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Déjame verte 


Después de viajar un rato sin decirse nada, al fin se detuvieron. Yoon Gi bajó de su caballo y después ayudó a su acompañante a bajar. Ji Min no podía ver a los ojos a Yoon Gi después de lo que había hecho, se apartó de él cuando sus pies tocaron tierra.

Un silencio los abordó, Yoon Gi podía intuir a que se debía su alejamiento.

— Ji Min, yo...— se acercó a él, sin embargo el menor se volvió a distanciar.

El príncipe oscuro le dio la espalda y se cubrió con su capa, agachando de nuevo la mirada. —Debes creer ahora que soy alguien peligroso ¿verdad?

Yoon Gi negó. — Lo hiciste para protegerte.

— Yoon Gi, ¿no me temes? Podría ser un brujo peligroso, podría herirte. ¿Por qué no huyes de mí? — le miró esta vez a los ojos.

El mayor suspiró y se acercó un poco más. —No creo que seas así. Ya me hubieras hecho daño si quisieras...— dejó de hablar al instante que sintió las raíces de un árbol deslizarse por sus piernas y después ser alzado abruptamente del suelo.

Ji Min tenía sus ojos azules muy brillantes, acercó al príncipe hacia él y lo observó detenidamente. Yoon Gi no hacía algún movimiento para liberarse, estaba cautivado por aquellos zafiros que le prestaban atención. Ji Min entonces comprendió que ese chico en verdad no le temía.

Lo dejó así y lo contempló de arriba abajo. Lo inclinó dejándolo a su altura, llevando sus manos al rostro pálido del pelinegro.

Yoon Gi sintió el aroma a manzana del chico. Sus caricias eran suaves que hacían que se dejara llevar y cerrar sus ojos para disfrutar el contacto. Ji Min se aproximó a su rostro sin quitar su mirada de los labios de su presa, sintió deseos de probarlos un poco. Tenía la curiosidad de saber cómo se sentía un beso. Al estar a sólo unos centímetros, se detuvo. Se alejó y comenzó a deshacer las raíces para dejarlo libre al fin.

— Lo lamento— dijo dándole la espalda.

Yoon Gi estaba sin palabras. Era la segunda vez que estaban así de cerca, a punto de besarse. A pesar de que la acción no se completó, estaba feliz por dentro por saber que Ji Min también sentía atracción hacia él. — ¿Querías asustarme? — le preguntó a Ji Min.

El chico aún le daba la espalda. — Creo que no lo logré ¿cierto?

— No, más bien me pareció que querías seducirme.

Ji Min le miró incrédulo. — ¡Eso no es cierto! Si lo hubiera querido hacer en estos momentos no estarías en tu sano juicio.

Yoon Gi abrió los ojos preguntándose qué era lo que quería decir con aquello. Ya no quiso avergonzar más al menor.

— Bien, cambiando de tema. ¿Puedo preguntar porque huías de las tierras oscuras?

El príncipe oscuro se mordió su labio inferior. —Yo, pertenezco ahí. ¡Por favor, no le digas a nadie que me viste! — suplicó poniendo sus manos juntas.

Yoon Gi entendió la desesperación del más joven. —De acuerdo, no lo haré, si tú prometes que tampoco me viste por aquí.

― Lo haré.

― Bien. ¿Pero porque escapar de ellas? ¿No te gusta estar ahí? He oído que es difícil salir de ese reino.

Ji Min pensó que esa persona era muy preguntona y demasiado curiosa. ―No es difícil, solo es encontrar la manera. Tampoco me desagrada, pero quisiera al menos pasar un día fuera de esos muros― Ji Min alzó unas raíces y se sentó en ellas con una expresión de desánimo.

THE CURSED PRINCE, VOL. I (YoonMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora