Capítulo 17

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Me acomodo en el asiento, no sé si esté viaje será largo o qué. No sé a dónde me lleva y por qué me lleva. ¿A caso no estaba enojado conmigo? Yo estoy enojada con él... o tal vez no, pero no haré como si nada ha pasado. Su silencio es tormentoso y su vista viaja de mí hacia la carretera. No deja de voltear a verme. Miró por la ventanilla la hermosa mañana difundida en los árboles a nuestro alrededor. A lo lejos, entre árboles, se refleja el mar. Sería una hermosa fotografía. Mis ojos están pesados, pero no quiero dormir... aunque... sí. Gritar como loca me dejó cansada. Ese maldito recuerdo vino a mí mente, y juro que casi lo viví. Mi respiración es tranquila, lo que ayuda más a mis ganas de dormir. James como si quisiera que me durmiera, pone música instrumental. La música instrumental más triste que jamás he escuchado. Hago el asiento hacía atrás, por lo tanto quedó más recostada. Abro la ventanilla y cierro mis ojos.

Me despierto, pero sé qué está no es mi habitación. Ni la de Ashley. Es la de James. Estoy cubierta en sábanas de algodón, bastante deliciosas que sólo me dan ganas de seguir durmiendo. Bostezo y miro la mesita de noche que esta a mí lado; hay un vaso de agua y unas gomitas. Tomó el vaso de agua y abro la bolsita de gomitas. Me las como y las saboreó. Me levanto de la cama y camino a la sala de estar, donde me siento en un sofá y miro literalmente nada. Suspiro, cansada.

Odio el espectáculo que di en la playa. Nunca me había pasado algo así, qué vergüenza. No quiero estar aquí, pero estaba tan cansada y débil que no tenía fuerzas para protestar. Escucho unos pies deslizarse por el suelo de madera, sé qué es James. Sé qué está detrás de mí, observándome.

-No tenías que traerme hasta aquí. - digo. James no se mueve.

-No protestaste.

-No, no lo hice porque estaba cansada y débil. Eres irritante y sólo me estresaría más.

-No podías quedarte. No sabes cómo tus gritos retumbaron en la playa, Arabella. Me preocupe.

-¿Tú te preocupaste por mí? - Qué perra, el sarcasmo se me da tan bien.

Camina y se sienta a mí lado. Suspira. - Sí. Pero, por favor, que no se te altere el ego. Porque yo mismo te lo bajaré. - James saca un cigarrillo y aspira fuertemente. El humo sale por su delicada y respingona nariz.

Rió.

El silencio nos abarca. Miro el humo ascender en el lugar, el humo es molesto pero no digo nada. Simplemente me quedó callada así como él hace lo mismo. Nuestra piel no se roza, James está en una esquina del sofá y yo me encuentro en la otra esquina. No estamos lejos, pero tampoco estamos cerca. Suspira ruidosamente y es un suspiro bastante pesado.

-¿Qué ocurrió, Arabella?

Suspiro. Quiero contarle... pero a la vez no. Siento un nudo en mi garganta, trago y le obligo a que se vaya con la saliva. - ¿En realidad quieres saber?

-En realidad quiero saber. - confirma.

-Yo... mmm... ¿Por qué debería contarte, de todos modos?

-Porque estoy preocupado. ¡Porque quiero prevenir para que no te vuelva a pasar!

-De acuerdo. - suspiro, derrotada.

Y le cuento todo. Le cuento lo que sentí y vi cuándo el pánico me invadió. Le cuento mi mala experiencia. James me mira, asiente y piensa. Termino de contarle y me sigue mirando, tan pensativo y misterioso como siempre.

-Ven aquí. - dice.

-¿Qué vaya dónde?

-Aquí, a mis brazos, tonta.

Lo pienso por dos o tres segundos, pero al final, me acerco a él y dejó que me envuelva en sus brazos. Estoy sentada sobre sus rodillas, con sus brazos (felizmente, por alguna razón) alrededor de mi estomago.

Touching Your Dark SoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora