Touching Your Dark Soul

Capítulo 6

-¿Qué haces? - me pregunta.

-¿No, que haces tú en mi cama, durmiendo conmigo? - sueno grosera y a la defensiva.

-Disculpa, estaba demasiado cansado. - se levanta y mi corazón muere, literalmente.

Se encuentra en bóxers. Solamente en bóxers. Tengo una vista impresionante de su cuerpo, de sus tatuajes y de sus músculos.

Se agacha y toma sus pantalones del suelo, luego, sale de mi habitación. Se ve enojado. ¿Qué hice? Le sigo, y se encuentra en el sofá, viendo literalmente nada. Me siento a su lado y se tensa. Wow...

-¿Qué ocurre? - susurro.

-Nada. - gruñe.

-¿Estás molesto por algo que he hecho?

-No, no es eso.

-¿Entonces?

-Nunca debí conocerte. - susurra tan bajo que me cuesta un poco identificar cada palabra.

Y entiendo que quiere decir.

Maldición, no debería haberme dolido esas palabras, pero, ¿Qué más podría sentir ante eso? Se levanta y se va, sin camisa. Escucho su auto rugir e irse con un chirrido enorme. ¿Por qué...? OK, eso es lo que quería: dañarme. Pero no se lo permitiré, no, no permitiré que me dañen. Ashley sale de su habitación con un par de libros en mano. Los exámenes se acercan, también debo estudiar. Pero... más tarde lo haré. Mi IPhone suena, pero lo ignoro. No quiero hablar con nadie. Y vuelve a sonar.

Suena, suena, suena, suena, suena, suena, suena, suena, suena, suena.

Jesús, abro mi móvil y veo los mensajes de James. Agg.

J: Hola

J: Perdona por lo que dije... realmente no quería decir eso, o más bien un poco, pero no en esas palabras... mierda. Qué idiota soy. No quise decir lo anterior, tan solo que...

J: Mierda.

J: Sólo perdóname.

J: En serio, soy una mierda, joder.

J: perdón.

J: Contéstame, por favor.

A: Mmmmm.

J: ¡Gracias al cielo que respondes! Arabella, perdóname.

A: ¿Por qué dijiste eso? ¿Tan mala persona soy?

J: Es solo que... no sé porque lo dije. No pensé. Eres genial, en serio, tan solo que la frustración... no sé. No quiero justificar nada, sólo perdóname.

A: Mmmmm.

J: No me hagas esto, maldición. No me hagas rogarte.

A: Mmmmm.

J: Jesús, que orgullosa eres.

A: ¿En serio?

J: El sarcasmo no te ayudará, Arabella. ¿Me perdonas sí o no?

A: Sí, OK, no te mueras por mi perdón ¿OK? No me dolieron tus palabras, sinceramente.

Y es cierto: no me dolieron. Bueno, al principio sí, pero, ni siquiera es un gran amigo como para que diga algo y me duela. Solo es un conocido.

J: Qué insensible. Me gusta ;)

Tocan en la puerta principal, y salgo a ver quién es. Cameron. Cameron vino a... ¿A qué vino?