Poco después decidió entrar a su habitación y ver de cerca una pintura diferente de su difunto esposo.

— Mi señora— habló la silueta dentro del espejo mágico que conservaba—. Puedo notar un poco de nostalgia en su mirada y creo saber porque.

— ¿Qué podría saber un espejo parlanchín como tú? — le respondió con fastidio.

La silueta hizo caso omiso a la pregunta. — El joven príncipe cumplirá mañana la mayoría de edad, es el momento en que usted juró junto a su esposo, antes de que falleciera, que le revelaría la verdad.

Morgana se paró frente al espejo. — Aun así, no creo que mi hijo entienda las cosas. Es aún muy infantil e ingenuo. Si le digo, lo primero que hará será buscarlos.

— Pero, eso es lo que le prometió al joven rey Apolo. Cuando su hijo supiera la verdad, él iría con ellos...

— ¡Entiende que para nosotros no hay un lugar allí! — explotó Morgana, luego retomó su compostura—. ¿Crees que no lo he pensado tanto durante estos largos años? Morgan no es cualquier príncipe, es el príncipe del mal, y también mi único hijo. Si él sale de los muros de este castillo, lo matarán sin dudarlo. Ellos jamás pensarán sobre su inocencia. ¿Qué crees que dicen allá afuera? Morgana es despiadada, Morgana es cruel y fría, Morgana mata a cualquiera que se interponga, así que su hijo debe ser igual. Quiero mantenerlo a salvo aquí, y es por eso que he decidido que se una en matrimonio con Malefic. De esa manera, mi hijo no sufrirá como yo lo hice y estará seguro.

— Señora— dijo el espejo—, usted no es nada de eso y lo sé. Pero, Morgan debe también conocer el mundo para saber a lo que tendrá que enfrentarse. No puede confinarlo para siempre en este palacio, un día las dudas del joven príncipe serán más grandes y entonces, no le quedará más remedio que saber todo.

Morgana apretó sus manos y cubrió después el espejo con la manta. Volvió al balcón y contempló la luna. — Perdón Apolo, pero esto lo hago por el bien de nuestro hijo.

...

Ji Min abrió los ojos despacio y lo primero en ver fue a su amigo Tae Hyung.

— ¡Ji Min! Qué bueno que despiertas— suspiró aliviado el pelirrojo.

El príncipe se sentó con cuidado en la cama algo desorientado. — ¿Qué sucedió?

Tae Hyung le ayudó a darle un vaso de agua y acomodarse en la cama. — Te desmayaste en la tarde frente a su alteza Malefic. ¿Sucedió algo?

Ji Min recordó su charla con su primo y lo que le dijo al final. Involuntariamente escupió un poco de agua por la impresión que le generaba aquella revelación. El sirviente de inmediato comprendió lo que podría estarle sucediendo.

— Ese idiota de Malefic— susurró con odio. De sólo pensar le causaba nauseas.

— ¿Hizo alguna de sus bromas? —alarmado le preguntó a su amigo.

Ji Min negó. —Algo peor que una broma— frunció el cejo.

Cuando le explicó la situación a su sirviente, este no pudo hacer más que abrir los ojos y la boca de la impresión. — ¡¿Cómo es eso posible?! ¿La reina Morgana lo sabía y no te lo dijo?

THE CURSED PRINCE, VOL. I (YoonMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora