Capítulo 35

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Los comerciales en la tv son aburridos, hasta que sale un comercial sobre la boutique de mamá, mostrando hermosas prendas, lindos accesorios y zapatos que le roban suspiros a Ashley. Vemos un programa donde mujeres embarazadas no se dan cuenta hasta la hora del parto. Me encuentro acostada en el sofá, con mis piernas sobre el regazo de Ashley. Como palomitas de maíz, por alguna razón encuentro las palomitas muy deliciosas, las saboreo. Escucho la puerta abrirse, sé exactamente quién es. James desde atrás del sofá, se inclina y me besa en la mejilla.

-Hola, muñeca.— susurra en mi oído.

-Hola, James.— digo con una sonrisa.

-¿Cómo estás, nena? Por cierto, hola Ashley.

-Hola.— dice Ashley con la mirada fija en la tv.

-Estoy bien, ¿Cómo estás tú?

-Bien. Ve por tu cámara, te tengo una sorpresa.

-¿Una sorpresa?

-Sí... no es la gran cosa... pero ve. Tal vez quieras fotografiar ese momento.

-¡Vale! — me levanto y voy a por mi cámara. La busco en mis cajones y me encuentro con una nota.

Algún día daré el último golpe.

Y esta escrito con sangre. Maldigo y la guardo, tomo mi cámara y salgo a la sala, donde James tiene una venda entre sus manos. Frunzo el ceño.

-¿Qué harás con eso? — me detengo a unos metros.

-Es una sorpresa, no puedes verla. Sé qué tienes malos recuerdos de este objeto, pero no te haré daño. Lo sabes. ¿Confías en mí?

-Sí.— Digo sin pensarlo. Confío en él, plenamente.

-Vale, ven y te pondré esto. En ningún momento te dejaré sola.

Me acerco y James me voltea, con mucho cuidado tapa mis ojos. Me tenso, pero siento cómo la mano de James envuelve la mía y me tranquilizo. A veces me asusta saber que confío mucho en James, jamás había confiado así.

-Listo. Te guiaré hacia la calle, luego subirás al auto conmigo. No te dejaré sola en ningún momento. ¿De acuerdo? — Escucho la voz de James susurrar.

-De acuerdo.

James me guía y empiezo a seguirle el paso, pero me cuesta, tengo miedo de caer o algo. Por lo que, James envuelve una mano debajo de mi rodilla y me eleva, me sostiene como una bebe. Me doy cuenta que salimos del apartamento porque una cálida brisa envuelve mi rostro. Escucho cómo desbloquea el auto. De pronto, estoy sentada entre las piernas de James, el asiento lo ha hecho un poco para atrás, para que los dos estemos cómodos en el asiento del piloto. Elevo una mano y toco el timón, sin querer la bocina y me asusto.

-Estoy aquí, mi amor, estoy aquí. Empezaré a conducir, ¿Ok?

Asiento. El auto empieza a moverse y como es usual en James, rápido. Las piernas de James rodean las mías, el pecho de James se pega a mi espalda, en todo momento lo siento, sé qué está conmigo. Me doy cuenta que tengo personas maravillosas a mi alrededor, papas estupendos, amigos alegres, una mejor amiga sincera (hasta el momento) y un novio magnífico, que ha sabido entenderme y comprenderme, sé qué para James no ha sido fácil tratar de ser amable, cariñoso y más cosas conmigo. Podemos ser explosivos, enojados, histéricos, pero hay un sentimiento que sobre sale: amor. Estoy plenamente contenta con las personas que me rodean. El auto se detiene y deja de vivir. James abre la puerta, sin levantarse, para luego hacerlo conmigo entre sus brazos. ¿Acaso no se cansa de andar conmigo de arriba para abajo? James camina y luego abre una puerta, que rechina como si nunca la hubiesen abierto. Al entrar, lo primero que detectó es que huele a polvo, como si estuviésemos en un lugar que tiene tiempos sin ser limpiado. James sube escalones, muchos escalones que me pregunto si estará sudando o cansado. Luego, vuelve a abrir una puerta, que también rechina mucho. Entonces, la brisa helada golpea mi rostro. ¿Dónde estamos? James me deja en el suelo y me toma de la mano.

-Ya llegamos, muñeca. Antes que nada, debo decir que no es una súper y gran sorpresa. Este es un lugar especial, cuando mis padres adoptivos murieron, este lugar fue mi refugio, siempre venía aquí a odiar a todo el mundo, a Dios por quitarme siempre lo que amaba.

Mi corazón duele ante las palabras de James, que suelta mi mano y luego siento que quita la venda de mis ojos. Jadeo ante el hermoso paisaje que se extiende ante mí. Oh, Santo Carajo, esto están hermoso... Jamás había visto semejante hermosura de la naturaleza. Mis ojos se encuentran abiertos, mucho, fascinados, observando cada detalle. No puedo creer que este viendo algo tan hermoso... con James. Luego, reparó en donde estamos. Una azotea, convertida en un jardín, con miles de magaritas... esto es tan... hermoso que me quedo sin habla.

-¿Te gusta?

-Me encanta.— digo, aún en shock.

-Me alegra, porque a mí también.

James se voltea y luego, viene pero en sus manos trae una botella de Jack Daniel's. James bebe y deja que el licor le queme la garganta. No hace mueca, está tan acostumbrado a ese sabor.

-Lo siento, no puedo estar aquí sin esto.—  Dice.

-Todo es parte del paisaje.

James se ve realmente guapo y sexy con esa botella. Este lugar le trae malos recuerdos, pero a pesar de eso, me ha traído aquí. Le quitó a James la botella y tomo un trago. Sin importar el sabor y lo fuerte que es, sigo bebiendo. De pronto, James tiene otra botella entre sus manos y un cigarro. Fuma y bebe. Camino y me siento en el muro, mirando hacia abajo, mis pies cuelgan y veo la gente pasar por debajo de ellos. James me acompaña. Me recuesto en el hombro de James y observamos el paisaje y bebemos. El humo que James expulsa por su nariz se eleva. Tomo mi cámara y empiezo a tomar fotografías, del humo en el paisaje, de James fumando. De pronto, me levanto y me paro en medio de la azotea.

-James, ven aquí.

James se levanta, con la botella en su mano izquierda y en la derecha, otro cigarro. De pronto, empezamos a saltar, a reír juntos, los efectos del alcohol empiezan a dar efectos en ambos. Me quito la camiseta y la elevó, la giro y saltó. James toma de su botella, extiende sus manos y gira, haciendo que el whisky caiga en mi piel expuesta y en algunas margaritas. De pronto, me encuentro dando una calada al cigarro y tomando de la botella. James se ha quitado su camiseta, mostrándome su hermoso torso y tatuajes. James me toma de la cintura y me eleva, giramos juntos. El alcohol cae en su cuerpo, y cuando me baja, empiezo a lamer cada parte de él. Sin pensarlo dos veces, me quito mis pantalones y bailó sólo en ropa interior. Los dos estamos iguales. Me acabo la botella al igual que el cigarro. Diviso una caja donde hay varias botellas y voy por una. James y yo disfrutamos y le bailamos al paisaje. Bebemos hasta decir ya no. De tan agotados que nos encontramos, nos tiramos sobre la zona donde hay tierra y muchas margaritas. Acostados sobre ellas, en ropa interior, solo mirando el cielo y como empieza a oscurecer.

-Gracias por estar aquí conmigo, Arabella. Hoy... hoy murió ella.— James arrastra las palabras.

Estamos acostados, nuestros brazos rozando. Lo miro y sus ojos verdes se encuentran cansados y tristes, pero a la vez, felices.

Touching Your Dark SoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora