༺ 13 ༻

40 4 0
                                    


El secreto de Yoon Gi

— Lo que oíste. Disculpen, pero no puedo desposar a la princesa, no así. Lo lamento.

Rosé vio la figura de Yoon Gi salir con toda prisa del comedor real tras decir aquello. Pronto su padre ordenó la captura a toda costa del joven príncipe. La conmoción y alboroto del momento hizo que todos los presentes comenzaran a susurrar entre ellos sobre lo sucedido.

Rosé aún se mantenía congelada en su sitio, ignorando las miradas y murmullos de los invitados. Salió de su trance en cuanto escuchó a su padre decir que no le importaba el estado en que trajeran al príncipe, herido o no, debía regresar al palacio.

Los padres de Yoon Gi se quedaron sin palabras ante la orden inmediata y firme del rey Fargus. Era obvio que no dejaría que cualquier persona pisoteara el orgullo y nombre de su preciada hija, sin importar si era el príncipe de un reino aliado.

— Padre...— dijo ella tratando de calmar al rey, pero no era suficiente. El más molesto era él.

— Lo que su hijo le ha hecho a mi hija, no tiene perdón. Espero que recapacite y lo ayuden una vez que vuelva, o si no, olvídense de nuestro trato y amistad— con esa sentencia dicha, el rey Fargus abandonó el salón para ocuparse de asuntos más importantes relacionados con Liriol.

Mientras tanto, la reina de Emerald se encargó de despedir a los invitados y devolverlos a sus habitaciones para calmar la incómoda atmosfera.

El hada madrina llegó a lado de Rosé para reconfortarla. La princesa no lo había notado, pero ya había derramado unas cuantas lágrimas.

— Oh cariño, como lo siento— dijo Isabelle con pena y dolor—. Como quisiera que esto jamás hubiera pasado. Es mi culpa.

Rosé no podía decir nada en su estado actual. Mientras bajaba la mirada, se topó con un papelito blanco tirado en el suelo. Se acercó y lo tomó. Durante la cena, había visto al príncipe recibir tal nota de parte de su guardia. La actitud del príncipe cambió después de leerla y le daba curiosidad saber que contenía.

La abrió con cuidado y leyó el interior. Una serie de pensamientos abrumaron su mente haciéndola sentir exhausta. Se sintió mareada, los sirvientes se acercaron para ayudarla, pero ella los rechazó. En vez de sentirse dolida y triste, una gran ira se apoderó de ella.

— Princesa, en verdad lamentamos el comportamiento irracional de nuestro hijo. En su nombre, le pedimos disculpas— dijo el rey Han Seo con sumo arrepentimiento.

Para Rosé las disculpas no eran aceptadas, al menos no las de ellos. —Si alguien debe disculparse de rodillas ante mí y mi reino, ese debería ser el príncipe Yoon Gi— les dijo con frialdad en un tono moderado.

Rozó el hombro del rey y salió del salón sin escuchar a su hada madrina, que preocupada, fue tras ella. La joven princesa llevaba en su puño la nota, pensaba que estaba siendo aún considerada con el príncipe al no revelar su traición frente a todos los presentes. No era por él, era por ella, no quería ser la burla de los nobles y demás reinos, al menos no de esa manera. Ya tenía suficiente con lo que había pasado en la cena y esperaba que su padre se hiciera cargo de esas personas para que no fueran esparciendo rumores por ahí.

Mientras caminaba a su destino, le llamó a la guardia real bajo su jurisdicción y ordenó que saquearan la habitación de Yoon Gi.

Al llegar apareció el escolta del príncipe frente a la puerta de la habitación, que al verla le hizo una reverencia. Para ella, el castaño se veía muy tranquilo, a pesar de que su amo se había escapado. Eso sólo le hizo concluir que él sabía algo más.

THE CURSED PRINCE, VOL. I (YoonMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora